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Vol. 74/No. 3      25 de enero de 2010

 
Malcolm X siempre decía la verdad a
nuestra generación de revolucionarios
(especial)
 
A continuación publicamos un extracto del nuevo libro de Pathfinder Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero. En los próximos números el Militante publicará selecciones del libro, a la vez que instamos a nuestros lectores a que obtengan una copia del libro y se unan a la campaña para hacerlo llegar a trabajadores, jóvenes y otras personas que luchan contra todas las formas de opresión y explotación.

El extracto es del discurso “Dijo la verdad a nuestra generación de revolucionarios: En tributo a Malcolm X”, una presentación que dió Jack Barnes, entonces presidente nacional de la Alianza de la Juventud Socialista, en un mitin conmemorativo en marzo de 1965, dos semanas después del asesinato de Malcolm.

Clifton DeBerry, el candidato presidencial del Partido Socialista de los Trabajadores en 1964, fue el moderador. Además hablaron James Shabazz, secretario y cercano colaborador de Malcolm; Farrell Dobbs, secretario nacional del PST; y Robert DesVerney, redactor del Militant. El mitin fue organizado por el PST y la Alianza de la Juventud Socialista.

En la actualidad Barnes es el secretario nacional del PST. Copyright © 2009 por Pathfinder Press. Reproducido con permiso. Los subtítulos son del Militante.
 

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POR JACK BARNES  
Quisiera hablar esta noche no solo a nombre de los miembros de la Alianza de la Juventud Socialista, sino de los jóvenes revolucionarios en nuestro movimiento a nivel mundial que quisieran hablar en un acto conmemorativo para Malcolm X pero que no pueden estar presentes. Es el caso, sobre todo, de aquellos en áfrica, el Medio Oriente, Francia e Inglaterra que recientemente tuvieron la oportunidad de conocer, ver y escuchar a Malcolm.

Malcolm fue el dirigente de la lucha por la liberación de los negros. Fue, como afirmó Ossie Davis en su funeral, nuestro resplandeciente príncipe negro, la hombría de los Harlem del mundo. él pertenece, ante todo, a su pueblo.

Pero también fue el maestro, inspirador y dirigente de un grupo mucho más pequeño, la juventud socialista revolucionaria en Estados Unidos. Para nosotros era el rostro y la voz auténtica de las fuerzas de la revolución socialista norteamericana que viene. Dijo la verdad a nuestra generación de revolucionarios.

¿Qué fue lo que atrajo a los jóvenes revolucionarios por todo el mundo hacia Malcolm X? Más importante aún, ¿qué es lo que a menudo hacía que los jóvenes que lo escuchaban—incluso jóvenes que no eran negros—emprendieran el camino rumbo a hacerse revolucionarios? Creo que fueron dos cosas ante todo. Primero, él dijo la verdad llana y sencilla: la verdad sin adornos, sin barniz, intransigente. Segundo, fue la evolución y el contenido del pensamiento político de Malcolm.

Malcolm vio cuán profunda era la hipocresía y la falsedad que cubren las verdaderas relaciones sociales que conforman la sociedad norteamericana. Para él lo decisivo no eran tanto las mentiras que propagaban la clase dominante y sus portavoces, sino las mentiras y falsedades sobre su pueblo—sobre su pasado y sus potencialidades—que ese pueblo aceptaba.

El mensaje de Malcolm al ghetto, su agitación contra el racismo, era de un carácter especial. Lo que él decía y lo que hacía emanaban del estudio de la historia de los afroamericanos. él explicaba que para que los norteamericanos negros supieran qué hacer, para que descubrieran quiénes son realmente—para saber cómo llegar a conquistar la libertad—primero tenían que contestar tres preguntas: ¿De dónde proviniste? ¿Cómo llegaste aquí? ¿Quién es responsable de tu situación?

La verdad que Malcolm planteaba era explosiva porque surgía de un estudio detallado de cómo fue esclavizado el afroamericano. él difundió los hechos que se han suprimido de los libros de historia establecidos y que se excluyen de las escuelas. Mientras fue miembro de los Musulmanes Negros y después que los dejó, Malcolm enseñó que el proceso por el cual los africanos fueron convertidos en esclavos fue el de la deshumanización. Con una crueldad atroz, comparable a la de los peores campos de concentración de los nazis, les enseñaron a temer al blanco. Los despojaron sistemáticamente de su lengua, cultura, historia, nombres, religión y todo vínculo con sus hogares en áfrica: de su identidad. Los llamaron negros, significando esta falta de identidad y esta negación de su origen africano.

