El Militante (logo)  

Vol. 72/No. 11      17 de marzo de 2008

 
‘Compartimos la voluntad de
emular el ejemplo de Cuba’
Presentación de ‘Cuba y la revolución
norteamericana que viene’ por la editora
Mary-Alice Waters en feria del libro en La Habana
(especial)
 
A continuación publicamos las palabras de Mary-Alice Waters, presidenta de la editorial Pathfinder, en la presentación de Cuba y la revolución norteamericana que viene, por Jack Barnes, que se celebró el 21 de febrero el la Feria Internacional del Libro de La Habana. Se dieron además presentaciones del libro el 27 de febrero en la Universidad de La Habana y el 28 de febrero en una actividad auspicada por la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ver artículo de la portada).

Waters estuvo a cargo de la edición de Cuba y la revolución norteamericana que viene y escribió el prólogo de la nueva edición, publicada simultáneamente en octubre de 2007 por Pathfinder y la casa editora venezolana Monte Avila. Publicado por primera vez hace seis años, el libro relata la historia del impacto político que tuvo la Revolución Cubana sobre una generación de jóvenes en Estados Unidos a principios de los años 60, el papel que ocupó la revolución en el desarrollo del movimiento comunista en Estados Unidos, y su peso en la actual lucha de clases en Estados Unidos.

Le acompañaron a Waters en la tribuna José Ramón Fernandez, vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, y el general Moisés Sío Wong, presidente del Instituto Nacional de Reservas Estatales y de la Asociación de Amistad Cubano-China.

La presentación se reproduce con autorización. Copyright © Pathfinder Press 2008. Las notas y los subtítulos son del Militante.
 

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POR MARY-ALICE WATERS  
El libro que la editorial Pathfinder presenta aquí hoy nació con la victoria en Playa Girón1, la primera derrota militar para Washington en América.

En los días históricos de abril de 1961, el autor, Jack Barnes, era estudiante en una universidad en el estado de Minnesota, donde él y otros estudiantes—y yo me incluyo entre los que fueron ganados entonces a esta batalla—organizaron lo que por un tiempo fue el mayor grupo universitario en Estados Unidos del Comité por un Trato Justo a Cuba. Algunos de los que están aquí presentes ya saben de la importante labor en Norteamérica del Comité por un Trato Justo a Cuba durante los primeros años de la revolución. Otros de ustedes, especialmente entre las generaciones más jóvenes, se van a enterar de esto por primera vez al ir leyendo las páginas del libro.

Jack Barnes hoy es secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores en Estados Unidos. El describe aquí la batalla política—la batalla de ideas, y a veces las batallas físicas—que librábamos noche y día dentro de Estados Unidos, en los meses antes y durante la invasión mercenaria a Cuba, una invasión que el mundo entero sabía que se avecinaba.

El describe cómo nos empeñamos en combatir las mentiras sobre la Revolución Cubana propagadas por el gobierno norteamericano y los medios de difusión. Describe cómo nosotros, siendo jóvenes de disposición revolucionaria cuyo entusiasmo y energía se veían igualados solo por nuestra inexperiencia, aprendimos de trabajadores que eran veteranos de muchos años de batallas de clases en Estados Unidos. El describe cómo estos trabajadores, miembros del Partido Socialista de los Trabajadores, compartieron nuestro entusiasmo y voluntad de emular el ejemplo de nuestros compañeros cubanos y de luchar hombro a hombro con ustedes para impedir que el gobierno norteamericano aplastara la primera revolución socialista en nuestro hemisferio.

El describe cómo en el transcurso de estas batallas, nosotros también nos transformamos … para toda la vida.
 

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Aunque el punto de partida de este libro es la victoria de Playa Girón,1 no se trata principalmente de un libro sobre Cuba. Como explica la contraportada, es un libro

sobre las luchas del pueblo trabajador en el corazón del imperialismo, sobre los jóvenes que se ven atraídos a estas luchas y sobre el ejemplo ofrecido por el pueblo de Cuba, de que la revolución no solo es necesaria… se puede hacer. Trata sobre la lucha de clases en Estados Unidos, donde hoy día las fuerzas gobernantes descartan las capacidades políticas y el potencial revolucionario de los trabajadores y agricultores de forma tan rotunda como descartaron los del pueblo trabajador cubano. Y de forma igualmente errada.

