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Vol. 75/No. 9      7 de marzo de 2011

 
Estalla guerra civil en Libia
(portada)
 
POR CINDY JAQUITH  
Febrero 23—Al cierre de esta edición del Militante, está explotando una guerra civil en Libia. Una rebelión de trabajadores y jóvenes y otros sectores de la población ha dividido el ejército y está amenazando el dominio de 41 años del coronel Muamar el Gadafi. Las fuerzas del régimen han perdido el control de la mitad oriental del país, que incluye muchas de las ciudades más grandes.

Gadafi está tratando desesperadamente de mantenerse en el poder, a medida que aumenta la oposición a su cada vez más brutal régimen y él se ve cada vez más aislado.

En menos de una semana, los manifestantes en Benghazi, la segunda ciudad más poblada de Libia, han expulsado a las fuerzas de seguridad del gobierno y han tomado control de las calles. Una parte sustancial de los comandantes del ejército y la policía rompieron con el gobierno y rehusaron atacar a los manifestantes. Soldados repartieron armas a los civiles.

Por mucho tiempo el Gadafi ha dependido de grupos de milicias para mantener el poder, en lugar de depender de un ejército grande y centralizado. Como resultado de sus medidas feroces contra el levantamiento muchos soldados e incluso unidades enteras se han puesto del lado de la rebelión.

Las fuerzas que encabezan la resistencia en Benghazi han hecho un llamado por el establecimiento de un gobierno provisional laico dirigido por el ejército y dirigentes de las tribus de Libia, informa el New York Times.

En Trípoli, la capital, algunas tropas se han alzado y los manifestantes lanzaron ataques contra edificios gubernamentales y estaciones de policía. Gadafi respondió con ataques aéreos contra la población y las unidades rebeldes del ejército. Mercenarios importados de otros países africanos han disparado contra el pueblo indiscriminadamente.

Informes de prensa dicen que más de mil personas han muerto como resultado de la represión sangrienta ordenada por Gadafi. El ha prometido pelear hasta la muerte. Un residente de Trípoli dijo al periódico el Guardian que la actitud de la gente se ha redefinido, dicen, “No tenemos miedo, ya no se puede regresar. Si paramos ahora, Gadafi masacrará a todo el mundo”.

Han renunciado el ministro de seguridad y el de justicia, así , como también toda la delegación de Libia ante la ONU y funcionarios diplomáticos en varios países. Los trabajadores del petróleo salieron en huelga en varios sitios.

Libia estuvo dominada por varias potencias coloniales europeas hasta 1951, cuando logró su independencia y se convirtió en una monarquía constitucional.

En 1969 Gadafi dirigió a los Oficiales Unionistas Libres para llevar a cabo un golpe militar que abolió la monarquía. El nuevo gobierno declaró su meta de “libertad, socialismo y unidad” que buscaba un tercer camino entre el capitalismo y el comunismo. Prometió luchar por la unidad árabe y la solidaridad con la lucha palestina, vencer el atraso y la organización tribal y poner fin a la explotación de clase.

Gadafi prohibió todos los partidos políticos y acabó con la democracia parlamentaria reemplazándola con comités “revolucionarios” que supuestamente garantizaban la participación popular en el manejo del país. En realidad él gobernó directamente. Los ingresos petroleros del país le permitieron construir escuelas, hospitales y otras necesidades sociales y mejorar el nivel de vida para algunos trabajadores. A la vez aseguró que él y su familia llegaran a ser los capitalistas más ricos del país.

Comenzando a mediados de los 1990s las ganancias petroleras de Libia comenzaron a bajar y su capacidad para amortiguar los golpes contra los trabajadores disminuyó. Creció el malestar popular.

En 1996 Gadafi ordenó la masacre de 1 200 prisioneros en la cárcel Abu Salim en Trípoli. Las protestas actual comenzaron en Benghazi cuando familiares de aquellos presos intentaron organizar una conmemoración, según la revista Time.

En 2003, después de la invasión de Washington contra Iraq, Gadafi hizo paz con los imperialistas, declarando que no produciría armas nucleares. También abrió la puerta a una mayor penetración imperialista en la economía. En 2006 el entonces presidente George Bush removió a Libia de la lista de “estados que patrocinan el terrorismo”.

La crisis económica capitalista mundial ha reducido drásticamente las ganancias de la producción petrolera y su capacidad de mantener subyugado al pueblo.
 
 
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