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   Vol. 70/No. 43           13 de noviembre de 2006  
 
 
Generales cubano-chinos: 'La revolución fue la
principal medida contra la discriminación'
(portada)
 
POR MARTÍN KOPPEL
Y DAVID ARGÜELLO
 
LA HABANA—Dirigiéndose a un centenar de estudiantes en una escuela secundaria en Habana Vieja, el general Moisés Sío Wong relató cómo, al cursar estudios aquí, se había incorporado a la lucha revolucionaria para derrocar a la dictadura de Batista. El y otros estudiantes organizaron protestas dirigidas por el Movimiento 26 de Julio, y más adelante se integró al Ejército Rebelde en la Sierra Maestra.

Después del triunfo revolucionario de enero de 1959, dijo Sío Wong al público, se acercó al comandante del Ejército Rebelde Ernesto Che Guevara. “Le dije, ‘Bueno, Che, ya se acabó la guerra. Yo quiero volver a la escuela y ser ingeniero eléctrico’. El Che me contestó: ‘¿Te vas a ir ahora? Vos sos un comemierda. ¡Ahora es que empezó la revolución!’ ”

Sío Wong dijo que este episodio, que lo impactó profundamente, se narra en Nuestra historia aún se está escribiendo: La historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana. Los tres autores —los generales Armando Choy, Gustavo Chui y Sío Wong— hablaron en la actividad que tuvo lugar 24 de octubre, junto con Iraida Aguirrechu, encargada de política actual de Editora Política, la casa editorial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y Mary-Alice Waters, editora del libro y presidenta de la editorial Pathfinder.

En Nuestra historia aún se está escribiendo, Choy, Chiu y Sío Wong relatan cómo, siendo jóvenes rebeldes de ascendencia china, se sumaron a la guerra revolucionaria que tumbó a la dictadura apoyada por Washington y que abrió paso a la primera revolución socialista en América. Durante toda una vida de actividad revolucionaria, cada uno llegó a ser general en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y hoy día siguen ocupando importantes responsabilidades directivas.

Choy organiza el grupo de trabajo responsable de la transformación de la infraestructura del puerto de La Habana y del saneamiento de la bahía. Sío Wong, quien sigue en activo en las FAR, es presidente del Instituto Nacional de Reservas Estatales. Chui forma parte de la dirección nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.

El encuentro en La Habana fue una de las siete presentaciones que también se celebraron en tres ciudades orientales —Holguín, Bayamo y Santiago de Cuba— así como en Ciego de Avila, Quemado de Güines y Corralillo en la región central. En cada lugar las actividades fueron auspiciadas por la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) junto con el gobierno municipal y el Partido Comunista de Cuba (PCC) en la provincia.

La iniciativa del viaje a la región oriental del país provino de la ACRC, que en febrero había organizado siete presentaciones en La Habana y la región central de Cuba tras la Feria Internacional del Libro de La Habana, donde se lanzó el título.

Más de mil personas asistieron a los eventos. Entre los presentes había miembros de la Asociación de Combatientes, residentes cubano-chinos, estudiantes de secundaria y miembros de organizaciones de masas tales como la Federación de Mujeres Cubanas y los Comités de Defensa de la Revolución. Entre ellos también estaban el presidente y el vicepresidente del gobierno a nivel provincial y municipal así como dirigentes del Partido Comunista de Cuba incluyendo el primer secretario del partido en cuatro de las provincias.

Como parte del recorrido por la isla, en cada lugar también se visitó museos y sitios que hacen resaltar la historia revolucionaria de Cuba. Se llevó a los invitados a ver logros recientes tales como un proyecto de viviendas nuevo y acogedor en Bayamo y un policlínico municipal reconstruido y ampliado en Corralillo que ahora brinda 18 servicios diagnósticos y de otros tipos para los cuales los residentes antes tenían que viajar a otras ciudades cercanas.

Durante el recorrido también se resaltó la herencia china de Cuba, desde la cena en el centro de la sociedad china en Ciego de Avila hasta una demostración de wushu (artes marciales) por parte de jóvenes de secundaria en La Habana.

