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   Vol. 70/No. 30           14 de agosto de 2006  
 
 
Victoria para los derechos políticos
(editorial)
 
Se ha obtenido una victoria importante para la clase trabajadora y el movimiento obrero con el desafío al “juramento de lealtad” por parte de la campaña del Partido Socialista de los Trabajadores en Pennsylvania. El Fiscal General del estado informó el 25 de julio a los funcionarios electorales de Pennsylvania “que descontinúen el uso del juramento” que exige que todos los candidatos declaren que no son “una persona subversiva”.

Desde 1951, cuando se aprobó la Ley de Lealtad de Pennsylvania, este juramento reaccionario ha sido un peligro para los derechos políticos de todo trabajador, para el movimiento sindical y para los que defienden el derecho a la libre expresión. El fin del juramento de lealtad es una victoria para los trabajadores militantes que luchan para organizar y reforzar sus sindicatos. Elimina un obstáculo a la actividad política de candidatos, como los del Partido Socialista de los Trabajadores, quienes abogan por un cambio revolucionario: quitar el poder a las adineradas familias capitalistas en Estados Unidos y establecer un gobierno de trabajadores y agricultores.

La exitosa campaña durante al año pasado por los candidatos del PST retó política y legalmente al juramento y ayudó a explicar lo que estaba en juego en esta lucha.

El vocero del Fiscal General William Frederiksen dijo al Militante que la decisión de la Corte Suprema en 1974 en el caso Parido Comunista de Indiana vs. Whitcomb, la cual declaró que el juramento era inconstitucional, era “bien clara”. Pero aparentemente no lo suficientemente clara como para evitar que la clase dominante del estado y sus representantes en el gobierno siguieran demandando su uso por 32 años más.

¿Porqué siguieron usándolo? No como un vestigio anacrónico del pasado, sino en reserva para el mundo de hoy, cuando los gobernantes se preparan para confrontar no sólo la resistencia de los sindicatos sino la oposición política independiente de la clase trabajadora a los ataques contra nuestros salarios y condiciones de trabajo a la vez que realizan sus guerras imperialistas en el extranjero.

La clase patronal ahora cuenta con una arma menos en su arsenal político. Esta victoria demuestra que se pueden dar golpes exitosos en contra de los esfuerzos de los capitalistas para minar los derechos del pueblo trabajador—desde la organización de sindicatos a la movilización de oposición en contra de las recientes leyes anti-inmigrantes en Hazleton, Pennsylvania, y otras ciudades.
 
 
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