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   Vol. 70/No. 17           1 de mayo de 2006  
 
 
No a despidos de trabajadores inmigrantes
(editorial)
 
Tras las masivas manifestaciones por todo Estados Unidos a favor de la residencia legal para los inmigrantes indocumentados, los patrones en unos cuantos casos han despedido a empleados que faltaron al trabajo para participar en las protestas. Los trabajadores no se han dejado intimidar y han luchado por ser restituidos a sus empleos, apuntando victorias para el movimiento obrero. Ellos merecen el apoyo de todo el pueblo trabajador.

Desde obreros de la carne en Detroit hasta pintores en Monroe, Washington, y obreros de una fábrica de piezas de automóvil en Chicago, decenas de trabajadores despedidos han recuperado sus empleos. Otros siguen luchando por ser restituidos.

Sus luchas, que forman parte de la lucha más amplia por la amnistía y la residencia permanente para los indocumentados, no es un “asunto latino” o un “asunto de inmigrantes”. Más bien, es una lucha que fortalece a todo el pueblo trabajador, tanto los nacidos en Estados Unidos como los nacidos en el exterior. Los patrones dependen de la mano de obra inmigrante. Usan a sus policías y su sistema legal para mantener como parias a un sector de la clase trabajadora a fin de fomentar divisiones entre los trabajadores y como fuente de superganancias.

Las protestas recientes, cuyo tamaño y alcance sorprendieron a la clase patronal, demostraron la creciente confianza de millones de trabajadores nacidos en el exterior. Para socavar su impacto, los patrones continuarán usando a los inmigrantes como chivos expiatorios, culpándolos por el desempleo y otros males sociales causados por el sistema capitalista de ganancias. Los voceros de la clase gobernante que se hacen pasar de “amigos del inmigrante” advierten a los trabajadores inmigrantes de que “no enemisten a los americanos” y les aconsejan que se queden calladitos y que confíen en el Partido Demócrata, en las cortes y en una “reforma migratoria”.

Pero las protestas recientes —las manifestaciones obreras más grandes en Estados Unidos en muchas décadas— muestran la fuerza potencial del pueblo trabajador. Han impactado a millones de trabajadores y agricultores nacidos en Estados Unidos, reforzando su propia disposición de luchar y debilitando los prejuicios contra los inmigrantes. Estas protestas por los derechos de los inmigrantes no son un fenómeno aislado. Se enmarcan en la resistencia del pueblo trabajador en Estados Unidos contra los ataques patronales contra nuestros salarios, condiciones de trabajo y dignidad.

Todos los que apoyan la residencia legal para los indocumentados deben sumarse a las próximas manifestaciones por los derechos de los inmigrantes, incluidas las del 29 de abril al 1 de mayo. Muchos trabajadores faltarán al trabajo o a la escuela el Primero de Mayo. Sin embargo, es importante reconocer que la mayoría de los organizadores de las movilizaciones anteriores, incluidos algunos sindicatos, no respaldan el boicot del 1 de mayo. Cualquier convocatoria a un paro generalizado no está basado en un movimiento obrero de masas, la única fuerza capaz de frenar a los patrones, quienes ahora estarán mejor preparados para tratar de despedir a trabajadores que se ausenten de sus empleos el Primero de Mayo.

Algunos patrones advierten que ahora van a revisar los documentos de los trabajadores que participen en estas manifestaciones para constatar que no son “ilegales”. Es la misma táctica que han usado los dueños de la C.W. Mining contra los mineros del carbón que han luchado por sindicalizar la mina Co-Op en Utah central. En vísperas de una votación sobre la representación sindical, la compañía despidió a decenas de mineros so pretexto de que no tenían los documentos correctos. Aún se espera la decisión final de la Junta Nacional de Relaciones Laborales sobre el despido ilegal de estos mineros por sus actividades de sindicalización.

Todos los trabajadores debemos apoyar a los que están siendo acosados por los patrones por unirse a las protestas por los derechos de los inmigrantes. Está en juego el futuro del movimiento obrero.
 
 
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