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Vol. 73/No. 47      7 de diciembre de 2009

 
Educación y la clase trabajadora
(editorial)
 
Miles de estudiantes y trabajadores de la Universidad de California están protestando la imposición de un alza de 32 por ciento de la colegiatura y la negativa de la universidad a negociar un contrato con el sindicato de trabajadores universitarios. Ellos merecen el apoyo de todo el pueblo trabajador.

En la actual crisis económica capitalista, son los gobiernos estatales y de la ciudad los que están llevando a cabo muchos de los ataques contra el nivel de vida de los trabajadores.

Los políticos capitalistas en California, tanto los Demócratas como los Republicanos, están preparando una nueva ronda de recortes, que se justifican sobre la base de un déficit presupuestario. Desde la administración de Schwarzenegger en California a la de David Paterson, gobernador de Nueva York, se trata de una falsificación y un fraude para proteger a los ricos poseedores de bonos estatales. El gobierno de California pagó 41 millones de dólares a los dueños de bonos en julio, que por ley son los primeros acreedores a los que hay que pagar. En junio el tesorero de California prometió que con excepción de una “guerra termonuclear,” los poseedores de bonos recibirán la totalidad de lo que se les deba.

El enorme alza de las cuotas de educación en la Universidad de California destaca el hecho de que los gobernantes capitalistas no creen que los trabajadores necesitan, y mucho menos tienen derecho, a la educación. El acceso más amplio de la clase trabajadora a la educación universitaria fue una concesión arrancada de los gobernantes por medio de luchas sociales de masas —más recientemente como parte de la lucha por los derechos civiles de los negros en las décadas de los 1960s y 70s.

En el capitalismo no puede haber una educación significativa. El secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, Jack Barnes, explica en el folleto La clase trabajadora y la transformación de la educación, “El propósito de la educación es darles a los “educandos” lo necesario para que sientan que van a ser diferentes —un poco mejores, un poco más de “cuello blanco”—, que otros que trabajan toda la vida. En el proceso, los gobernantes esperan convertir a aquellos que logran obtener un título universitario en partidarios más fiables del status quo”.

Lo opuesto es el caso para los trabajadores. “Necesitan que seamos obedientes, no que estemos educados”, dice Barnes.

Frente a la peor crisis económica desde la década de los 1930s, los gobernantes capitalistas de Estados Unidos tienen como meta resolverla sobre las espaldas de los trabajadores de todo el mundo. Necesitan reducir el salario social ganado por nuestra clase, desde las escuelas al Seguro Social, Medicare y Medicaid, y la atención médica. Esta es la lógica del dominio de las familias multimillonarias, la dictadura del capital. Debemos responder a su dictadura arrancándoles el poder político y estableciendo la dictadura de la mayoría trabajadora donde la educación sea un derecho universal, una actividad humana desde la cuna hasta la tumba.
 
 
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