Probablemente haya algunas personas aquí presentes que dudan de que hay o de que jamás habrá una “revolución norteamericana que viene”. Una revolución socialista profundamente popular, la única digna del nombre. Esa es la cuestión que aborda este libro.

Hace tres meses los responsables de la Feria Internacional del Libro de Venezuela organizaron un debate precisamente sobre esta cuestión. “Estados Unidos: una revolución posible” fue el tema de ese evento cultural, donde más de 20 panelistas de Estados Unidos—yo incluida—, todos activos en diversas luchas sociales y partidos políticos, participamos en un foro de cinco días que debatió sobre este tema. Entre los panelistas había algunos que sí argumentaron que jamás ha habido y jamás habrá una revolución en Estados Unidos. Argumentaron que el pueblo trabajador ahí está demasiado cómodo, que tienen un nivel de vida demasiado alto, que pueden comprar todo lo que quieran con una tarjeta de crédito, que no conocen el hambre, y que no pueden pensar por cuenta propia porque los medios de difusión les meten tantas mentiras en la cabeza.  
 
Caricatura versus realidad
Esta caricatura —tan alejada de la realidad de la vida de la mayoría del pueblo trabajador en Estados Unidos— fue rebatida enérgicamente por otros participantes del foro. Nosotros señalamos que los salarios reales siguen bajando para la gran mayoría de los trabajadores: que, como promedio, están por debajo de lo que eran hace 35 años. Mientras tanto, la intensificación brutal del trabajo —la velocidad asesina, literalmente, de las líneas de producción—, la prolongación de la jornada laboral, la falta de cuidado médico y otros servicios sociales, los recortes a los beneficios por desempleo y a las pensiones de los jubilados, el hecho que cuatro de cada 10 trabajadores en las industrias privadas no reciben licencia por enfermedad y que el 25 por ciento no reciben vacaciones remuneradas, la falta de viviendas asequibles para los trabajadores: todas estas son realidades cotidianas que explican la voluntad cada vez mayor de una vanguardia aún pequeña pero creciente de trabajadores para encontrar formas eficaces de resistir.

La expresión más notable de esto —aunque de ninguna manera es la única— han sido las movilizaciones masivas de millones de trabajadores en los dos últimos Primeros de Mayo. Estas movilizaciones fueron dirigidas por trabajadores inmigrantes, sobre todo de México y Centroamérica, en su mayoría sin documentos que el gobierno norteamericano acepte como válidos. A pesar de ser vulnerables, se tomaron las calles en muchas ciudades y pueblos, tanto grandes como pequeños, por todo el país, levantando la bandera que decía, “Somos trabajadores, no criminales” y que exigía, “Legalización ya”.

Lo importante es que éste no es un movimiento solo de trabajadores inmigrantes. Es el comienzo de una verdadera vanguardia obrera. La lucha para convencer a la mayoría del pueblo trabajador en Estados Unidos a que apoye y luche por la legalización de los trabajadores que los patrones llaman “indocumentados”, a que impida que los patrones usen esta cuestión para dividir y debilitar a la clase trabajadora, especialmente a medida que se acelera la crisis económica, es la batalla política más importante hoy día en Estados Unidos. Es una batalla que tenemos mejores probabilidades de ganar que cuando se libraron las últimas grandes batallas de organización de la clase trabajadora en Estados Unidos en los años 30.  
 
Crisis financiera del capitalismo
En los últimos cuantos meses, millones de personas han empezado a ver más claramente la profundidad y amplitud de la crisis financiera global cada vez más extensa que enfrenta el capitalismo. Es mucho más que un problema de si ha empezado o no una de las recesiones cíclicas del capitalismo. Lo que hemos visto hasta ahora es apenas la punta del iceberg creado por un proceso de colapso de un globo de deudas y la contracción del crédito. Nadie sabe, ni siquiera los propios capitalistas, qué tan grande es la crisis, ni cómo va a terminar.

Sin embargo, aún antes de que las repercusiones se sientan ampliamente entre la clase trabajadora en Estados Unidos, ya está desapareciendo el colchón protector. La mayoría de las familias ya cuentan con más de un asalariado. Millones de personas ya tienen más de un empleo, y aún así se hunden más y más en deudas. Y en los próximos dos años, otros millones de trabajadores se van a encontrar sin techo, cuando pierdan sus hogares por no pagar la hipoteca o simplemente por no poder pagar los aumentos de alquiler.