Especialmente después de su “emancipación”, el cristianismo que se les inculcó fue el cristianismo de la docilidad y sumisión y de la recompensa en el cielo. Se les enseñó que áfrica era una jungla donde la gente vivía en chozas de barro, y que al traerlos a Estados Unidos el blanco les había hecho un gran favor.  
 
¿Quién te enseñó a odiarte?
Malcolm le preguntaba al negro norteamericano: ¿Quién te enseñó a odiarte? ¿Acaso él se odia a sí mismo? ¿Quién te enseñó a ser pacifista? ¿Acaso él era pacifista? ¿Quién dijo que el pueblo negro no puede defenderse? ¿Acaso él se defiende? ¿Quién te enseñó a no ir demasiado lejos ni demasiado aprisa en tu lucha por la libertad? ¿Acaso él tenía algo que perder con la rapidez de tu victoria? ¿Quién te enseñó a votar por la zorra para escapar del lobo? ¿Qué te da la zorra a cambio?

Malcolm nunca se cansaba de explicar y demostrar que el responsable de mantener el racismo en el Norte y en el Sur era el gobierno federal encabezado actualmente por el presidente [Lyndon] Johnson, un demócrata. Así demostraba la continuidad entre el trato inhumano de los negros y el hecho que los responsables de la situación del pueblo negro son los que hoy día dirigen esta sociedad.

Era cuando hablaba sobre el Partido Demócrata que salía a relucir claramente otro aspecto de Malcolm: su capacidad de traducir las ideas complejas e importantes que él desarrollaba y asimilaba al lenguaje de quienes él sabía que cambiarían el mundo. La capacidad de hablarles a los oprimidos de forma clara ha sido el genio singular de todos los grandes dirigentes revolucionarios de la historia.

El Militant informó que Malcolm, en su rueda de prensa en Harlem tras su regreso de áfrica hace ocho meses, dijo que el presidente Johnson era hipócrita. Señaló que el amigo más cercano a LBJ [Johnson] en el Senado, Richard Russell, estaba encabezando la lucha contra el proyecto de ley pro derechos civiles. Un periodista impugnó lo que dijo Malcolm, afirmando que era dudoso que la amistad entre Johnson y Russell demostrara cosa alguna. Malcolm lo miró con su sonrisa acostumbrada y le dijo, de forma improvisada, “Si usted me dice que se opone a asaltar bancos y su mejor amigo es Jesse James, entonces tengo motivos para dudar de su sinceridad”…

Si bien Malcolm X provenía del ghetto norteamericano, hablaba en nombre del ghetto norteamericano y dirigía su mensaje ante todo al ghetto norteamericano, llegó a ser una figura de importancia internacional, y desarrolló sus ideas en relación a los grandes acontecimientos de la historia mundial en su época.

Si hubiera que comparar a Malcolm X con otra figura internacional, el paralelo más notable sería con Fidel Castro. Ambos pertenecen a la generación que se formó ideológicamente en las circunstancias gemelas de la Segunda Guerra Mundial y los monstruosos incumplimientos y traiciones de Partidos Comunistas estalinizados. Estos hombres hallaron su camino hacia la lucha revolucionaria de manera independiente, soslayando tanto a la socialdemocracia como al estalinismo.  
 
Solidaridad entre los oprimidos
Cada uno de ellos partió de la lucha de su propio pueblo oprimido y explotado por la liberación. Cada uno acogió el nacionalismo de su pueblo como algo necesario para movilizarlo en la lucha por su libertad. Cada uno subrayó la importancia de la solidaridad entre los oprimidos en todas partes del mundo en su lucha contra un opresor común.

Fidel no empezó como marxista completo ni como socialista revolucionario. Al igual que Malcolm, estaba resuelto a buscar la liberación nacional de su pueblo “por cualquier medio necesario” sin transigir con los que tuvieran intereses de por medio en las condiciones existentes.

El compromiso de Fidel Castro con la independencia política y el desarrollo económico de Cuba lo llevó a oponerse al capitalismo. De igual manera, la postura intransigente que asumió Malcolm contra el racismo, lo llevó a identificarse con las revoluciones de los pueblos coloniales que se volvían en contra del capitalismo, y a concluir al final que en este país, para ganar la libertad, era necesario eliminar el capitalismo. Así como Fidel Castro descubrió que no puede haber independencia política ni desarrollo económico en un país colonial sin romper con el capitalismo, Malcolm también había llegado a la conclusión de que el capitalismo y el racismo estaban tan entrelazados en Estados Unidos que para eliminar el racismo había que arrancar el sistema de raíz.
 
 
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