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Vol. 73/No. 20      25 de mayo de 2009

 
Población paga precio
por ofensiva paquistaní
(portada)
 
POR DOUG NELSON  
Las fuerzas armadas de Pakistán han lanzado una ofensiva de gran envergadura contra las fuerzas del Talibán en el Valle Swat, aumentando el número de refugiados internos a más de un millón.

El primer ministro Yousuf Raza Gilani anunció el 7 de mayo que unidades regulares del ejército serían desplazadas para unirse a fuerzas paramilitares para tomar parte en una escalada de operaciones que empezó el 26 de abril.

Los principales partidos paquistaníes, con la excepción de Jamaat-e-Islami, han respaldado la ofensiva.

El día que Gilani anunció la ofensiva, el presidente estadounidense Barack Obama dijo que enviaría a Pakistán 400 millones de dólares en ayuda económica de emergencia. Washington también tiene previsto gastar 700 millones de dólares para entrenar y abastecer a las fuerzas armadas paquistaníes durante el próximo año fiscal, que comienza el 30 de septiembre. Esto representa un aumento de 400 millones de dólares por encima de los gastos actuales.

El vocero de las fuerzas armadas de Pakistán, el general Athar Abbas, dijo que entre 12 mil y 15 mil efectivos del ejército estaban participando en la operación contra aproximadamente 4 mil combatientes talibanes.

Los gobernantes capitalistas paquistaníes han estacionado la gran mayoría de las 550 mil tropas regulares del país en las provincias orientales y en Kashmir, apuntando sus fuerzas hacia sus rivales en la vecina India. Washington ha presionado a Islamabad para que desplace más tropas regulares para combatir las fuerzas del Talibán en el noroeste del país, pero sin mucho éxito.

Los combates entre las fuerzas gubernamentales y las del Talibán han dejado desamparados a más de un millón de paquistaníes durante los últimos nueve meses.

Muchos residentes han quedado atrapados por los ataques aéreos del gobierno y los toques de queda con ordenes de disparar a los violadores, por un lado, y por los controles de carreteras establecidos por el Talibán, por el otro. Todo acceso a la electricidad, agua y gas ha sido cortado por toda Swat. Las comunicaciones, incluso a través de teléfonos celulares, han sido desconectadas en muchas áreas.

El gobierno paquistaní ayudó a establecer el movimiento Talibán en los años 1990, en gran medida para ganar influencia y “estabilidad” en Afganistán en medio del caos que siguió a la retirada soviética en 1989.

A mediados de febrero, el Talibán acordó desarmarse a cambio de la retirada de las fuerzas paquistaníes y la promulgación de sharía, la ley islámica, en Swat y varios distritos vecinos que constituyen la tercera parte de la Provincia Fronteriza del Noroeste. Seguidamente, Islamabad firmó un acuerdo de paz con las fuerzas talibanas en Bajar, en las Areas Tribales bajo Administración Federal.

Los talibanes en Swat no entregaron sus armas, más bien aprovecharon la tregua para extender sus operaciones militares y control, incluyendo para avanzar dentro de Buner, a unas 60 millas de Islamabad. Establecieron una base de apoyo entre una capa de campesinos sin tierra al expropiar a algunos de los terratenientes más grandes en la región. Tomaron control de minas de esmeraldas, extorsionaron a negociantes y secuestraron a individuos ricos para obtener recompensas.
 
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