El encuentro en La Habana se celebró en la Escuela Secundaria Básica Experimental José Martí, un centro especial que surgió de la revolución educacional que se desarrolla en Cuba. Los maestros, en su mayoría menores de 24 años, se forman en un programa emergente de pedagogía. Las clases tienen un máximo de 15 alumnos por maestro, y se organizan de forma que los maestros puedan brindar una atención más personalizada a los estudiantes, que tienen entre 12 y 15 años y muchos de los cuales viven en algunos de los barrios predominantemente obreros más pobres y hacinados de la ciudad.

En el mitin, Aguirrechu, quien presentó a cada uno de los oradores, señaló que Nuestra historia aún se está escribiendo es uno de más de 60 títulos de la editorial Pathfinder sobre la Revolución Cubana. Ella informó que la Editora Política ahora prepara una edición cubana del nuevo libro.

Aguirrechu presentó a Waters como editora del libro, presidenta de Pathfinder y miembro del Comité Político del Partido Socialista de los Trabajadores. También presentó a los demás integrantes del grupo de corresponsales del Militante: Martín Koppel, miembro del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores y uno de los entrevistadores de los protagonistas del libro; David Argüello, miembro de la Juventud Socialista y candidato al Congreso estadounidense por el Partido Socialista de los Trabajadores en San Diego; y Michel Dugré, obrero de la costura, miembro de la Liga Comunista en Canadá, y su candidato al consejo municipal de Toronto.

Con Nuestra historia aún se está escribiendo, dijo Waters, se ofrece a los trabajadores una introducción a la Revolución Cubana como “ejemplo práctico de cómo luchar, cómo vencer y, lo que es aún más importante, cómo organizarse para defender lo que hemos logrado”. Ella resaltó la respuesta positiva al libro en Estados Unidos, especialmente entre chinos y otros asiático-americanos, según se manifestó en una presentación de casi 200 personas el 9 de septiembre, auspiciada en el barrio chino de San Francisco por la Sociedad Histórica China de América.  
 
Mambises cubano-chinos
Chui dijo al joven público que los tres generales se habían incorporado de adolescentes al movimiento para derrocar a la tiranía batistiana. Fueron combatientes en el Ejército Rebelde, y luego cada uno de ellos cumplió misiones internacionalistas en Angola y otros países. Hoy día, dijo, se mantienen activos “no como veteranos, sino como combatientes”.

Instó a los estudiantes a que leyeran Nuestra historia aún se está escribiendo. “El esfuerzo y el sacrificio de todos los que han luchado por la independencia de Cuba no ha sido en vano”, dijo Chui. “Ustedes son nuestros sucesores para defender la soberanía de Cuba y nuestra revolución”.

Choy dijo al público, “Es importante que se conozca la historia de la participación de los chinos en nuestras guerras de independencia”. Señaló que en junio próximo se conmemora el aniversario 160 de la llegada de los primeros buques españoles que trajeron chinos a Cuba como trabajadores en servidumbre. “Vinieron realmente como esclavos”, dijo. Al rebelarse contra estas condiciones, miles de chinos engrosaron las filas de los mambises independentistas y adquirieron renombre por su lealtad y valentía.

Se calcula que unos 6 mil chinos pelearon en las guerras de liberación, pero se desconoce el número exacto, dijo Choy. No aparecen nombres chinos en los registros del ejército porque era común asumir apellidos españoles.

Choy también habló en Quemado de Güines y en Corralillo, pueblos en la provincia de Villa Clara, la región donde él se crió y se unió al movimiento revolucionario. El evento en Quemado de Güines aglutinó a 230 personas, una de las mayores concurrencias de los siete mítines. El subrayó que la zona se conocía por el papel destacado de los combatientes en la clandestinidad antibatistiana y, después del triunfo de la revolución, en las batallas victoriosas a principios de los años 60 que aplastaron a los contrarrevolucionarios que sembraban el terror en la sierra del Escambray.

