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Vol. 72/No. 43      3 de noviembre de 2008

 
La rebelión de los Teamsters en los años 30
Liderazgo revolucionario y lecciones para trabajadores en lucha hoy
(especial)
 
POR BEN JOYCE  
En los años 30 se produjo una profunda transformación del movimiento obrero en Estados Unidos. Los sindicatos, que habían ido en declive durante gran parte de los años 20 e inicios de los 30, empezaron a crecer y se volvieron más combativos.

En Minneapolis, a principios de los 30 apenas un puñado de empresas pequeñas estaban sindicalizadas. Con la Gran Depresión, arreciaron los ataques patronales contra los sindicatos en Minneapolis. La principal organización de los patrones, la Alianza Ciudadana, perseguía una intensa política antisindical.  
 
El liderazgo revolucionario es clave
En este contexto, los miembros de la Liga Comunista de América en Minneapolis afrontaron el reto de transformar el movimiento sindical en la ciudad.

Los comunistas, junto con otros militantes sindicales, formaron un comité organizador voluntario en los depósitos de carbón no sindicalizados y empezaron a movilizar el apoyo necesario para una campaña de sindicalización en toda la industria.

Los patrones de la industria del carbón rehusaron reconocer el sindicato de camioneros Teamsters y los trabajadores salieron a la huelga en febrero de 1934. Paralizado el transporte del carbón por tres días, los patrones cedieron y reconocieron el sindicato.

Con la primera victoria sindical en Minneapolis en muchos años, los Teamsters habían sentado las bases para una lucha más amplia y profunda. Continuó la campaña de sindicalización, culminando en un mitin de masas a mediados de abril, donde las filas sindicales anunciaron sus demandas a los patrones de la industria del transporte y votaron a favor de una huelga si los patrones no las aceptaban.

La segunda huelga empezó el 16 de mayo de 1934. Cuando los trabajadores lograron frustrar las actividades de los esquiroles, los patrones intensificaron su ofensiva. Los huelguistas mantuvieron sus líneas de piquetes y se defendieron de los ataques violentos de los policías y matones a sueldo. Tras dos días de combates, ni un solo camión se había movido. Se estableció una tregua.

Sin embargo, poco después del acuerdo, los patrones dijeron que negociarían sobre asuntos relacionados con los choferes y ayudantes pero no con los trabajadores internos. Los patrones empezaron a recortar salarios y a despedir a sindicalistas. Ante estos nuevos ataques, el sindicato convocó a una asamblea el 16 de julio donde se decidió por voto unánime reanudar la huelga.  
 
Arremete la clase dominante
Los huelguistas se tomaron las calles y paralizaron la industria del transporte. Después de cuatro días de quedar inmovilizados los camiones, la policía abrió fuego contra una línea de piquetes, dejando muertos a dos obreros y heridos a 65. Esto provocó una masiva indignación entre la clase trabajadora de Minneapolis. Los huelguistas continuaron su lucha con una mayor voluntad de vencer a los patrones.

Mediadores federales prepararon un acuerdo. El sindicato decidió aceptar la propuesta, pero los patrones la rechazaron. El gobernador de Minnesota, Floyd Olson, impuso la ley marcial en la ciudad el 26 de julio. Ordenó que la Guardia Nacional ocupara la sede de la huelga y arrestara a los dirigentes del sindicato, entre ellos Vincent Dunne y Miles Dunne, dirigentes de la Liga Comunista.

Ante la presencia de las tropas, estalló un apoyo masivo a favor del sindicato y se multiplicaron combativamente líneas de piquetes. Otros sindicatos condenaron la maniobra de Olson y ante la presión popular este se vio obligado a poner en libertad a los dirigentes sindicales y entregar la sede al sindicato.

Después de unas semanas más de huelga, un nuevo mediador federal propuso un convenio, que fue aceptado el 21 de agosto, poniendo fin a la huelga. Se acordaron alzas salariales inmediatas con incrementos cada año.

La victoria del Local 574 de los Teamsters abrió paso a una campaña de sindicalización más amplia en la industria del transporte camionero en el Medio Oeste. En marzo de 1938 se lanzó una campaña en 11 estados para organizar a los camioneros por carretera. Decenas de miles de camioneros se incorporaron al sindicato Teamsters.

Fue decisivo el liderazgo revolucionario en ayudar a que el sindicato también fuera una herramienta para defender los intereses de los trabajadores en el campo político. Los Teamsters de Minneapolis movilizaron a los trabajadores para defenderse de ataques fascistas, combatieron cargos fabricados por el FBI y impulsaron la oposición obrera al ingreso del imperialismo norteamericano a la Segunda Guerra Mundial.

La voluntad y disciplina inquebrantable de las filas fue guiada por una dirigencia proletaria del más alto calibre, incluyendo a Carl Skoglund y Vincent Dunne. Muchos de los mejores militantes fueron reclutados a la Liga Comunista. Farell Dobbs surgió de las filas para convertirse en dirigente de las huelgas de Minneapolis de 1934 y de la campaña de sindicalización en los 11 estados. Llegó a ser secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores de 1953 a 1972.

Las lecciones de esta lucha histórica, documentadas en la serie de cuatro tomos de Farell Dobbs sobre los Teamsters, sirven de guía para los militantes obreros de hoy.

Tabla de Fondo para Construcción del Partido: Otoño 2008 - Semana 2

 
 
 
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