Aún sin hablar de las guerras sangrientas del imperialismo en Iraq, Afganistán y más allá, éste es el mundo en que vivimos. Por eso decimos que no solo es posible una revolución en Estados Unidos. Decimos que las luchas revolucionarias son inevitables. Al principio no las iniciarán las clases productivas, sino que se impondrán sobre nosotros por los ataques de las clases propietarias impulsadas por su crisis. Y nuestras luchas se verán entrelazadas como siempre con la resistencia y las luchas de otros productores oprimidos y explotados por todo el mundo.

Si bien todo esto es inevitable, lo que no es inevitable es el desenlace de estas luchas revolucionarias que vienen. Como ustedes saben tan bien aquí en Cuba, es ahí donde se vuelve decisiva la conciencia de clase, la claridad, organización, disciplina y calidad política de la dirección. Por eso lo que hacemos ahora, el tipo de partido que construimos ahora, tiene tanto peso.  
 
Dedicado a los Cinco Cubanos
Para terminar.

Cuba y la revolución norteamericana que viene está dedicado a “Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René: cinco productos ejemplares de la Revolución Cubana quienes hoy día, si bien contra su voluntad, sirven con honor en las primeras filas de la lucha de clases en Estados Unidos”.2

Para nosotros, esta dedicatoria no es simplemente una expresión de solidaridad y apoyo, por más vital que sea. No tiene nada de simbólico.

Como ustedes saben muy bien, hay más de dos millones de hombres y mujeres entre rejas en Estados Unidos. Es el país con la mayor población carcelaria per cápita en el mundo. Con pocas excepciones son hijos e hijas, madres y padres, hermanos y hermanas de las clases trabajadoras, desproporcionadamente negros y latinos en su composición. Es ahí donde las vicisitudes de la lucha de clases han colocado a cada uno de los Cinco, y es ahí donde siguen actuando como los revolucionarios cubanos que son, llevando a cabo trabajo político comunista donde sea que se encuentren: esta vez, en el corazón mismo del imperialismo mundial.

Por los libros que ellos le piden a Pathfinder y por las cartas, los comentarios y las preguntas sobre la historia de la lucha de clases en Estados Unidos que ellos nos mandan, sabemos cuán amplios son sus intereses y las discusiones políticas que sostienen con otros presos. Para nosotros es un estímulo.

Para dar solo un ejemplo: son las preguntas penetrantes y persistentes de René sobre la historia de la opresión racista en Estados Unidos las que nos han llevado a preparar un libro muy necesario que vamos a publicar este año, titulado La liberación negra y la lucha por el poder obrero.

Ramón, después de leer la versión inicial de “1961: Año de la Educación”, el artículo principal de Cuba y la revolución norteamericana que viene, nos envió una carta expresando su aprecio. En el prólogo de esta nueva edición se cita su carta. Aunque había leído muchos libros y documentos sobre Playa Girón, comentó Ramón, fue solo al leer este artículo que se enteró por primera vez de “la influencia directa de la Revolución Cubana, su ejemplo y repercusión en el pueblo de Estados Unidos, y en la formación del movimiento revolucionario de izquierda”.

Esperamos que esto sea lo que también ustedes se lleven de este encuentro aquí. Como dijo Ramón, es una muestra de “que nuestros pueblos son hermano … e invencibles”.


1. Fue por Playa Girón que unos 1 500 mercenarios—armados, entrenados, apoyados y desplegados por Washington—invadieron Cuba en abril de 1961. La invasión, conocida en Estados Unidos por el nombre de Bahía de Cochinos, fue derrotada contundentemente por las milicias, la policía y las fuerzas armadas revolucionarias de Cuba en menos de 72 horas.
 
2. Los Cinco Cubanos—Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González—han estado presos en Estados Unidos desde 1998 bajo cargos fabricados que van desde conspiración para cometer espionaje hasta conspiración para cometer asesinato. Se encontraban en Estados Unidos para vigilar, a nombre del gobierno cubano, las actividades de organizaciones contrarrevolucionarias en el sur de Florida que tienen un historial de llevar a cabo asesinatos y acto de sabotaje contra el pueblo cubano.
 
 
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