Uno de los héroes revolucionarios de esa zona, explicó Choy, fue Delfín Sen Cedré, un trabajador de ascendencia china. A principios de 1961, cuando la dirección revolucionaria de Cuba lanzó una campaña de alfabetización de masas, decenas de miles de jóvenes se movilizaron al campo para enseñar a leer y escribir. También los sindicatos hicieron un llamado a sus miembros, y Sen Cedré fue uno de los muchos trabajadores que se ofrecieron a trabajar como alfabetizadores voluntarios en algunas de las zonas más peligrosas. Ese año fue asesinado por bandas contrarrevolucionarias apoyadas por Washington, las cuales atacaban a los alfabetizadores como parte de su campaña de terror en esa región.  
 
Cuba, China y Angola
Sío Wong habló en cinco de las presentaciones durante el recorrido de siete ciudades. En la actividad en Bayamo, recalcó que “la publicación de este libro es importante para divulgar la realidad de la Revolución Cubana, no solamente en Cuba sino en otros países”.

Comentó que hace poco había leído un artículo en el Militante sobre la comunidad china en Venezuela, y citó a una china venezolana que dijo que sabía que Cuba era el único país latinoamericano donde no se discrimina contra las personas de ascendencia china.

“La medida principal en Cuba contra la discriminación fue hacer la revolución socialista”, dijo.

También en China, dijo Sío Wong, hace falta que se conozca el ejemplo de la Revolución Cubana. Señaló que desde mediados de los años 60, cuando en China empezó lo que se denominaba la Revolución Cultural, hasta fines de los años 80 cuando implosionó el bloque soviético, fueron muy malas las relaciones entre La Habana y Beijing.

En los años 70, observó, asesores chinos entrenaron a las tropas proimperialistas de Zaire que agredían a Angola. Por otro lado, decenas de miles de voluntarios internacionalistas cubanos pelearon al lado del ejército angolano y derrotaron las invasiones de las fuerzas zairenses y del régimen del apartheid sudafricano, lo cual se relata en el libro. Explicó que en 1976 las fuerzas angolanas y cubanas capturaron a soldado zairenses junto con unos asesores chinos, así como armas de fabricación china.

En esa época “había mucha influencia de los chinos en toda Africa”, inclusive en el ejército angolano, dijo. Cuando un oficial angolano lo saludó como “camarada chino”, Sío Wong le aclaró, “Soy un camarada chino de Fidel Castro, no de Mao Zedong”.

Durante 25 años se publicó muy poco en China sobre Cuba y viceversa. Cuando empezaron a mejorar las relaciones entre los dos países, Sío Wong encabezó en 1989 la primera delegación cubana de alto nivel a China. Le describió al público el desconocimiento generalizado de la Revolución Cubana entre los chinos excepto un puñado de personas de su generación, que se remontaban a los primeros años de la revolución.

Por eso es importante que Nuestra historia aún se está escribiendo ahora se esté traduciendo al chino para una edición en ese país, dijo Sío Wong.

“Además, en los Estados Unidos y Canadá hay cientos de miles de chinos, y ahora podrán leer esta historia”.

Sío Wong subrayó el significado de los libros publicados por la Pathfinder y de los comunistas que los venden y distribuyen en Estados Unidos. “Ellos están haciendo esta labor en las entrañas del monstruo, del imperialismo. Los considero luchadores y compañeros”.

“El gobierno norteamericano habla de una ‘transición’ en Cuba. Bueno, aquí está la transición”, dijo Sío Wong en el mitin en Bayamo. Indicó al público, que abarcaba múltiples generaciones desde combatientes revolucionarios de muchos años hasta jóvenes de secundaria. “La transición que estamos haciendo es hacia más socialismo”, dijo ante los aplausos de los presentes.

Después de la presentación en Bayamo, varios estudiantes de la escuela secundaria militar fueron a hojear los libros de Pathfinder en exposición. “No conocía mucho sobre la historia de los chinos en Cuba”, dijo Julio Miyares Hechavarría, de 17 años.

Su compañero de estudios Juan Alberto Pérez Espinoza, también de 17 años, ofreció un comentario sobre la insistencia de Washington en una “transición” en Cuba. “¿Transición?” dijo con desdén. “Que hagan la transición en Estados Unidos, que ahí la necesitan”.
 
 
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