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Vol. 74/No. 38      11 de octubre de 2010

 
Gastar más que ingresos
arriesga la revolución
Raúl Castro explica retos económicos
de Cuba en congreso de juventud comunista
(especial)
 
El siguiente extracto es parte del discurso pronunciado por el presidente de Cuba en la sesión de clausura del Noveno Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en La Habana el 4 de abril. El discurso aborda los retos para forjar hoy en Cuba dirigentes proletarios entre las generaciones más jóvenes: cuadros que dirijan con su ejemplo, con hábitos de disciplina y abnegación.

En este extracto, Raúl Castro se enfoca en la importancia de encarar los retos económicos del país, que se hacen más difíciles por el efecto combinado del embargo de Washington y la depresión capitalista mundial. Información detallada sobre la situación económica de Cuba fue distribuida a 30 mil miembros de la UJC, después de que estos asuntos fueron discutidos en la dirección de Partido Comunista, la Asamblea Nacional del Poder Popular y varios niveles del gobierno.

Publicamos esta selección al momento que los principales diarios capitalistas han estado destacando artículos sobre las recientes decisiones del gobierno cubano para implementar aspectos de la trayectoria económica que esboza Castro.

Como resultado de la distorsión deliberada combinada con la ignorancia e ilusión de los reporteros, los artículos han presentado estas acciones necesarias del gobierno cubano como un movimiento a la restauración capitalista. Pero como aclara este discurso son parte de una trayectoria obrera destinada a mantener la revolución proletaria y defenderla contra sus enemigos de clase encabezados por Washington. Los títulos son del Militante.
 

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POR RAUL CASTRO  
La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social.

Sin una economía sólida y dinámica, sin eliminar gastos superfluos y el derroche, no se podrá avanzar en la elevación del nivel de vida de la población, ni será posible mantener y mejorar los elevados niveles alcanzados en la educación y la salud que gratuitamente se garantizan a todos los ciudadanos.

Sin una agricultura fuerte y eficiente que podemos desarrollar con los recursos de que disponemos, sin soñar con las grandes asignaciones de otros tiempos, no podemos aspirar a sostener y elevar la alimentación de la población, que tanto depende todavía de importar productos que pueden cultivarse en Cuba.

Sin que las personas sientan la necesidad de trabajar para vivir, amparadas en regulaciones estatales excesivamente paternalistas e irracionales, jamás estimularemos el amor por el trabajo, ni solucionaremos la falta crónica de constructores, obreros agrícolas e industriales, maestros, policías y otros oficios indispensables que poco a poco van desapareciendo.

Sin la conformación de un firme y sistemático rechazo social a las ilegalidades y diversas manifestaciones de corrupción, seguirán no pocos, enriquecidos a costa del sudor de la mayoría, diseminando actitudes que atacan directamente a la esencia del socialismo.

Si mantenemos plantillas infladas en casi todos los ámbitos del quehacer nacional y pagamos salarios sin vínculo con los resultados, elevando la masa de dinero en circulación, no podemos esperar que los precios detengan su ascenso constante, deteriorando la capacidad adquisitiva del pueblo. Sabemos que sobran cientos de miles de trabajadores en los sectores presupuestado y empresarial, algunos analistas calculan que el exceso de plazas sobrepasa el millón de personas y este es un asunto muy sensible que estamos en el deber de enfrentar con firmeza y sentido político.  
 
Nadie quedará desamparado
La Revolución no dejará a nadie desamparado, luchará por crear las condiciones para que todos los cubanos tengan empleos dignos, pero no se trata de que el Estado se encargue de ubicar a cada uno tras varias ofertas laborales. Los primeros interesados en encontrar un trabajo socialmente útil deben ser los propios ciudadanos.

En resumen, continuar gastando por encima de los ingresos sencillamente equivale a comernos el futuro y poner en riesgo la supervivencia misma de la Revolución.

Nos enfrentamos a realidades nada agradables, pero no cerramos los ojos ante ellas. Estamos convencidos de que hay que romper dogmas y asumimos con firmeza y confianza la actualización, ya en marcha, de nuestro modelo económico, con el propósito de sentar las bases de la irreversibilidad y el desarrollo del socialismo cubano, que sabemos constituye la garantía de la independencia y soberanía nacional.

No ignoro que algunos compañeros a veces se desesperan, deseando cambios inmediatos en múltiples esferas. Naturalmente me refiero ahora a aquellos que lo hacen sin la intención de prestarse al juego del enemigo. Comprendemos esas inquietudes que por lo general se originan en el desconocimiento de la magnitud de la tarea que tenemos por delante, la profundidad y complejidad de las interrelaciones entre los diferentes factores del funcionamiento de la sociedad que deberán modificarse.

