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Vol. 74/No. 20      24 de mayo de 2010

 
No a guerra aquí y en el extranjero
(editorial)
 
El gobierno norteamericano se está aprovechando del ataque terrorista fallido en la ciudad de Nueva York el primero de mayo para socavar aún más los derechos de los trabajadores dentro de Estados Unidos y ampliar sus guerras en el exterior. La creciente crisis mundial de su sistema obliga a los gobernantes capitalistas a profundizar sus acciones en estos dos frentes.

Proyectos de ley en el Senado y la Cámara de Representantes proponen que se permita al gobierno revocar la ciudadanía de personas acusadas de estar afiliadas con “terroristas”. Esto facilitaría el uso de tribunales militares contra ellos. Los políticos capitalistas se están quejando de lo “fácil” que es que extranjeros como Faisal Shahzad, el acusado de manufacturar y colocar la bomba en Times Square, obtengan la ciudadanía norteamericana por medio del matrimonio.

El intento de ataque dinamitero está siendo usado para justificar la expansión de la intervención militar norteamericana en Pakistán y para presionar a su aliado en Islamabad a que intensifique su propia guerra contra las fuerzas talibanes.

Los gobernantes norteamericanos han usado y continuarán usando acciones tales como el atentado en Times Square —acciones que no tienen nada que ver con la lucha contra la explotación capitalista y la opresión imperialista— para ganar más apoyo a sus esfuerzos de restringir los derechos del pueblo trabajador, preparándose así para las batallas de clase que se avecinan. Los mismos métodos que promueven en la lucha contra el “terrorismo” serán utilizados en contra de sindicalistas y militantes obreros que luchan contra los efectos de la crisis económica y los ataques a las condiciones de vida y de trabajo que la acompañan.

La declaración de Martín Koppel, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Nueva York, que se publicó el 11 de septiembre de 2001 —el día del ataque contra los edificios del World Trade Center en Nueva York y el Pentágono— es válida hoy. Dice en parte: “Por su superexplotación sistemática de los pueblos de Asia, Africa, y América Latina; por sus agravios incesantes a su dignidad nacional y cultural; por sus múltiples formas de constante violencia asesina, el imperialismo estadounidense está convirtiendo a Norteamérica en una trampa mortal para el pueblo trabajador y todos los que aquí residen”.

Los trabajadores “debemos oponernos a la intervención militar norteamericana en cualquier parte del mundo. Debemos oponernos a los intentos de Washington de incrementar su ataque a los derechos políticos del pueblo trabajador y de las organizaciones de nuestra clase y de sus aliados oprimidos y explotados”.
 
 
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