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Vol. 74/No. 21      31 de mayo de 2010

 
Malcolm X, impacto en
revolución granadina
(especial)
 
A continuación presentamos la decimonovena parte de una serie que el Militante está publicando con extractos del nuevo libro, Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero, por Jack Barnes, el secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores. Instamos a nuestros lectores a que estudien, discutan y ayuden a vender este libro. Este extracto está basado en un discurso de Barnes en 1987 que aparece en el libro con el título “Malcolm X: dirigente revolucionario de la clase trabajadora”. Copyright © 2009 Pathfinder Press. Se reproduce con autorización.

Las ideas políticas y el ejemplo de Malcolm no solo fueron valiosos para su época, sino que ofrecen una guía para los revolucionarios hoy y mañana. En última instancia es la única prueba con la que cualquiera puede juzgar un liderazgo revolucionario: una prueba política. Así se mide la verdadera talla de Malcolm como dirigente proletario internacional.

Las convicciones revolucionarias de Malcolm se han validado de muchas formas, pero empecemos con una en nuestro propio hemisferio. Comencemos con la Revolución Granadina del 13 de marzo de 1979. Fue entonces que los trabajadores y agricultores de esa pequeña isla caribeña, bajo el liderazgo del Movimiento de la Nueva Joya, dirigido por Maurice Bishop, derrocaron la dictadura de Eric Gairy, la cual era respaldada por Washington. Llevaron al poder a un gobierno de trabajadores y agricultores que los organizó y dirigió para quitarse de encima la bota de la dominación imperialista estadounidense y británica, y para comenzar a transformar las relaciones sociales que por tanto tiempo habían perpetuado la explotación y opresión capitalista. En breve, al pueblo trabajador de Granada se le dirigió para que comenzara a descubrir su propia valía y se le organizó para que actuara a partir de ese conocimiento.

Maurice Bishop formó parte de la generación de revolucionarios, que tanto biológica como políticamente, vino inmediatamente después de Malcolm. Como señalé antes, Malcolm tiene muchos herederos y tendrá millones más, incluso aquí mismo en Estados Unidos y en otros países imperialistas. Pero es útil señalar a uno que ayudó a dirigir a los trabajadores y agricultores al poder, porque era hacia la lucha de clases revolucionaria por el poder político que Malcolm se encaminaba durante el último año de su vida, y esa era la meta más importante en torno a la cual convergían Malcolm y otros revolucionarios comprometidos.

Maurice Bishop se involucró en la política bajo el impacto del movimiento del “Poder Negro” en el Caribe, que a su vez se vio profundamente influido por Malcolm y la lucha de los negros en Estados Unidos. Bishop, siendo un joven universitario en el Reino Unido, había leído y estudiado a Malcolm. (Un ejemplo excelente del concepto de Malcolm de que si uno publica la verdad, esta se difunde).

Dos años antes de la Revolución Granadina, en una entrevista en 1977 con la revista semanal cubana Bohemia, Bishop dijo que el ímpetu político para fundar el Movimiento de la Nueva Joya (NJM) provino de “las ideas del ‘Poder Negro’ desarrolladas en Estados Unidos y la lucha liberadora de los pueblos africanos como Angola, Mozambique y Guinea-Bissau”. Y agregó que fue la Revolución Cubana la que llevó al NJM a “desenvolverse en una óptica marxista” y a reconocer “en el plano práctico de la lucha política cotidiana, la justeza del socialismo como única solución a nuestros problemas”.

Fue al emular la marcha revolucionaria hacia el poder estatal en Cuba que Maurice Bishop llegó a ser el dirigente proletario, el dirigente comunista que fue. Y así también llegó a entender—al igual que Malcolm, años antes—los límites del nacionalismo como guía para la acción política revolucionaria. Bishop indicó sus puntos de vista en una entrevista que concedió poco más de un año después de que el Movimiento de la Nueva Joya tomara el poder en Granada: una entrevista en julio de 1980 realizada por dirigentes de nuestro movimiento que se publicó en su totalidad en el Militant en septiembre de 1980. Bishop les recordó a nuestros lectores que, por la historia común de esclavitud, “hay un profundo sentido de identidad cultural que el pueblo de Granada experimenta automáticamente hacia los negros norteamericanos, y que estamos seguros es recíproco por parte de la comunidad negra norteamericana”.

[Para más información sobre el acenso y ocaso de la revolución granadina vea el folleto publicado por Pathinder Press La revolución granadina: 1979-83 que contiene discursos de Maurice Bishop y Fidel Castro.]  
 
 
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