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Un semanario socialista publicado en defensa de los intereses del pueblo trabajador
Vol. 74/No. 13      5 de abril de 2010

 
(artículo principal)
¡Alto a las redadas
y las deportaciones!
Más de 100 mil marchan en Washington
 
Militante/Jorge Lertora
Contingente en la marcha del 21 de marzo por los derechos de los inmigrantes en Washington

POR BETSY FARLEY
Y SARA LOBMAN
 
WASHINGTON—“Necesitamos documentos para todos, y no más redadas”, dijo José Moisés Alvarado al explicar porque se unió a la marcha masiva que se realizó aquí el 21 de marzo en defensa de los derechos de los inmigrantes. Alvarado y su compañera de trabajo Elsa Porras eran parte de unos 50 trabajadores de Oceanside Institutional Industries de Long Island, Nueva York, que participaron en la protesta.

Contingentes de trabajadores, estudiantes y de otras personas de todo Estados Unidos llegaron a la capital para la manifestación, que creció a más de 100 mil participantes.

Los primeros que llegaron al Paseo Nacional fueron cientos de trabajadores de Florida. Otros contingentes llegaron desde el sur del país, incluyendo de los estados de Georgia, Alabama, Tennessee, Mississippi, Carolina del Norte y Carolina del Sur, donde muchos inmigrantes trabajan en la construcción o en plantas empacadoras de carne de res o de pollo.

Más de 120 autobuses llegaron de Chicago y sus alrededores. Entre ellos llegó un contingente muy animado en cuatro buses organizados por la recién constituida Alianza de Jóvenes Inmigrantes para la Justicia, compuesta de estudiantes de universidades de la región, muchos de ellos indocumentados.

Doscientos autobuses llegaron desde la ciudad de Nueva York. Hubo contingentes de los estados de Iowa, Michigan, Delaware, Ohio, Maryland y Virginia. Otros llegaron en avión o manejaron desde California.

Los sindicatos también organizaron contingentes, entre ellos Workers United (Trabajadores Unidos), el sindicato de la construcción Laborers International Union, el sindicato de la industria alimenticia UFCW, y el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU). Muchas personas vinieron con sus iglesias, escuelas, grupos de jóvenes y organizaciones comunitarias.

Aunque la mayoría de los participantes eran latinos, también participaron trabajadores inmigrantes de países de Africa, Asia y el Caribe.

Cientos de organizaciones e individuos apoyaron la coalición que organizó la manifestación, llamada la Marcha por América, incluyendo organizaciones pro derechos de inmigrantes, la AFL-CIO, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, los sindicatos arriba mencionados, varios miembros del Congreso de Estados Unidos y muchos comités a nivel local y estatal.

En vísperas de la marcha, algunos de los organizadores del evento señalaron que la administración de Obama en 2009, su primer año en la presidencia, realizó la cantidad más grande de deportaciones en la historia de Estados Unidos.  
 
Proyecto de ley Schumer-Graham
Mientras los preparativos para la manifestación del 21 de marzo cobraban fuerza, el 11 de marzo Obama organizó reuniones bien publicitadas tanto con representantes de algunos grupos pro derechos de inmigrantes, y con los senadores Charles Schumer y Lindsey Graham, quienes posteriormente anunciaron un nuevo proyecto de ley de inmigración.

Los organizadores de la manifestación restaron importancia de los ataques contra los inmigrantes y los derechos de los trabajadores que contiene el proyecto de ley, pintándolo como “un programa para que salgan los inmigrantes indocumentados y abrirles un camino hacia la plena ciudadanía de Estados Unidos”, según un comunicado de prensa de la Marcha Por América.

Obama se dirigió a la manifestación a través de un video grabado y prometió “ser su aliado mientras trabajamos para reparar nuestro descompuesto sistema de inmigración”. El presidente ha apoyado el proyecto Schumer-Graham.

Muchos de los participantes en la manifestación portaban pancartas de la coalición que decían: “Obama, No olvide sus promesas”, y también enarbolaron las banderas de Estados Unidos repartidas por los organizadores de la manifestación. Pero también enarbolaron sus banderas mexicanas, salvadoreñas y las de otros países. Muchos dijeron que para ellos, “reforma migratoria” es la legalización y el derecho de trabajadores y de sus familias para vivir, trabajar e ir a la escuela en Estados Unidos sin el temor de ser deportados.

Un trabajador de una planta empacadora de carne de pollo de Delaware, quien pidió que no publiquemos su nombre, llegó en un autobús con 47 compañeros de trabajo. Habló de las condiciones en la fábrica. “Aunque tenemos la unión, hay una presión constante. Necesitamos amnistía para poder luchar mejor contra los abusos”, dijo.

Cientos de trabajadores llegaron desde Georgia, muchos portando letreros contra el programa 287(g), el cual permite que policías locales y estatales funcionen como agentes de inmigración. “Para nosotros es importante eliminar el 287”, explicó Marisol Pérez. “En Georgia, no se puede conseguir una licencia para manejar sin no tienen papeles. Después te detienen por una infracción de transito, y de repente te están deportando”.

Arturo, un obrero de la construcción de Gwinnett County, Georgia, describió como trabajadores tienen que cambiar sus empleos y mover a sus hijos de una escuela a otra para evadir a la policía. Cuando se enteró de que la propuesta de ley Schumer-Graham requiere que los trabajadores digan que cometieron un crimen al entrar a Estados Unidos ilegalmente, dijo, “¡No somos culpables de nada! ¡No es mi culpa de que mi país es pobre!”

Zoe Colón organizó un autobús de trabajadores de Mamoroneck, Nueva York. Ella explicó que recientemente habían ganado una demanda para prevenir el acoso de la policía contra jornaleros y que habían abierto un centro de trabajadores.

Muchos contingentes de estudiantes salpicaron la manifestación. Más de cien estudiantes de la secundaria St. Dominic’s-Romeoville High School en Bolingbrook, Illinois, marcharon, portando letreros que decían “¡Sí se puede!”

Un buen número de los participantes nacidos en Estados Unidos eran afroamericanos. Etessa Quick vino con su esposo, James. El corta lomos de cerdo en la empacadora Smithfield en Tar Heel, Carolina del Norte. “Crecí en Mississippi en los años 60”, dijo Etessa. “Yo recuerdo cuando tenía que bajarme de las aceras y apartar la mirada cuando pasaba una persona blanca. Lincharon a mi tío y al primo de mi madre. Ahora tengo tres nietos. Uno es parte latino, uno es parte blanco y uno es parte indígena. Por eso creo que esta marcha es importante”.

Stanley Salazar, un obrero de la construcción desempleado de Kensington, Maryland, dijo, “No es simplemente una o dos cosas, es el sistema entero. La gente pensaba que Obama iba a ser diferente porque es negro, pero nada ha cambiado. Ahora podemos ver que no es solo un problema de racismo, sino el sistema entero que tiene que ser cambiado”.

Después de la manifestación, hubo una larga y animada marcha de muchos miles de personas hacia el estadio RFK a tres millas de distancia donde se encontraban estacionados los autobuses.
 
 
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