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Vol. 73/No. 17      4 de mayo de 2009

 
Encuentro en Nueva York
debate Guinea Ecuatorial
(especial)
 
POR MARTÍN KOPPEL  
HEMPSTEAD, Long Island, Nueva York—Una conferencia internacional de tres días celebrada aquí en la Universidad Hofstra resultó ser un foro de debates sobre diversos temas acerca de Guinea Ecuatorial: la historia, el desarrollo económico, los idiomas, los recursos naturales, el arte y la literatura, la biodiversidad, y la composición y conflictos étnicos de ese país.

El encuentro, celebrado del 2 al 4 de abril, se tituló “Entre Tres Continentes: Repensando Guinea Ecuatorial en el 40 Aniversario de su Independencia de España”.

Guinea Ecuatorial, un país centroafricano con cerca de un millón de habitantes, logró su independencia del dominio colonial español en octubre de 1968. Durante 11 años el pueblo de Guinea Ecuatorial enfrentó una brutal dictadura bajo su primer presidente, Francisco Macías, quien fue derrocado en 1979 por jóvenes oficiales militares bajo la dirección del actual presidente, Teodoro Obiang Nguema.

Desde mediados de los años 90, cuando se empezaron a explotar las reservas de petróleo y gas, Guinea Ecuatorial se ha convertido en el tercer productor de petróleo de Africa subsahariana.

En lo que había sido uno de los países menos desarrollados económicamente de Africa, el gobierno hoy día está usando parte de los ingresos de la mano de obra de los que trabajan en los campos petrolíferos para empezar a crear la infraestructura nacional necesaria para el desarrollo industrial: caminos asfaltados, electrificación, redes de teléfonos celulares, sistemas de distribución de agua potable y alcantarillado, atención primaria de salud y la universidad nacional, entre otras cosas.

Guinea Ecuatorial está marcada por las contradicciones entre esta rápida transformación de la producción y el legado milenario de actividad económica basada en la caza, la pesca y la agricultura de subsistencia, deformada por la subyugación a los comerciantes de esclavos y la dominación colonial.

La conferencia de Hofstra fue el mayor evento sobre Guinea Ecuatorial que se ha organizado en Estados Unidos. Concurrieron unas 150 personas de distintos países, entre ellos unos 30 ecuatoguineanos, incluida una docena o más que residen en ese país. Muchos asistentes eran profesores de Estados Unidos y España, y algunos de otros países europeos y de Canadá. Algunos estudiantes de Hofstra asistieron a ciertas sesiones.

Los coordinadores de la conferencia fueron Benita Sampedro, profesora de literatura hispanoamericana de la Universidad de Hofstra, y Baltasar Fra-Molinero, profesor de español en la universidad Bates College en Maine.

La conferencia recibió apoyo de agencias del gobierno español así como de distintas instituciones universitarias.  
 
Participación variada
Los organizadores de la conferencia se esforzaron por incluir en el programa a una diversidad de fuerzas políticas. La mayoría de los participantes eran opositores liberales y socialdemócratas del gobierno de Guinea Ecuatorial, entre ellos unos cuantos guineanos residentes en el exterior, la mayoría en España o Estados Unidos. Algunas de estas corrientes consideran que el actual gobierno es una dictadura que se distingue poco del reino de terror bajo Macías. Otros discreparon y expresaron diversas opiniones.

Entre los participantes había representantes del gobierno de Guinea Ecuatorial, debatieron los temas como panelistas o desde el público. Por lo tanto, fueron tres días de intercambios y debates nutridos y a veces intensos. Los organizadores de la conferencia sentaron la pauta para que prevaleciera un tono cortés de discusión durante todo el encuentro.

La parte fundamental de la conferencia, realizada en inglés y en español, fue la multiplicidad de paneles sobre diversos temas, incluida una mesa redonda especial de escritores guineanos. Se presentaron cuatro nuevos documentales sobre Guinea Ecuatorial, una exposición de artistas guineanos y música.

Una mesa de libros organizada por la librería universitaria ofreció numerosas obras de escritores guineanos difíciles de encontrar, tanto libros de poesía y novelas como de historia y política. Entre estos había diversos títulos de la editorial Pathfinder como El capitalismo y la transformación de áfrica: Reportajes desde Guinea Ecuatorial, y libros de dirigentes mundiales como Nelson Mandela y Thomas Sankara.

