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Vol. 73/No. 43      9 de noviembre de 2009

 
Ofensiva en Pakistán
apoyada por Washington
(portada)
 
POR DOUG NELSON  
26 de octubre—El impacto sobre los trabajadores atrapados en medio de la ofensiva militar pakistaní contra las fuerzas del Talibán demuestra el desprecio universal de los acaudalados gobernantes hacia el pueblo trabajador.

Mientras tanto, Washington ha respaldado demostrativamente al gobierno dirigido por el Partido Popular Pakistaní (PPP) en sus esfuerzos para ejercer mayor control sobre el poder independiente de las fuerzas militares pakistaníes. Con su respaldo al PPP, Washington busca remoldear las fuerzas militares de Pakistán en una que sea más eficaz para conducir una guerra irregular dentro del país y menos enfocada en mantener una postura militar dirigida contra su rival India.

El 17 de octubre el ejército pakistaní lanzó la segunda fase de la operación “Senda hacia la salvación”, una ofensiva terrestre de unas 30 mil tropas contra el talibán y fuerzas islamistas aliadas que operan en la región tribal Mehsud en Waziristán Sur en el oeste de Pakistán. El ataque fue precedido por meses de bombardeos aéreos y artillería.

El 25 de octubre funcionarios pakistaníes dijeron que el ejército había capturado Kotkai, la ciudad natal de Hakimullah Mehsud, el principal dirigente del Movimiento Talibán de Pakistán (TTP por sus siglas en inglés). Unas 300 casas han sido destrozadas por los ataques aéreos y de artillería dentro y en los alrededores de la ciudad que cuenta con unos 5 mil habitantes, según fuentes citadas por Dawn, un diario importante en inglés.

Se han cortado todos los caminos y la comunicación al área. La Cruz Roja ha advertido de crecientes muertes de civiles en Waziristán Sur, donde no se ha permitido la entrada a trabajadores de rescate y periodistas.

Según informes, más de 200 mil personas han huido del área. Muchas otras han quedado atrapadas en los campos de batalla debido a los cierres de caminos y los intensos combates. “Un gran número de personas pobres” no pueden pagar la cuota de transporte para abandonar el área, reportó Dawn.

En varias áreas a donde la gente ha huido, los residentes han establecido por su propia cuenta comités de auxilio, para la recaudación de fondos, proveer transporte, montar campamentos y abrir sus casas.

Según el Los Angeles Times, aviones teledirigidos de Estados Unidos han estado proveyendo videos de reconocimiento para ayudar el ataque. A la misma vez, según el Washington Post, funcionarios pakistaníes le han pedido a Washington que no realice ataques con aviones teledirigidos en el área de sus operaciones.

El 24 de octubre un ataque de un avión teledirigido estadounidense que tenía como blanco un alto oficial del TTP mató a 33 personas en la Agencia Bajaur al norte de Waziristán.

El TTP y sus aliados han arremetido con ataques dinamiteros suicidas y otros ataques fuera de la base de operaciones de los talibanes, incluyendo en la capital, Islamabad, y la poblada provincia de Punjab en el oriente. Más de 190 personas murieron en estos ataques del 5 al 23 de octubre.

Varios de los ataques han sido dirigidos a civiles en concurridos mercados y escuelas, incrementando el sentimiento anti taliban en el país. Unos cuantos más, incluyendo uno del 10 al 11 de octubre en el que fue sitiado el cuartel del ejército en Rawalpindi y un ataque dinamitero suicida el 23 de octubre en una principal base de la fuerza aérea en Kamra, cerca de la capital, han expuesto algunas de las debilidades de las fuerzas armadas pakistaníes.

Mientras tanto, Washington envió al general David Petraeus y al senador John Kerry a Islamabad para reunirse con generales de alto rango y políticos pakistaníes dos días después de que el ejército pakistaní lanzara su ataque. Cuatro días antes el presidente Barack Obama firmó el “Acta de asociación reforzada con Pakistán”, referida comúnmente como la propuesta de ley Kerry-Lugar.

La legislación triplica la ayuda de Estados Unidos a Pakistán, pero incluye varias cláusulas a las que se oponen los militares pakistaníes, incluso la insistencia en que las fuerzas militares se sometan a mayor control del gobierno civil. Mientras el gobierno dirigido por el PPP apoyó la legislación, el arrogante desprecio de Washington para la soberanía del país no fue popular en Pakistán y causó protestas de parte de los partidos de oposición en el parlamento.

El año pasado el primer ministro Yousaf Gillani intentó sin éxito poner a la agencia de inteligencia de Pakistán bajo el control civil del ministerio del interior y enviar al jefe de la agencia de espionaje Shuja Pasha a India a pedido de Nueva Delhi en relación a una investigación al ataque terrorista en Mumbai en noviembre de 2008.  
 
 
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