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Vol. 71/No. 14      9 de abril de 2007

 
¡No a las sanciones contra Irán!
(editorial)
 
La aplicación de nuevas sanciones contra Irán por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es un ataque contra la soberanía de esa nación que debe ser condenado. Sienta las bases para más agresiones imperialistas, demostrado en la disputa sobre los 15 marinos británicos capturados por fuerzas iraníes.

Washington y sus aliados exigen que el gobierno iraní cese su programa de enriquecimiento de uranio, alegando que lo usará para producir armas nucleares. Teherán dice que desarrolla la energía nuclear con fines pacíficos: para responder a las necesidades energéticas del país.

Irán es una nación semicolonial. Enfrenta una larga historia de dominación por parte de Londres, Washington y otras potencias imperialistas que han saqueado sus riquezas y obstruido su desarrollo. Los trabajadores y campesinos en Irán han librado luchas para librarse de ese yugo, de las cuales un punto álgido fue la revolución de 1979, que tumbó a la monarquía del sha y afectaron los intereses imperialistas en el Medio Oriente.

En el mundo de hoy existe una enorme brecha en las condiciones de vida entre los mundos imperialista y semicolonial. Un tercio de la humanidad no tiene acceso a la electricidad. Irán, si bien es un importante productor de petróleo, no tiene suficiente capacidad de refinación e importa el 43 por ciento de su gasolina, una consecuencia del legado imperialista. Irán tiene derecho a desarrollar la energía nuclear como vía para ampliar la electrificación del país, lo cual es esencial para el desarrollo de la industria y agricultura modernas.

Los trabajadores de todo el mundo debemos defender el derecho de Irán a desarrollar su energía nuclear.

Los gobernantes de Estados Unidos pretenden, mediante presiones económicas y militares, imponer en Irán un gobierno sometido al imperialismo y lograr un mayor control del Medio Oriente y de sus recursos naturales. Sin embargo, no pueden proclamar abiertamente estos objetivos. Entonces se presentan como paladines de la paz mundial. Pero es una mentira. Washington es la principal potencia nuclear y guerrerista.

Lo que presenciamos hoy día es el comienzo de una guerra por parte de Washington y otras potencias capitalistas que va a durar décadas.

Las guerras imperialistas tienen su contrapartida en la ofensiva de los patrones contra el pueblo trabajador en Estados Unidos: desde las redadas de fábricas y deportaciones de trabajadores inmigrantes hasta el incremento de las actividades de espionaje y acoso por la policía en nombre de la “seguridad del territorio nativo”.

En su ofensiva contra Irán, los gobernantes norteamericanos están más unidos que en su guerra contra Iraq. Si bien no hay una voz importante entre los círculos dominantes que ofrezca una verdadera alternativa a la política de la administración Bush en Iraq, los capitalistas sí tienen discrepancias tácticas sobre cómo perseguir esa guerra. En cambio, respecto a Irán, los demócratas muchas veces critican a la Casa Blanca desde una postura más belicosa, aseverando que la administración debe tomar medidas más fuertes para someter a Teherán.

Ante esta trayectoria guerrerista de los partidos gemelos del imperialismo norteamericano, los trabajadores y los jóvenes debemos exigir: ¡Levanten las sanciones contra Irán! ¡Regresen a casa ya a todas las tropas de Iraq, Afganistán, Corea y demás países! Ni un centavo, ni un hombre o mujer, para la máquina bélica de Estados Unidos!
 
 
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