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   Vol. 70/No. 44           20 de noviembre de 2006  
 
 
Cómo maldirigentes sindicales encabezaron
campaña sobre amenaza del ‘peligro amarillo’
(articulo especial)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
A principios del siglo 20, la clase dominante capitalista de Estados Unidos, con miras a mantener dividida a la clase trabajadora, promovió una campaña racista y antiinmigrante, que en particular hizo blanco de obreros chinos, japoneses y otros de procedencia asiática. Los dirigentes del movimiento obrero, incluida el ala derecha del Partido Socialista (PS) y la cúpula de la Federación Americana del Trabajo (AFL), promovieron ese chovinismo antiobrero. Tildaban a esos trabajadores de “rompehuelgas”, atizando prejuicios contra lo que la prensa capitalista llamaba la amenaza “del peligro amarillo”.

Una minoría en la dirección del movimiento obrero en ese entonces tomó una posición internacionalista. Abarcó al dirigente del PS Eugene Debs y al joven Partido Comunista en la década de 1920. Ellos trataban a los trabajadores inmigrantes como compañeros de lucha y abogaban por su sindicalización como la única vía eficaz de combatir la táctica patronal de “divide y vencerás”.

A mediados de la década de 1870, en condiciones de depresión económica, el Partido de los Trabajadores (Workingmen’s Party) de California cayó en la trampa patronal. A la vez que decía tener una perspectiva socialista, hacía campaña bajo el lema “Que se vayan los chinos”. Mientras la clase patronal culpaba a los asiáticos de la crisis económica, el PT participaba en pogromos contra chinos en California y otras partes del oeste donde los inmigrantes chinos eran una gran parte de la fuerza laboral. Tres días de disturbios racistas en San Francisco en julio de 1877 culminaron con 22 obreros chinos muertos y gran parte de su propiedad y casas destruidas.  
 
Primera restricción de inmigración
En 1882 el Congreso de EE.UU. aprobó la Ley de Exclusión China, primera ley federal de restricciones de inmigración. Siguió en vigor por seis décadas; las cuotas migratorias siguieron limitando la entrada de asiáticos hasta su suspensión en 1965.

La burocracia de la AFL buscó limitar la sindicalización a un sector de trabajadores relativamente privilegiados, la aristocracia obrera. Dando la espalda a la gran mayoría de trabajadores, promovieron sindicatos de oficios estrechos, usualmente solo para trabajadores blancos.

Bajo Samuel Gompers, su presidente desde fundarse en 1886 hasta 1924, la AFL condujo una campaña para excluir trabajadores chinos del país. En 1878, por ejemplo, Gompers denunció su presencia llamándolos “rompehuelgas chinos” y “una amenaza a nuestros oficios, la cual solo las leyes federales pueden remediar”.

En 1903, la Asociación Protectora Japonesa-Mexicana, un sindicato de 800 trabajadores agrícolas japoneses y 400 mexicanos, libró una huelga militante en Oxnard, California, contra la Contratista Agrícola Occidental. Después, cuando el sindicato solicitó ser parte de la AFL, Gompers rechazó la solicitud porque entre sus miembros había japoneses-americanos.

Terence Powderly, principal dirigente de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor), una importante organización sindical a finales del siglo 19, optó por un curso chovinista similar. En 1887, cuando se organizaron asambleas de chinos de los Caballeros del Trabajo, Powderly ordenó su disolución y declaró que ni chinos ni japoneses “eran aptos para vivir en Estados Unidos”.

Los principales dirigentes del PS de Estados Unidos promovían también restricciones migratorias. Presentaron una resolución al Congreso Mundial Socialista de 1907 en Stuttgart, Alemania, donde hicieron campaña contra la “importación deliberada de mano de obra extranjera barata, destinada a destruir las organizaciones obreras, reducir los niveles de vida de la clase trabajadora y retardar la realización del socialismo”. El dirigente del ala derecha del PS, Morris Hillquit, explicó que esos trabajadores eran una “reserva de rompehuelgas inconscientes”. Afirmó, “los trabajadores chinos y japoneses juegan ese papel hoy, como lo hace toda la raza amarilla en general”.

La resolución del PS, rechazada en el congreso, provocó la condena del dirigente bolchevique V.I. Lenin. “Este es el mismo espíritu aristocrático que uno encuentra entre trabajadores de países ‘civilizados’, quienes derivan ciertas ventajas de su posición privilegiada y están, por tanto, predispuestos a olvidar la necesidad de la solidaridad de clase internacional”, escribió Lenin después del congreso. En una carta en noviembre de 1915 a la Liga de Propaganda Socialista, una formación de ala izquierda dentro del PS de EE.UU., Lenin subrayó, “Uno no puede ser internacionalista y a la vez apoyar tales restricciones”.

Incluso Mother Jones, destacada luchadora obrera por los derechos de los mineros del carbón y del sindicato UMWA, respaldó la campaña antichinos de la cúpula sindical. En un discurso dado en el congreso de septiembre de 1921 del UMWA, de forma entusiasta habló de cómo en décadas pasadas la dirección sindical hizo “que el gobierno en Washington fuera a parar a los chinos que venían a invadir el movimiento obrero americano”. Luego explicó cómo ella había participado en esa campaña.

Desde que se eliminaron las cuotas migratorias hace 40 años, se ha visto una ola de inmigración a Estados Unidos sin precedentes, especialmente de Asia, Latinoamérica y Africa. Esto ha contribuido a fortalecer a la clase obrera y a romper las divisiones raciales que los gobernantes capitalistas constantemente tratan de inculcar a la clase trabajadora.
 
 
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