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   Vol. 70/No. 2           16 de enero de 2006  
 
 
Afán de ganancias de los patrones
mata a mineros en Virginia del Oeste
Mueren 12 de los 13 obreros atrapados tras explosion
(portada)
 
POR RYAN SCOTT
Y MARTY RESSLER
 
TALLMANSVILLE, Virginia del Oeste, 4 de enero— En las tempranas horas de la mañana se confirmó la muerte de 12 obreros de la mina Sago en este pueblo. Sobrevivió un minero, Randal McCloy hijo, de 27 años de edad, quien ahora se encuentra hospitalizado en estado crítico. Los 13 mineros quedaron atrapados unos 80 metros debajo de la superficie tras una explosión que ocurrió dos días antes cuando entraban a la mina para empezar su turno.

La mina, que no está sindicalizada, es propiedad de la empresa International Coal Group (ICG) y tiene un largo historial de violaciones de normas de seguridad, habiendo recibido 273 citaciones durante los últimos dos años: de éstas, 208 en 2005, según la Administración de Seguridad y Salud en las Minas (MSHA). La compañía fue citada por derrumbes de techo, refuerzos inadecuados de techos y acumulaciones peligrosas de polvo de carbón.

“Las condiciones de seguridad tienen que estar en manos de los trabajadores”, comentó Ed Lipscond, un camionero de larga distancia de Flemington, Virginia del Oeste, frente a la mina Sago. “Dadas las multas que recibió la compañía, no entiendo por qué no cerraron la mina. Ahí tengo a cuatro amigos míos, y vine a apoyarlos a ellos y a mi comunidad. Estos son los empleos que por acá ofrecen los mejores sueldos. No puedes mantener a tu familia con 6 dólares la hora. Cuando no hay sindicato y te defiendes, se deshacen de ti. Necesitamos unirnos con un sindicato que nos apoye y que abogue por nosotros”.

Los funcionarios de la compañía y del gobierno abusaron aún más de los familiares de los mineros cuando corrió la voz de que, por un “milagro”, 12 de los 13 mineros atrapados habían sido hallados con vida. La prensa nacional inmediatamente difundió esta información errónea, que apareció en titulares de primera plana. Pero el “milagro” era una mentira. Tres horas después el principal ejecutivo de la ICG, Ben Hatfield, dijo a los familiares, “Hubo un problema de comunicación…y uno solo sobrevivió”, relató John Groves, cuyo hermano Jerry fue uno de los fallecidos.

“Nos dijeron que nuestros seres queridos saldrían en una hora y que llegarían acá”, dijo a la prensa Ann Meredith, cuyo padre murió en el accidente. “Esta mina es inservible. Deberían cerrarla”.

Antes de hacer el anuncio, para protegerse de la anticipada furia, los funcionarios de la compañía se aseguraron de apostar a policías estatales y un equipo antimotines al lado de la iglesia donde estaban congregados los familiares.

El dueño de la mina Sago, que tiene 145 empleados, era la Anker West Virginia Mining Company hasta noviembre pasado, cuando la ICG completó su compra. En 2004 la tasa de lesiones en esta mina fue tres veces mayor que en otras minas subterráneas de tamaño similar, según el Charleston Gazette.

Después de sus inspecciones más recientes entre octubre y diciembre, la MSHA emitió 46 citaciones por violaciones de seguridad. Tras la explosión en la mina Sago, Eugene Kitts, vicepresidente para minería de la empresa, insistió en que todas estas citaciones eran menores. “Las resolvimos”, dijo al Washington Post. Pero 18 de estas violaciones fueron catalogadas como “significativas y sustanciales”. Citaron a la compañía por insuficiente protección contra derrumbes de techo e insuficiente ventilación para evitar la acumulación de gases tóxicos. Durante los últimos seis meses de 2005, la mina Sago reportó una docena de derrumbes de techo, según los documentos de la MSHA.

En la extracción del carbón, a menudo se emite gas metano. La única manera de evitar una acumulación fatal de gas es la ventilación constante de la mina. El metano puede ser ventilado o succionado de la mina. Se deben realizar frecuentes “chequeos de metano”.

En 2001, cuando 13 mineros murieron en dos explosiones en una mina de la Jim Walters Resources en Brookwood, Alabama, el presidente del sindicato minero UMWA, Cecil Roberts, dijo que según la información que tenía el sindicato, el primer estallido ocurrió cuando un derrumbe de techo golpeó un cargador de batería, provocando una chispa que hizo que detonara el metano.

En 2005 el conjunto de las multas impuestas a los dueños de la mina Sago sumó poco más de 24 mil dólares, de lo cual la compañía pagó 14 500 dólares.

A nivel nacional, 149 mineros perecieron en minas de carbón entre 2001 y 2005, de los cuales 22 murieron el año pasado. Además, entre enero y septiembre de 2005, casi 3 800 mineros sufrieron lesiones en el trabajo, 470 de los cuales eran mineros contratistas.

No hay minas sindicalizadas en el condado Upshur donde está la Sago. La ICG tiene otras dos minas en la zona, Spruce y Sycamore número 2. En su sitio web la ICG se jacta de tener minas “libres de sindicatos”.

“Toda esa zona antes estaba sindicalizada”, dijo Wally Hood, miembro del Local 1949 en Morgantown, Virginia del Oeste. “Luego el sindicato fue aceptando contratos con más concesiones, lo cual debilitó a los obreros y al sindicato. Cerraron las minas en 1986”.

A principios de los años 80, la mina Sago era propiedad de la empresa Badger Coal y estaba sindicalizada por el UMWA.

“Si hubiera sido una mina sindicalizada, esto jamás hubiera ocurrido”, dijo Earl Casto, un ex minero cuyo primo Junior Hamner murió en la mina Sago, al ser entrevistado por la ABC News. “Esto debe hacer que todos los mineros del carbón abran los ojos”.

Ryan Scott es un minero del carbón en el condado Greene en Pennsylvania. Brian Williams contribuyó a este artículo.  
 
 
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