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Vol. 72/No. 24      16 de junio de 2008

 
No tiene por qué morir un solo
obrero de la construcción
(declaracion de la campaña del pst)

Dedicamos este espacio editorial a la siguiente declaración emitida el 3 de junio por Martín Koppel, candidato al Congreso de Estados Unidos en el Distrito 3 de Nueva York por el Partido Socialista de los Trabajadores.

El desplome de la grúa en Manhattan el 30 de mayo, que mató a dos obreros de la construcción y dejó herido a uno, no fue ni “accidente” ni fue inevitable, según han declarado patrones en todas partes. El alcalde Michael Bloomberg afirmó desfachatadamente, “La construcción es un negocio peligroso y siempre van a haber muertes. No hay motivos para pensar que hay algo que pudiéramos haber hecho para impedirlo”. Eso es una mentira.

Apenas tres días más tarde, otro obrero más murió en Brooklyn tras caerse desde cuatro pisos de un andamio. Hasta la fecha han muerto 17 trabajadores en obras de construcción en Nueva York, y casi 100 desde 2005. A nivel nacional unos 1 200 obreros de la construcción mueren en el trabajo todos los años.

Estos trabajadores son víctimas del afán de lucro de los patrones. Los dueños de empresas de construcción están empeñados en aumentar al máximo su tajada del mercado de la construcción que sigue en pleno auge en Nueva York. Presionan a los obreros a que trabajen más rápido y bajo condiciones más peligrosas. Las ganancias, no la seguridad del pueblo trabajador o del público en general, es la prioridad de la clase capitalista, de su gobierno y de sus partidos gemelos.

Cuando estos desastres salen en las noticias, los políticos de los partidos Demócrata y Republicano graznan sobre la necesidad de más reglamentos e inspecciones estatales. De vez en cuando, multan a un patrón, cierran brevemente un centro de trabajo o mueven unos funcionarios de seguridad para que parezca que las autoridades están tomando acción. Pero las agencias de seguridad del gobierno están subordinadas a los intereses patronales. Las multas irrisorias que pagan los patrones son simplemente parte de su presupuesto.

Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores dicen: ¡No tiene por qué morir ni un solo trabajador de la construcción! El trabajo sí se puede realizar de manera segura: únicamente si los trabajadores se organizan en sindicatos, y si usan el poder sindical para hacer valer las normas de seguridad. Eso incluye el negarse a trabajar si las condiciones ponen en peligro la vida y la salud.

Hoy en Las Vegas obreros de la construcción sentaron un ejemplo al parar labores y cerrar el CityCenter de MGM Mirage y otro proyecto multimillonario. Los sindicalistas tomaron acción frente a un mortífero ritmo de trabajo que ha llevado a la muerte de 11 obreros de la construcción en Las Vegas en el último año y medio.

Los patrones tratan de intimidar a inmigrantes indocumentados para que acepten condiciones peligrosas y salarios bajos. Al sindicalizar a los inmigrantes y luchar por la legalización de todos los nacidos en el extranjero, se podrá fortalecer a todo el movimiento obrero.

Los problemas de vida o muerte como la seguridad ocupacional deben llevarse al campo de la política. Los trabajadores debemos romper con los demócratas y republicanos, quienes desde la oficina del alcalde hasta Washington representan a la clase dominante multimillonaria. Necesitamos un partido obrero, basado en un combativo movimiento sindical, que movilice al pueblo trabajador para hacer frente a la clase patronal y defender los intereses de la mayoría.

Podemos aprender del ejemplo de nuestros hermanos de clase en Cuba, quienes al remplazar el dominio capitalista con un gobierno de trabajadores y agricultores han logrado, a un grado sin paralelo, ejercer control sobre las condiciones de seguridad.  
 
 
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