Junto con la conferencia de Hofstra se organizaron charlas de 10 escritores ecuatoguineanos en otros ocho centros universitarios en Estados Unidos, entre ellos la Universidad Spelman en Atlanta, la Universidad de Missouri en Columbia, la Universidad Harvard, la Hunter College y la Universidad de Nueva York.

Hubo paneles sobre diversos temas: “Guinea Ecuatorial desde una perspectiva histórica”, “Desde el zoológico hasta la biodiversidad”, “Trazando en el mapa los idiomas de Guinea Ecuatorial”, “La política de la producción petrolera y de gas en las aguas de Africa occidental”, y “La identidad y la literatura actual en Guinea Ecuatorial”, para nombrar unas cuantas.  
 
Resistencia anticolonial
Algunos paneles abordaron temas sobre la historia y el papel que ocupan las etnias que integran la población de Guinea Ecuatorial: los fang, bubis, fernandinos, annoboneses, ndowe y otros. Los conferencistas brindaron abundantes hechos históricos sobre la resistencia a los traficantes de esclavos y colonialistas europeos y árabes.

Por ejemplo, Ibrahim Sundiata de la Universidad Brandeis, habló sobre una serie de revueltas de los bubis a principios del siglo XIX contra los intentos de forzarlos a trabajar en las plantaciones españolas de cacao en la isla de Fernando Poo (ahora Bioko), lo cual llevó a la importación de trabajadores nigerianos.

Otros panelistas describieron la lucha independentista que surgió después de la Segunda Guerra Mundial. Eugenio Nkogo Ondó, participante de esa lucha que hoy vive en España, destacó el papel de los dirigentes independentistas Acacio Mañé y Enrique Nvo, asesinados a fines de los 50 por fuerzas colonialistas.

Algunos oradores se enfocaron en problemas sociales actuales. Damaso Mitogo Ondo Ayekaba, de la Universidad de Washington en Seattle, habló sobre la importancia de la lucha por la igualdad económica y social de la mujer en Guinea Ecuatorial. Otros destacaron las luchas de guineanos en España contra ataques antiinmigrantes. Ese tema se captó en un poema de Francisco Zamora Loboch, un escritor guineano residente en España, titulado “Cómo ser negro y no morir en Aravaca”, que se refiere al asesinato racista de una inmigrante dominicana en Madrid en 1992. Otra panelista fue la escritora Remei Sipi Mayo, fundadora de Ewaiso Ipola, una organización de mujeres africanas inmigrantes en España.

En un panel sobre los idiomas en Guinea Ecuatorial, John Lipski de la Universidad Estatal de Pennsylvania habló del uso en la literatura del dialecto ecuatoguineano del español, y cuestionó la idea de que este era un “español malo”.  
 
Ofensiva pro ‘derechos humanos’
El centro político de la conferencia fue el debate sobre las acusaciones —de abusos de derechos humanos y de corrupción— dirigidas contra el gobierno guineano por fuerzas liberales norteamericanas y europeas organizadas en Amnistía Internacional, Human Rights Watch y otros grupos, además de algunos escritores ecuatoguineanos residentes en el exterior.

Los opositores del gobierno de Obiang, en su abrumadora mayoría, buscan que los gobiernos de Estados Unidos, España y otros países imperialistas, junto con sus muy bien financiadas organizaciones no gubernamentales y los enormes monopolios petroleros internacionales que operan en el país, presionen al gobierno de Guinea Ecuatorial para que sea más “democrático”.

Sin embargo, ni los opositores guineanos ni sus partidarios extranjeros mantuvieron una posición monolítica. Algunos aseveraron que ha existido una dictadura continua en Guinea Ecuatorial desde 1968. Otros reconocieron que el gobierno de Obiang era cualitativamente diferente de la dictadura de Macías, y algunos opinaron que en los últimos años han habido avances importantes en el control de los abusos.

En general, las fuerzas opositoras que se pronunciaron abogaban por una “transparencia” impuesta por los imperialistas, y se enfocaron en acusaciones de que la familia Obiang se está robando la mayor parte de los ingresos estatales de la extracción del petróleo y del gas, y de que casi nada ha cambiado en las condiciones del pueblo guineano. Algunas figuras opositoras en el exterior, como Severo Moto, han sido implicados desde hace mucho tiempo en complots para derrocar al gobierno de Obiang con apoyo imperialista y obtener para ellos mismos una parte de la riqueza petrolera.

Algunos de los opositores que tomaron la palabra reconocieron que se están llevando a cabo importantes proyectos de infraestructura, pero insistieron que se destinaba una cantidad miníscula a mejorar la vida de la mayoría de los ecuatoguineanos y que estos proyectos demoran años innecesariamente en completarse.

