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Vol. 74/No. 16      26 de abril de 2010

 
Plan Schumer-Graham:
un proyecto antiobrero
(especial)
 
POR CINDY JAQUITH  
Los senadores Charles Schumer y Lindsey Graham, demócrata y republicano, respectivamente, presentaron su propuesta de “reforma” migratoria el 19 de marzo en un artículo de opinión en el Washington Post dos días antes la gran manifestación pro derechos de inmigrantes en Washington. El presidente Barack Obama inmediatamente respaldó la propuesta, diciendo que “puede y debe ser la base para que avancemos”.

Dicho plan, según Schumer y Graham, enfoca la inmigración desde la óptica de “la seguridad y el bienestar económico de América”. Consiste en cuatro “pilares.”

Primero, todo ciudadano norteamericano y residente legal que quiera trabajar en Estados Unidos tendría que portar un carnet nacional de identidad. Sería “una tarjeta de Seguridad Social de alta tecnología y a prueba de fraude”, dijeron los senadores, con un “identificador biométrico único” para el que la tenga.

“Los posibles empleadores serían responsables de pasar la tarjeta por la máquina para confirmar la identidad y el estado migratorio de una persona”, dijeron. Los que rehúsen hacerlo o conscientemente contraten a trabajadores sin las tarjetas apropiadas podrían ser multados o encarcelados.

Segundo, Schumer y Graham propusieron reforzar inmediatamente la Patrulla Fronteriza. Esto se combinaría con “un sistema de entrada-salida que rastrea a la gente que entra en Estados Unidos con visa legal y que entrega los nombres de los que tienen la visa vencida a bases de datos policiales”. Aunque la propuesta no lo dice específicamente, esto sugiere el uso mucho más amplio del programa 287(g), que le otorga a la policía local la autoridad de actuar como policía migratoria. Este programa es objeto de odio por parte de los inmigrantes porque ha llevado a crecientes deportaciones que empiezan cuando la policía detiene o busca el pretexto para detener a trabajadores que parecen extranjeros y les revisa sus documentos.

El “tercer pilar” “daría la tarjeta verde a los inmigrantes que reciben doctorados o maestrías en las ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas de una universidad norteamericana”. Los senadores dijeron, “No tiene sentido educar a los futuros inventores y empresarios mundiales y luego forzarlos a salir cuando pueden contribuir a nuestra economía”.

Pero no existe un trato preferente parecido para los que trabajan en la construcción, la manufactura y la carne; ni en la limpieza de edificios, los restaurantes y servicios domésticos. Estos “inmigrantes de bajas cualificaciones”, según los califican desdeñosamente los senadores los clasificaron, entrarán solo cuando sean “necesarios”. Los que mantengan un buen historial con los empleadores y el gobierno “por muchos años” tienen una “oportunidad de ganarse la legalidad.”

Para los que ya están aquí sin documentos, los senadores ofrecen el “cuarto pilar” —el “camino duro pero justo” a la legalidad. “Estarían obligados a reconocer que violaron la ley y a saldar su deuda con la sociedad mediante trabajo comunitario y multas y previos impuestos. Tendrían que someterse a una investigación de antecedentes criminales y ser competentes en inglés antes de ir al final de la cola de posibles inmigrantes antes de obtener la oportunidad de trabajar para la residencia legal permanente”.
 
 
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