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Vol. 74/No. 38      11 de octubre de 2010

 
3 asesores de Obama dimiten
tras fracaso de ‘estímulos’
(portada)
 
POR SETH GALINSKY  
Mientras se hace cada vez más evidente que las llamadas medidas de estimulo económico de la Casa Blanca no pueden frenar la depresión económica, tres miembros claves del equipo financiero de Barack Obama renunciaron a sus puestos. Las renuncias subrayan la falta de confianza que existe dentro de la clase gobernante en Estados Unidos de que se puede poder encontrar una salida de la crisis, a pesar del reciente anuncio de que la recesión económica oficialmente terminó en junio de 2009.

Lawrence Summers, el director del Consejo Económico Nacional y uno de los principales asesores económicos de Obama, anunció el 21 de septiembre que renunciará al fin del año. Summers ha sido un personaje clave tanto en administraciones Demócratas como Republicanas.

La salida de Summers llega poco después de las renuncias de Christina Romer, quien acaba de renunciar como presidente del Consejo de Asesores Económicos, y Peter Orszag, director de la Oficina de Administración y Presupuesto.

El Partido Republicano, aunque trata de aprovechar el descontento por la crisis económica, no tiene ningún plan propio serio. Un artículo en la revista conservadora National Review, titulado “Promesa Vacía”, señaló que el Compromiso con América de los republicanos no tiene ninguna diferencia fundamental con lo que los Demócratas están haciendo.

Ni los Demócratas ni los Republicanos, ni el tea party, tienen una solución a la decadencia a largo plazo del capitalismo. Grupos del tea party, que reflejan el resentimiento de sectores de la clase media y de algunos trabajadores que temen el impacto de la crisis económica, hablan sobre aquello a lo que se oponen, pero hablan poco sobre que es lo que promueven, salvo el “mercado libre”.

El New York Times dijo que “aunque los rescates que recibieron los contribuyentes reestablecieron las ganancias y los salarios de los banqueros, la gran máquina de dinero de Wall Street se está decelerando”.

“Las grandes instituciones financieras, entre ellas los bancos comerciales, todavía están ganando mucho dinero”, añade el periódico. Pero no tanto como habían esperado.

Otra muestra de los problemas de Wall Street es el hecho de que las ofertas de acciones han disminuido un 15 por ciento con respecto a las del año pasado; la oferta y compra de bonos bajó un 25 por ciento.  
 
Baja la tasa de ganancia industrial
Los capitalistas invierten solo si pueden recibir suficientes ganancias. En respuesta a la presión descendente sobre la tasa de ganancias industriales durante las últimas décadas, las inversiones de los patrones en equipo productivo han decaído. En cambio, han intentado maximizar sus ganancias a través de “downsizing” y acelerando el ritmo de trabajo, y vertiendo su dinero en acciones, bonos, derivados y otras formas de especulación financiera.

El periódico Atlanta Journal-Constitution señaló que corporaciones que despidieron a trabajadores y redujeron la producción durante los últimos años, hoy están “llenando sus cuentas bancarias con montañas de dinero. Pero no están contratando a trabajadores”.

Empresas estadounidenses, entre ellas la Alcoa, Intel, General Electric, IBM y Exxon, tienen más de 1.8 billones de dólares en reservas en efectivo, 382 mil millones de dólares más que el año pasado, según la Reserva Federal.

Los intentos del gobierno norteamericano de promover préstamos bancarios con tasas de intereses reducidas —la Reserva Federal cobra a los bancos menos de un por ciento de interés— han dado pocos resultados. El declive en prestamos comerciales e industriales durante la segunda mitad de 2009 fue el más grande de cualquier periodo de seis meses desde por lo menos la Segunda Guerra Mundial. Las fábricas están operando a un 72 por ciento de su capacidad, unos 7 puntos de porcentaje por debajo del promedio de los años 1972 a 2009.

El pueblo trabajador, que está enfrentando desempleo a largo plazo y recibiendo salarios más bajos cuando encuentran empleo, es el que sufre el mayor impacto de la crisis. En la ciudad de Nueva York, una de cada diez familias en viviendas públicas deben un mes o más de alquiler, un aumento de 50 por ciento desde al año pasado.  
 
 
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