Funcionarios del gobierno y otros participantes respondieron a estos argumentos. En la plenaria inicial, Purificación Angüe Ondo, embajadora de Guinea Ecuatorial en Estados Unidos, subrayó los cambios que se han producido desde los años brutales de Macías, cuando se cerraron las escuelas y las iglesias y ella misma, siendo maestra, fue encarcelada. Defendió los avances y logros en su país desde entonces, pero reconoció que todavía enfrentaban muchos problemas respecto a “la economía, los derechos humanos, la transparencia” y la corrupción, agregando que el gobierno buscaba bregar con estos con ayuda de organismos internacionales.

En un panel muy concurrido titulado “Retos y oportunidades para mejorar la protección y promoción de los derechos humanos en Guinea Ecuatorial”, Marisé Castro de Amnistía Internacional, Lisa Misol de Human Rights Watch y Ken Hurwitz de Open Society Justice Initiative ofrecieron comentarios que resultaron particularmente arrogantes al describir a Washington, Madrid y otras potencias imperialistas como una fuerza progresista frente a gobiernos africanos como el de Guinea Ecuatorial. Se presentaron como voces de las víctimas de abusos en Guinea Ecuatorial que no podían hablar por sí mismas.

Otros dos abanderados de los derechos humanos que compartieron la tarima, Tutu Alicante, abogado ecuatoguineano radicado en Estados Unidos y fundador del grupo antigubernamental EG Justice, y Peter Rosenblum de la Facultad de Derecho de la Universidad Columbia, se sintieron obligados a distanciarse un poco. Rosenblum alertó sobre los peligros del “imperialismo cultural” mientras que Alicante observó que los comentarios podrían sonarles a algunas personas como “la voz del colonialismo”.

El panelista Agustín Nze Nfumu, embajador de Guinea Ecuatorial en el Reino Unido, discrepó con todos ellos. Nze, quien estuvo encarcelado bajo el régimen de Macías y exiliado en Camerún hasta 1979, dijo que las condiciones para el pueblo guineano habían mejorado cualitativamente. Contribuyó a calmar el ambiente cargado, diciendo que su gobierno estaba abierto a la discusión sobre los temas planteados. Dijo que no se ofendía por los comentarios de otros panelistas. Reconoció que existían muchos problemas que el gobierno buscaba tratar, e insistió que dichos problemas serían resueltos por ecuatoguineanos, no por otros que pretenden hablar en nombre suyo.

En la mesa redonda sobre “La política de la producción petrolera y de gas en las aguas de Africa occidental”, los profesores Hannah Appel y Joseph Kraus de Estados Unidos y Alicia Campos de Madrid plantearon los temas de “la maldición de los recursos” y “la responsabilidad social empresarial”. El argumento detrás de estos lemas es que los dirigentes corruptos de naciones africanas productoras de petróleo —a diferencia de las democracias imperialistas de Norteamérica y Europa— son incapaces de utilizar la riqueza petrolera en beneficio de todos, y que tienen que “rendir cuentas” a funcionarios de compañías petroleras y gobiernos imperialistas.

Otros panelistas que hablaron más tarde presentaron puntos de vista distintos. Sara Nso, una investigadora guineano-española, observó que la falta de desarrollo agrícola no es el resultado de una “maldición del petróleo”. Son retos mucho más a largo plazo, que se remontan desde mucho antes del descubrimiento del petróleo.

Nicolas Donner, estudiante doctoral de la Universidad de la Sorbonne en París, rechazó los términos “maldición del petróleo”, “buena gobernación”, y “transparencia” como “lemas del orden occidental” que hipócritamente culpan a gobiernos africanos por las desigualdades sociales mientras hacen caso omiso del hecho que el desarrollo económico estadounidense y europeo existen en gran medida debido a que millones de personas en Africa viven en condiciones de pobreza.

Francisca Tatchouop Belope, viceministra de economía de Guinea Ecuatorial, citó hechos para mostrar cómo el gobierno utiliza los ingresos del petróleo para crear una infraestructura moderna capaz de elevar la productividad del trabajo. Ella agregó, “Sabemos que tenemos muchas deficiencias. Estamos pidiendo ayuda para resolverlas” de otros gobiernos e instituciones internacionales.  
 
