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Vol. 74/No. 13      5 de abril de 2010

 
Responden a calumnias
contra revolución cubana
(especial)
 
Se ha desatado una campaña de calumnias contra el gobierno cubano y su revolución tras el suicidio de Orlando Zapata Tamayo, quien murió el 23 de febrero como resultado de una huelga de hambre. Tamayo se encontraba en una cárcel cubana cumpliendo una condena por asalto.

A continuación reproducimos la respuesta de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de la asociación cultural Hermanos Saíz a esta campaña de calumnias.

La declaración hace referencia a una petición que ha sido objeto de una amplia cobertura en los medios de comunicación por todo el mundo y especialmente en España, donde los periódicos capitalistas han promovido casi a diario los ataques más recientes contra Cuba. Aunque muchos de los firmantes de la petición son bien conocidos oponentes de la Revolución Cubana, se les han sumado algunos artistas e intelectuales, incluyendo al director de cine Pedro Almodóvar y la cantante Ana Belén.

Algunos que se han opuesto a la campaña de calumnias, como el actor español Willy Toledo, también han tenido que soportar un aluvión de insultos.

Los ataques contra la Revolución Cubana están siendo promovidos de forma muy activa en Estados Unidos, incluyendo en el Miami Herald y su publicación hermana en español El Nuevo Herald.

La declaración de UNEAC y de la asociación Hermanos Saíz menciona la Feria Internacional del Libro, que dio inicio en La Habana en febrero y después de diez días empezó a visitar cada provincia de Cuba, para hacer disponible una amplia gama de libros a trabajadores, agricultores y otras personas por toda la isla.

La declaración menciona también a Haití, donde más de 1 400 médicos, enfermeros y otro personal médico organizados por el gobierno cubano continúan brindando cuidado médico tras del terremoto en ese país, al mismo tiempo que el gobierno norteamericano está retirando a los médicos que están bajo su responsabilidad.
 

*****

Mientras la Feria del Libro recorría nuestro país de un extremo a otro y cientos de médicos cubanos salvaban vidas en Haití, se venía gestando una nueva campaña contra Cuba. Un delincuente común, con un historial probado de violencia, devenido “prisionero político”, se declaró en huelga de hambre para que le fueran instalados teléfono, cocina y televisión en su celda.

Alentado por personas sin escrúpulos y a pesar de cuanto se hizo para prolongarle la vida, Orlando Zapata Tamayo falleció y ha sido convertido en un lamentable símbolo de la maquinaria anticubana.

El 11 de marzo, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que “condena enérgicamente la muerte evitable y cruel del disidente preso político Orlando Zapata Tamayo” y en una intromisión ofensiva en nuestros asuntos internos “insta a las instituciones europeas a que den apoyo incondicional y alienten sin reservas el inicio de un proceso pacífico de transición política hacia una democracia pluripartidista en Cuba”.

Con el título “Orlando Zapata Tamayo: Yo acuso al gobierno cubano”, está circulando un llamamiento para recoger firmas contra Cuba. La declaración asegura que este recluso fue “injustamente encarcelado y brutalmente torturado” y que murió “denunciando estos crímenes y la falta de derechos y democracia de su país”. Al propio tiempo, miente sin pudor alguno sobre una supuesta práctica de nuestro gobierno de “eliminar físicamente a sus críticos y opositores pacíficos”.

El 15 de marzo, un periódico español mostraba en primera plana el rostro de Zapata Tamayo, ya difunto, en el ataúd, al tiempo que anunciaba la adhesión al llamamiento de algunos intelectuales que mezclaban sus firmas a las de viejos y nuevos profesionales de la contrarrevolución interna y externa.

Los escritores y artistas cubanos estamos conscientes del modo en que se articulan con cualquier pretexto las corporaciones mediáticas y los intereses hegemónicos y de la reacción internacional para dañar nuestra imagen. Sabemos con cuánto ensañamiento y morbo se tergiversa nuestra realidad y cómo se miente a diario sobre Cuba. Sabemos también qué precio pagan quienes han intentado expresarse desde la cultura con matices propios.

En la historia de la Revolución jamás se ha torturado a un prisionero. No ha habido un solo desaparecido. No ha habido una sola ejecución extrajudicial. Hemos fundado una democracia propia, imperfecta, sí, pero mucho más participativa y legítima que la que nos pretenden imponer. No tienen moral los que han orquestado esta campaña para darnos lecciones de derechos humanos.

Es imprescindible detener esta nueva agresión contra un país bloqueado y acosado sin piedad. Apelamos para ello a la conciencia de todos los intelectuales y artistas que no alberguen intereses espurios en torno al futuro de una Revolución que ha sido, es y será un modelo de humanismo y solidaridad.
 
 
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