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Vol. 73/No. 27      20 de julio de 2009

 
Presidente destituido en
Honduras acepta negociar
(portada)
 
POR CINDY JAQUITH  
8 de julio—El presidente destituido de Honduras, Manuel Zelaya, y Roberto Micheletti, quien fue nombrado por el congreso para sustituirlo, han acordado realizar negociaciones para resolver la crisis del gobierno. Tras una reunión en Washington el 7 de julio, la secretaria de estado norteamericana Hillary Clinton anunció que las negociaciones las dirigirá el presidente Oscar Arias de Costa Rica.

Soldados del ejército detuvieron a Zelaya el 28 de junio y lo pusieron en un avión rumbo a Costa Rica como parte de una pugna entre sectores de la burguesía en Honduras. El congreso hondureño decidió por voto unánime —incluidos los miembros del partido de Zelaya— nombrar a la presidencia a Micheletti, presidente de la legislatura.

Se han realizado manifestaciones diarias tanto a favor de la destitución de Zelaya como a favor de su restitución. Algunos partidarios de Zelaya han sido agredidos por la policía con gases lacrimógenos y arrestados o golpeados. Se informa que dos personas fueron muertas por soldados el 5 de julio cuando una multitud trató de penetrar las barreras en el aeropuerto.

En gran medida las autoridades no están aplicando contra los manifestantes pro-Zelaya el toque de queda que decretaron tras la destitución del presidente.

Varios diarios y radioemisoras, clausurados por unos días tras el derrocamiento de Zelaya, ya están funcionando, aunque en ciertos casos sin algunos reporteros.

Las tres centrales obreras —la Confederación General de Trabajadores, la Confederación de Trabajadores de Honduras y la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras— se opusieron a la destitución de Zelaya. Convocaron a una huelga general, la cual no se materializó.

Zelaya, miembro de una adinerada familia dueña de grandes haciendas y empresas madereras, es dirigente del Partido Liberal, uno de los dos principales partidos capitalistas, junto con el Partido Nacional.

En 2005 Zelaya se postuló a la presidencia proponiendo medidas contra la delincuencia y con consignas de “poder ciudadano” y “cambio”.

Hace unos meses decretó un aumento del 60 por ciento en el salario mínimo hasta el equivalente de 289 dólares al mes. El aumento no cubría a los obreros de las zonas de libre comercio, donde hay unos 100 mil trabajadores en fábricas de confección de ropa y autopiezas.

El presidente venezolano Hugo Chávez instó a Zelaya a incorporarse a la Alternativa Bolivariana para las Américas, alianza comercial que hoy integra a Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia, Ecuador, Honduras, Dominica, Antigua y San Vicente.

Al cambiar su retórica hacia la izquierda, empezó a hablar más de “dos naciones en Honduras, una desesperadamente pobre, la otra rica e indiferente. Empezó a reivindicar el ‘poder ciudadano’, una especie de democracia directa”, dijo el Washington Post.

La mayoría de la clase dominante de Honduras se opuso rotundamente cuando Zelaya propuso un plebiscito sobre un cambio en la constitución para permitir la reelección presidencial. La Corte Suprema falló en contra del referéndum y hasta los miembros de su propio partido discreparon. Zelaya fue detenido después de que despidió al general que rehusó distribuir las urnas para el referéndum.  
 
 
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