El internacionalismo cubano
Hablando en un panel el 3 de abril, Mary-Alice Waters, coautora de El Capitalismo y la Transformación de Africa, dio una presentación sobre “La transformación de las relaciones de producción y de clases en Guinea Ecuatorial, y la importancia del ejemplo internacionalista de Cuba en Africa”. Dijo que el desarrollo de la extracción petrolera en Guinea Ecuatorial se ha dado en un “abrir y cerrar de ojos, hablando históricamente”. Hoy día, ingresos de la explotación de hidrocarburos “sí se están empleando —por más que sean las limitaciones— para ampliar caminos, la atención primaria de salud, la electrificación y la educación”. Para ofrecer una perspectiva histórica respecto a la rapidez de estos cambios, planteó, “¿Cuánto tiempo tardó lograr carreteras pavimentadas y agua corriente y servicios sanitarios domiciliarios en muchas partes de los Estados Unidos?” observando que estos eran prácticamente desconocidos en las zonas rurales de Estados Unidos cuando ella era joven.

Históricamente lo más importante sobre Guinea Ecuatorial hoy día, dijo Waters, es que han empezado a surgir el capitalismo y una estructura de clases capitalista —incluidas una burguesía y una clase trabajadora— como en otras partes del mundo en distintas coyunturas históricas. Reconocer esa realidad histórica y social no significa que ser partidario del capitalismo. “Al contrario. No se puede trazar un rumbo para luchar por un mundo libre de la explotación de clases” sin comprenderlo, dijo.

Waters destacó el papel de los médicos, maestros, electricistas y demás voluntarios internacionalistas cubanos que hoy día trabajan en Guinea Ecuatorial, en muchos casos en las zonas más aisladas y pobres del país donde nunca antes habían vivido médicos. Los hombres y las mujeres que sientan este ejemplo de solidaridad proletaria “son productos de la revolución socialista cubana”, dijo. “Y sin el ejemplo de esa revolución le sería mucho más difícil a cualquiera de nosotros divisar el camino hacia delante”.

El interés entre muchos conferencistas en los puntos planteados por Waters se vio en los más de 90 libros y folletos de Pathfinder que compraron durante el encuentro. Entre estos hubo más de 40 ejemplares de El Capitalismo y la Transformación de Africa, como también libros en español, inglés y francés de dirigentes revolucionarios como Thomas Sankara, Fidel Castro, Nelson Mandela y Malcolm X.  
 
Mesa redonda de autores guineanos
La sesión más concurrida de la conferencia fue una mesa redonda con nueve escritores guineanos, celebrada en el Instituto Cervantes de Manhattan. Cuando algunos panelistas implicaron con sus palabras que el gobierno de su país les impedía vivir ahí, la embajadora Angüe tomó la palabra. Explicó que, tras ser encarcelada por la dictadura de Macías, ella misma había pasado muchos años exiliada en Gabón. Durante ese tiempo, sin embargo, su única meta era “cómo regresar a mi país”. Preguntó a cada uno de los escritores que se declaraban exiliados qué le exigían al gobierno. ¿Qué tendría que cambiar para que regresaran?

Esta pregunta provocó diversas respuestas entre los panelistas. Francisco Zamora Loboch dijo que como periodista no podría trabajar en Guinea Ecuatorial hasta que existiera plena libertad de prensa. Juan Manuel Davies Eiso dijo que se alegraría si su libros pudieran ser publicados y vendidos ahí (no hay imprentas ni librerías en Guinea Ecuatorial). Donato Ndongo Bidyogo, probablemente el autor guineano más reconocido, dijo que él no podría regresar sin electricidad para trabajar de noche. Las respuestas expusieron los pretextos de los “exiliados” de que ellos viven en el exterior solo debido a la persecución gubernamental.

Una de las panelistas, la reconocida escritora María Nsue Angüe, quien vive en Guinea Ecuatorial, dijo que esperaba que una reunión como la conferencia de Hofstra pudiera llevarse a cabo en su país.

En uno de los paneles del último día, Anacleto Oló Mibuy, un antropólogo que es funcionario del ministerio de cultura de Guinea Ecuatorial, anunció —dirigiéndose a los guineanos presentes—, “Les invitamos a todos a ir a una conferencia parecida que haremos en Guinea Ecuatorial”.

Los debates e intercambios continuaron hasta el final. Durante el banquete final se escucharon comentarios de los organizadores de la conferencia, de escritores guineanos y de los embajadores guineanos en Washington, Londres y Naciones Unidas, y se clausuró con música y baile.  
 
 
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