Los que piden avanzar más rápido, deben tener en cuenta el rosario de asuntos que estamos estudiando, de los cuales solo les he mencionado hoy algunos. Debemos evitar que por apresuramiento o improvisación, tratando de solucionar un problema, causemos otro mayor. En asuntos de envergadura estratégica para la vida de toda la nación no podemos dejarnos conducir por emociones y actuar sin la integridad requerida. Esa es, como ya explicamos, la única razón por la cual decidimos posponer unos meses más la celebración del Congreso del Partido y la Conferencia Nacional que lo precederá.

Este es el mayor y más importante desafío que tenemos para asegurar la continuidad de la obra construida en estos 50 años, que nuestra juventud ha asumido con total responsabilidad y convicción. El lema que preside este Congreso es "Todo por la Revolución" y ello significa, en primer lugar, fortalecer y consolidar la economía nacional.

Hoy más que nunca se requieren cuadros capaces de llevar a cabo una labor ideológica efectiva.

La juventud cubana está llamada a tomar el relevo de la generación fundadora de la Revolución y para conducir la gran fuerza de las masas requiere de una vanguardia que convenza y movilice, a partir de la autoridad que emana del ejemplo personal, encabezada por dirigentes firmes, capaces y prestigiosos, líderes de verdad, no improvisados, que hayan pasado por la insustituible forja de la clase obrera, en cuyo seno se cultivan los valores más genuinos de un revolucionario. La vida nos ha demostrado con elocuencia el peligro de violar ese principio.

Fidel lo expresó claramente en la clausura del Segundo Congreso de la UJC, el 4 de abril de 1972, cito:

"Nadie aprenderá a nadar sobre la tierra, y nadie caminará sobre el mar. Al hombre lo hace su medio ambiente, al hombre lo hace su propia vida, su propia actividad". Y concluyó:

"Aprenderemos a respetar lo que crea el trabajo, creando. Enseñaremos a respetar esos bienes, enseñándolo a crear esos bienes".

Esta idea, pronunciada hace 38 años y que seguramente fue ovacionada en aquel congreso, es otra muestra evidente de los asuntos que acordamos y que luego no cumplimos…

Mientras tanto, pareciera que a los abanderados de la cacareada libertad de prensa se les ha olvidado que el bloqueo económico y comercial contra Cuba y todos sus inhumanos efectos sobre nuestro pueblo, conservan plena vigencia y se recrudecen; que la actual administración de los Estados Unidos no ha cesado en lo más mínimo el apoyo a la subversión; que la injusta, discriminatoria e injerencista posición común de la Unión Europea, patrocinada en su momento por el gobierno norteamericano y la extrema derecha española, sigue en pie reclamando un cambio de régimen en nuestro país, o lo que es lo mismo, la destrucción de la Revolución.

Más de medio siglo de combate permanente ha enseñado a nuestro pueblo que la vacilación es sinónimo de derrota.

No cederemos jamás al chantaje, de ningún país o conjunto de naciones por poderosas que sean, pase lo que pase. Tenemos derecho a defendernos. Si pretenden acorralarnos, sepan que sabremos parapetarnos, en primer lugar en la verdad y los principios. Una vez más seremos firmes, serenos y pacientes ¡Sobran los ejemplos en nuestra historia! …

Ya en época más reciente, el pueblo cubano dio una muestra imborrable de su capacidad de resistencia y confianza en sí mismo cuando, como resultado de la desaparición del campo socialista y la desintegración de la Unión Soviética, Cuba sufrió la caída de su Producto Interno Bruto en un 35 por ciento, la reducción del comercio exterior en el 85 por ciento, la pérdida de los mercados de sus principales exportaciones, como el azúcar, níquel, cítricos y otros, cuyos precios descendieron a la mitad, la desaparición de créditos en condiciones favorables con la consiguiente interrupción de numerosas inversiones vitales como la primera central electronuclear y la Refinería de Cienfuegos, el colapso del transporte, las construcciones y la agricultura al suprimirse de golpe el suministro de piezas de repuesto para la técnica, los fertilizantes, piensos y las materias primas de las industrias, provocando la paralización de cientos y cientos de fábricas y el abrupto deterioro cuantitativo y cualitativo de la alimentación de nuestro pueblo hasta niveles por debajo de la nutrición recomendada… y mientras todo esto acontecía, decenas de agencias de prensa occidentales, algunas de ellas sin disimular su regocijo, despachaban corresponsales a Cuba con la intención de ser las primeras en reportar la derrota definitiva de la Revolución.

En medio de esta dramática situación, nadie quedó abandonado a su suerte y se evidenció la fuerza que emana de la unidad del pueblo cuando se defienden ideas justas y una obra construida con tanto sacrificio. Solo un régimen socialista, a pesar de sus deficiencias, es capaz de superar tan gigantesca prueba…  
 
 
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