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Vol. 74/No. 24      21 de junio de 2010

 
Dimite ministro japonés frente
a oposición a base de EE.UU.
(portada)
 
POR SETH GALINSKY  
A solo ocho meses de obtener su puesto en una abrumadora victoria electoral, el primer ministro japonés Yukio Hatoyama dimitió debido en gran medida a la oposición a su decisión de mantener en operación una importante base aérea norteamericana en Okinawa.

La victoria electoral de agosto de 2009 del Partido Democrático de Japón (DPJ) terminó con el dominio de medio siglo del Partido Demócrata Liberal. Durante su campaña, Hatoyama se comprometió a remover de Okinawa la base militar estadounidense Futenma. En lugar de eso, y a pesar de grandes manifestaciones en Okinawa exigiendo su clausura, él claudicó ante la presión de Washington y acordó mantener la impopular base en la isla, aunque será trasladada a un área menos poblada.

El DPJ rápidamente escogió al Ministro de Finanzas Naoto Kan para reemplazar a Hatoyama. Kan fue ratificado por el parlamento de Japón el 4 de junio, llegando a ser el quinto primer ministro del país en solo cuatro años.

Inmediatamente Kan declaró que honraría el acuerdo con Washington sobre Okinawa, diciendo que los lazos entre Estados Unidos y Japón son claves para la política exterior de Tokio, incluyendo el “asunto de Corea del Norte”.

La inestabilidad del gobierno japonés también es un reflejo de la profunda crisis económica que comenzó en la década de los 90, conocida como “la década perdida”.

“Durante los últimos 20 años, la economía japonesa ha estado estancada”, admitió Kan tan pronto como se hizo claro que sería el nuevo jefe de gobierno. “El crecimiento ha parado. Los jóvenes no pueden encontrar empleo”.

La crisis del capitalismo se manifestó en la economía japonesa, la segunda en el mundo después de la de Estados Unidos, antes que en otros países imperialistas.

La burbuja de bienes raíces de Japón empezó a colapsarse en 1990, e incluyó una baja de 80 por ciento en los precios de propiedades comerciales. La crisis financiera se agudizó en 1997; y para 1999 la bolsa de valores de Tokio se había reducido a un tercio de lo que fue durante su auge en 1989, mientras que los bancos japoneses tenían préstamos inservibles por 1 billón de dólares.

Para 2008, la economía japonesa se vio en caída libre una vez más, acelerada por el colapso de la compañía estadounidense Lehman Brothers. A pesar de una pequeña mejoría en 2009, Businessweek advirtió hace poco en un titular que “se vislumbra una fuerte bajada”.

El gobierno japonés tiene una gigantesca deuda pública, casi del 200 por ciento del producto doméstico bruto del país, una de las más grandes del mundo. La tasa oficial de desempleo ha subido del 3.8 por ciento en mayo de 2007 a más del 5 por ciento hoy.

Los trabajadores en Japón se han acostumbrado a creer que una vez que tuvieran un empleo les duraría de por vida. Pero durante los últimos 10 años, los capitalistas japoneses han aumentado el número de trabajadores “no regulares” que reciben menores salarios y beneficios que los trabajadores “regulares” y es más fácil que sean despedidos. Estos trabajadores no regulares ya constituyen más de una tercera parte de la fuerza de trabajo.

El aumento en la tasa de desempleo y en el número de trabajadores con peor compensación ha causado una crisis de vivienda para muchos trabajadores. El New York Times del 2 de enero reportó sobre el Hotel Cápsula Shinjuku 510 en Tokio. El hotel renta cápsulas plásticas de “6 pies de largo y 5 de ancho, y en las que no se puede estar de pie dada su altura” a los trabajadores que no pueden costear la renta de un apartamento. Rentar una de las cápsulas cuesta unos 640 dólares por mes.

Japón se encuentra en una crisis deflacionaria. Los precios al consumidor cayeron 1.9 por ciento el año pasado. En marzo, el Banco de Japón duplicó un programa de préstamos a los bancos de 20 billones de yenes en un intento de combatir la inflación, con pocos resultados.  
 
 
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