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Vol. 71/No. 36      1 de octubre de 2007

 
Casa Blanca: ‘reducción’ es parte
de presencia militar a largo plazo
(portada)
 
POR DOUG NELSON  
Tanto el presidente George Bush, como el general David Petraeus, comandante de las fuerzas norteamericanas en Iraq, y el embajador de Estados Unidos Ryan Crocker, han declarado en discursos recientes que para lograr las metas de Washington en Iraq se requerirá la presencia militar norteamericana a largo plazo. Los tres también han arreciado la presión sobre Siria, y más aún contra Irán, declarando que sus gobiernos son un gran problema para los intereses estadounidenses en Iraq y el Medio Oriente.

En un discurso el 13 de septiembre, Bush respaldó la recomendación que hizo Petraeus al Congreso de reducir la tropa norteamericana en Iraq al “nivel que tenía antes de haber sido incrementadas” —de 20 a 15 brigadas— en los próximos nueve meses.

Petraeus dijo basar su recomendación en el progreso que la fuerza norteamericana y sus aliados han logrado en el terreno para debilitar a al-Qaeda.

Desde que Washington inició en enero la escalada más grande de la guerra desde la invasión en 2003, un número creciente de facciones tribales suníes se han aliado a las fuerzas de ocupación para luchar contra al-Qaeda. Ha crecido el odio contra al-Qaeda debido a su brutalidad contra todo tipo de civiles. Junto al trastorno del comercio, esto ha llevado a que muchas facciones burguesas que antes estaban aliadas, o por lo menos toleraban a al-Qaeda, ahora lo consideren su problema más inmediato.

Esta oportunidad que Washington no podía haber anticipado hizo que el ejército de ocupación redefiniera a sus aliados y ajustara sus tácticas. Petraeus calificó este desarrollo como “el más importante de los últimos ocho meses”.

El ejército norteamericano ha estado reclutando y asistiendo a estas fuerzas de manera creciente. Muchas de ellas antes estaban luchando contra la ocupación. Consecuentemente, en las provincias ha crecido la influencia de un número de líderes tribales suníes, a medida que logran expulsar a al-Qaeda.

La competencia en Iraq por el poder y los recursos entre las capas ricas continúa agudamente dividida sobre bases nacionales, tribales y religiosas, lo que fomenta un proceso de creciente autonomía regional en el país. Dos terceras partes de la población de Iraq pertenecen a una de 150 tribus.

Petraeus describió cómo las “milicias extremistas chiítas”, que según él cuentan con el poyo de Irán, han sido blanco de las fuerzas terrestres norteamericanas. Acusó a las fuerzas Qods del Cuerpo de Guardias Republicanas de Irán de suplir armas y entrenar a las milicias chiítas en Iraq.  
 
 
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