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Vol. 73/No. 17      4 de mayo de 2009

 
¡No deportaciones, alto a las redadas!
(Declaración del PST, artículo principal)
 
La siguiente declaración fue emitida el 22 de abril por Dan Fein, Maura DeLuca y Tom Baumann, candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde, defensora pública y presidente del condado de Manhattan en Nueva York, respectivamente; y Eleanor García, candidata del PST para el Congreso estadounidense en el Distrito 32 de California.

Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores se sumarán a miles de trabajadores el Primero de Mayo en manifestaciones a través de Estados Unidos para exigir el cese inmediato y permanente de todas las deportaciones de trabajadores inmigrantes y la legalización ya, sin restricciones. Instamos a los trabajadores y a los jóvenes a que se tomen el día del trabajo o de la escuela para hacer lo mismo.

En 2006 unos 2 millones de inmigrantes y sus partidarios salieron a las calles y ganaron una victoria importante al derrotar un proyecto de ley reaccionaria que hubiera convertido en delito mayor vivir y trabajar en Estados Unidos sin “documentos correctos”. Hoy día, cuando centenares de miles se suman cada mes a las filas de los desempleados, ante la contracción de la producción capitalista, el ejemplo del Primero de Mayo es más necesario que nunca.

Al profundizarse la crisis económica del capitalismo, los inmigrantes son convertidos en chivos expiatorios con el argumento de que ellos se roban “nuestros empleos”. Pero no hay tal cosa como un empleo “americano”. Los patrones van adonde quieran para aumentar al máximo sus ganancias; los trabajadores debemos defender nuestro derecho de ir adonde queramos para conseguir el precio más alto para nuestra fuerza de trabajo.

Los patrones quieren que pensemos que ellos y los trabajadores nacidos en Estados Unidos tenemos intereses comunes y que nosotros somos todos americanos. Pero los trabajadores con conciencia de clase entendemos que nosotros no tenemos nada en común con los patrones. Somos nosotros contra ellos.

Formamos parte de una clase internacional de trabajadores y consideramos a otros trabajadores y agricultores —no importa dónde hayan nacido, el idioma que hablen, el color de su piel o sus creencias religiosas, ni tampoco los papeles o la identificación que porten— como hermanos y hermanas nuestros. Les extendemos la mano de bienvenida y les decimos: “Luchemos juntos contra nuestros enemigos comunes —los patrones— y por los intereses de la clase trabajadora”, incluidos los empleos para todos, mejores salarios, sindicatos más fuertes y atención médica gratuita garantizada por el gobierno.

La clase capitalista y su gobierno, desde los capitolios estatales hasta el Congreso de Estados Unidos y la Casa Blanca, se encuentran entre la espada y la pared. No pueden vivir sin la mano de obra inmigrantes para poder competir contra sus rivales imperialistas en Francia, Alemania, Gran Bretaña, Canadá y Japón, mucho menos contra China. Pero temen la fuerza potencial y el ejemplo de trabajadores que vinieron en busca del sueño americano en las entrañas del monstruo y descubrieron que no les quedaba otra que luchar contra la pesadilla americana.

El llamado camino hacia la legalización está tan lleno de barreras, vueltas y baches —”póngase al final de la cola”, pague multas exorbitantes, aprenda inglés, etcétera, y después de todo eso no hay garantía de poder conseguir papeles— que es peor que un callejón sin salida o un camino hacia ninguna parte: es una trampa

El “mapa” hacia la reforma inmigratoria presentado por las centrales sindicales Change to Win (Cambiar para Ganar) y la AFL-CIO es igual de malo. Acepta el argumento patronal de que la inmigración tiene que ser controlada y la frontera sellada.

Hay solo una clase de “reforma” inmigratoria por la cual vale la pena luchar: la legalización plena y sin condiciones para todos los inmigrantes.

Habrá más batallas a medida que la clase capitalista dominante intente rebajar el valor de nuestra fuerza de trabajo y proteger sus ganancias. Su meta es bajar el nivel de vida de todos los trabajadores, tanto los nacidos aquí y en el exterior.

Los millones que se manifestaron en 2006 reavivaron el Primero de Mayo como jornada de lucha en Estados Unidos. Por este camino podemos forjar hoy día un movimiento obrero que sea capaz de quitarles el poder a los gobernantes capitalistas.

Unase a las marchas y protestas del Primero de Mayo para exigir: ¡Liberen a todos los encarcelados por el llamado crimen de trabajar sin papeles! ¡Alto a las deportaciones! ¡Legalizar a todos los inmigrantes ya! ¡Alto a la militarización de la frontera entre Estados Unidos y México!
 
 
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