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Vol. 74/No. 37      4 de octubre de 2010

 
Decaen condiciones de
trabajadores y convergen
(artículo especial)
 
A continuación publicamos un extracto de Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero, por Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, publicado recientemente por la editorial Pathfinder. El fragmento es del capítulo titulado “La ‘meritocracia’ cosmopolita y la estructura de clases cambiante de la nacionalidad negra”. Copyright © 2010 Pathfinder Press. Reproducido con permiso.

POR JACK BARNES  
Sí se ha reducido la brecha desde los años 60 en las condiciones económicas y sociales del pueblo trabajador de todos los colores de la piel y orígenes nacionales en Estados Unidos. Pero no es porque las cosas hayan mejorado para decenas de millones de trabajadores que son negros o latinos. La razón es que los salarios y niveles de vida han bajado para una mayoría creciente de la clase trabajadora de todos los colores de la piel.

Si bien la tasa de nacimientos para las adolescentes no casadas ha subido bruscamente tanto entre blancas como africano-americanas desde los años 60, por ejemplo, la brecha entre las jóvenes negras y las jóvenes blancas ha disminuido: de una proporción de 12 a uno, a la actual proporción aproximada de dos a uno.

Una reducción comparable de las condiciones de todo el pueblo trabajador —y que afecta más duramente a los africano-americanos— se registra en el aumento colosal de la población penal en Estados Unidos en las tres últimas décadas. En 2005, más de 700 residentes norteamericanos de cada 100 mil se encontraban en prisiones o cárceles en este país. Estados Unidos tiene apenas el 5 por ciento de la población mundial, pero casi el 25 por ciento de todos los presos del mundo: más de 2.2 millones de personas! La mayor tasa de encarcelamiento de cualquier país del mundo. ¡Sí, cualquier país! Y si uno suma a todos los que están presos o en libertad condicional o probatoria, la cifra llega a más de 7 millones de personas: más del 3 por ciento de la población adulta de Estados Unidos.

El mayor incremento se ha dado entre los africano-americanos. Unos 577 mil negros estaban en prisiones o cárceles en 2005, un aumento del 58 por ciento desde apenas el año 1990. Los hombres negros tienen una probabilidad ocho veces mayor que los hombres blancos de encontrarse tras las rejas. Un 14 por ciento de los hombres negros entre las edades de 20 y 29 estaban presos en algún momento en 2004. Y los números se disparan cuando se agrega a los que están en libertad condicional o probatoria, o que hacen “servicio comunitario”.

Asimismo, desde 1980 se ha triplicado la tasa de encarcelamiento de los hombres blancos de veintitantos años. Tres veces mayor.  
 
Encadenan al pueblo trabajador con deudas
Los trabajadores y agricultores en Estados Unidos, especialmente los de ingresos más bajos, también están siendo golpeados duramente por las desastrosas consecuencias de la campaña patronal en el último cuarto de siglo para mantener a flote su tasa de ganancias en un mar de deudas, un mar en el cual nos dejan a nosotros a que nos ahoguemos. A medida que bajaron lentamente los salarios reales durante todo este tiempo, a los trabajadores les resultó cada vez más difícil pagar por las necesidades básicas sin recurrir al crédito. Este proceso ha llegado a tal punto en años recientes que ahora, para un número creciente de trabajadores, al final del mes no nos queda nada, o muy poco, para pagar los intereses y el principal de los préstamos. Sencillamente no podemos pagar las cuentas.

¿Cómo ocurrió esta situación? Desde fines de los años 60, los capitalistas han experimentado presiones sobre su tasa media de ganancia, la cual ha sufrido una gradual tendencia bajista. La primera recesión mundial después de los años 30 ocurrió en 1974-75. Ante esta desaceleración de la acumulación capitalista durante más de tres décadas, los gobernantes han contenido los gastos para la expansión de la capacidad productiva y la contratación de mano de obra en gran escala. Para contrarrestar este estancamiento, los sirvientes políticos de los gobernantes acaudalados en la Casa Blanca y el Congreso, tanto demócratas como republicanos, acompañados de la Junta de la Reserva Federal, han expandido masivamente el uso del crédito. Esto lo hicieron no solo aumentando la cantidad de fondos prestados a niveles inauditos, sino ampliando el uso del crédito de manera muy profunda entre la clase trabajadora, hasta entre los de ingresos más bajos. Como dice la vieja canción de Tennessee Ernie Ford, durante el último siglo y más, muchos trabajadores les han “debido nuestra alma a la tienda de la compañía”. Pero nunca antes en la historia se habían extendido las raíces enredadoras de esta deuda tan ampliamente entre la clase trabajadora como ha sucedido en años recientes. O tan extensamente entre sectores de las masas trabajadoras en el mundo semicolonial.  
 
 
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