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Vol. 74/No. 49      27 de diciembre de 2010

 
Agricultores negros siguen
lucha contra discriminación
(portada)
 
POR SUSAN LAMONT  
WASHINGTON—El 8 de diciembre el presidente Barack Obama firmó una medida para proporcionar fondos adicionales para la resolución legal de una demanda por discriminación racista, entablada desde hace mucho, en contra del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). La ley hace disponible unos 1.15 mil millones de dólares para los agricultores negros. También incluye 3.4 mil millones de dólares para los nativos americanos que entablaron una demanda contra el gobierno federal en 1996, por haberlos estafado en los ingresos obtenidos de tierras tribales.

En febrero de 2010, tras años de protestas por los agricultores, la administración de Obama prometió fondos adicionales en el caso de los agricultores negros. Una vez aprobados por la cámara de representantes en mayo, el dinero quedó paralizado en el senado estadounidense hasta el 19 de noviembre. Aunque había muchos senadores que expresaron su apoyo al acuerdo, otros lograron demorar la aprobación durante meses, sosteniendo que no podían votar a favor de una medida que incrementara el déficit federal.

La medida finalmente fue aprobada cuando los fondos se hicieron disponibles provenientes de un “excedente” en los programas de nutrición para mujeres y niños que se conoce como WIC, un programa del Departamento del Tesoro para recuperar “sobrepagos” de los beneficios de desempleo, y de otras fuentes. Gary Grant, presidente de la Asociación de Granjeros y Agricultores Negros, señaló, “¿Cómo es posible, nos preguntamos, que WIC tenga un excedente de casi 570 millones de dólares en estos tiempos? Si la gente que necesita asistencia de alimentos ha sido suprimida burocráticamente del programa para crear un excedente, esto es un escándalo”.

La demanda colectiva de los agricultores negros, conocida como Pigford v. Glickman, fue entablada en 1997 por décadas de discriminación en los préstamos, el auxilio para desastres y otros programas agrícolas.

Lucious Abrams, de 57 años de edad y agricultor de Waynesboro, Georgia, fue uno de los primeros seis demandantes en el caso Pigford y ayudó a organizar a otros agricultores en la lucha. A mediados de la década de 1980, los agentes financieros locales del USDA le decían que volviera más tarde, o que esperara un poco más para resolver su solicitud de préstamo. “Cuando no puedes conseguir el dinero a tiempo para funcionar, dos o tres semanas en el sector agrícola son como si uno necesitara agua para beber y no pudiera conseguirla sino hasta tres días después”, dijo Abrams al Augusta Chronicle.

En 1999, un decreto prometió dar a los agricultores un pago de 50 mil dólares, además de la condonación de deudas, reducción de impuestos y consideración preferencial para préstamos futuros.

De las primeras 22 547 demandas presentadas, el 41 por ciento terminaron siendo denegadas. Otras 75 mil demandas fueron también denegadas a raíz de que se entablaron después de la fecha límite de septiembre de 2000.

Algunos políticos capitalistas y medios de comunicación empezaron a atacar el nuevo acuerdo antes de que se secara la tinta.

Un editorial en el Investor’s Business Daily del 8 de diciembre titulado “¿Reparaciones? Cuando vuelan los Pigford” alegaba que, “Pigford es un completo robo al Tesoro estadounidense que se debe de investigar. No cabe duda de que existen válidas demandas de las minorías por discriminación, pero cuando hay más demandantes que agricultores, esto huele a estafa”.

La ley firmada por Obama incluye unas disposiciones para investigar cada solicitud y dar informes periódicos al congreso. Como en el primer acuerdo de Pigford, esto sin duda va a significar que el gobierno federal invertirá miles de horas y millones de dólares para disputar las demandas de los agricultores negros.

Los agricultores negros dicen que el funcionamiento diario de las oficinas locales del USDA donde se toman las decisiones sobre las solicitudes de préstamos sigue prácticamente sin cambios. “El USDA todavía nos los deniega”, dijo Willie James Brown, de 77 años de edad, de Marbury, Alabama. Brown cultiva maíz, guisantes, melones y heno y cría ganado en su finca de 451 acres al norte de Montgomery. “De cierta forma es peor que cuando empezamos”.

“Vamos a la oficina del USDA para averiguar sobre nuestras solicitudes. Ahí están sentados ellos, tomando café, platicando y riendo. ‘Estamos trabajando en ello’, dicen. Si preparas un presupuesto y se lo llevas para pedir un préstamo de 30 mil dólares, que no es mucho, dicen, ‘¿puede arreglárselas con 5 mil o 6 mil dólares? Y así, solo te dan unos cuantos cientos de dólares cada vez; tienes que regresar una y otra vez”, agregó Brown.

“Hablamos con agricultores blancos amigos nuestros, y ellos siempre reciben su dinero primero. Nos preguntan, ‘¿todavía no han recibido el suyo?’ Este tipo de tratamiento es lo que ha hecho que todos agricultores jóvenes hayan abandonado la agricultura. Nuestra lucha no está ni cerca de terminar”.  
 
 
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