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Vol. 73/No. 1      12 de enero de 2009

 
México: patrones despiden a miles de trabajadores
(portada)
 
POR SETH GALINSKY  
Ya que el 80 por ciento de sus exportaciones dependen del mercado estadounidense, el cual se contrae cada vez más, la economía de México ha sufrido duramente por una serie de cierres de fábricas y cesantías. México es, después de Brasil, la segunda economía más grande de América Latina.

Ford, Chrysler, General Motors, Nissan Mexicana y Volkswagen de México han anunciado que cerrarán fábricas en México durante el mes que viene o por periodos más largos —la primera vez que lo han hecho. Honda y Toyota han dicho que por el momento no planean suspender la producción.

Los cierres afectarán por lo menos a 20 mil trabajadores, según informes noticieros mexicanos. Muchas plantas de repuestos o fábricas vinculadas a la industria automovilística también están cesanteando a miles de trabajadores.

Setenta por ciento de los automóviles construidos en México son vendidos en Estados Unidos, donde la demanda ha bajado como resultado de la crisis económica. La industria de autos y repuestos es una parte sustancial de la economía de México, constituyendo una quinta parte de sus exportaciones de productos manufacturados, y emplea a casi 600 mil trabajadores.

La producción industrial en México disminuyó en octubre, por sexto mes consecutivo. La minería bajó en un 5.2 por ciento y la construcción en un 2.9 por ciento. La manufactura de computadoras bajó más de 10 por ciento.

Aunque el desempleo es del 4.5 por ciento oficialmente, estas cifras son subestimadas, tal como lo son en Estados Unidos. La cifra verdadera es de por lo menos 10 por ciento, según un informe de la Coalición de Trabajadores del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.

Según los criterios gubernamentales, cualquiera que trabaje aunque sea una o dos horas a la semana es considerado empleado, así como lo son los vendedores de CDs en el metro de la Ciudad de México o los jóvenes que lavan los parabrisas de los coches cuando se detienen en los semáforos.

En lo que la revista Economist ha llamado un “salto bungee”, el valor del peso mexicano en relación al dólar estadounidense perdió un cuarto de su valor, bajando hasta un valor récord de 14 pesos por dólar en octubre. Aunque esto es menos que el descenso de 40 por ciento durante la crisis del peso de 1994, la moneda mexicana vale ahora 13 pesos por dólar, en comparación con 10 por dólar a finales de 1998.

En un intento de apuntalar su valor, el gobierno mexicano ha gastado más de 15 mil millones de dólares comprando pesos. México está entre los 20 países con reservas más altas de moneda extranjera.

La caída del peso ha aumentado la inflación a una tasa anual de 6.2 por ciento a principios de diciembre —la cifra más alta en siete años. Pero el costo de la “canasta básica de alimentos” —25 productos incluyendo carne, huevos, arroz, frijoles y tortillas— ha subido estrepitosamente aún más. En Ciudad de México los alimentos básicos aumentaron 60 por ciento en los primeros 10 meses del año.

El gobierno mexicano informa que ha gastado más de 15 mil millones de dólares en moneda extranjera para importar alimentos entre enero y septiembre, un aumento de 28 por ciento comparado con 2007.

Más de 1.8 mil millones de dólares se destinó a la importación de maíz blanco para hacer tortillas. Las importaciones de maíz de Estados Unidos, maíz amarillo en su mayoría, han aumentado más de ocho veces desde enero de 1994, cuando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte fue implementado, rompiendo muchas barreras comerciales protectivas.

En promedio, un acre de tierra en Estados Unidos produce tres veces más maíz que en México dada la más alta mecanización e irrigación, y el uso de fertilizantes. Sin la protección arancelaria, miles más de campesinos mexicanos serán forzados a abandonar la tierra.

Han disminuido las remesas de trabajadores inmigrantes a sus familias. En agosto, fueron enviados a México 1.9 mil millones de dólares, un 12 por ciento menos que en agosto de 2007.
 
 
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