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Vol. 75/No. 18      9 de mayo de 2011

 
Obama: ‘gente común
no presta atención’
(portada)
 
POR CINDY JAQUITH  
El presidente Barack Obama demostró una vez más su desprecio clasista hacia el pueblo trabajador en sus comentarios durante una reunión de selectos partidarios acaudalados en Brentwood, California, el 21 de abril. Entre los que asistieron se encontraban los personajes de Hollywood George Clooney, Stephen Spielberg, Tom Hanks, William Ferrell, y otros.

Reconociendo que los comicios electorales de 2012 serán más difícil que los de 2008, el presidente negó que la causa fueran los crecientes ataques económicos capitalistas contra el pueblo trabajador y las guerras que se siguen extendiendo bajo su administración. No, dijo, el problema es que los trabajadores simplemente no entienden.

“Cuando hablo con gente común, no siempre están prestando atención”, dijo Obama en forma de regaño. “Si les preguntas sobre Medicare, te dicen, ‘Me gusta ese programa, pero quisiera que el gobierno no se involucrara’”.

Aparentemente, el síndrome de déficit de atención de los trabajadores empieza a notarse cada vez que expresamos nuestras sospechas hacia el gobierno y sus intromisiones burocráticas en nuestras vidas.

Ahora, Obama nos dice que está luchando para “salvar” el Medicare. ¿Cuál es su plan?

Primero, la Casa Blanca busca recortar los fondos que cubren recetas para medicamentos y pide recortar 136 mil millones de dólares al programa Medicare Advantage en los próximos 10 años. Decenas de miles de trabajadores y agricultores se oponen fuertemente a este ataque contra nuestro acceso al cuidado médico.

Segundo, Obama dice que autorizará a la junta independiente consultativa sobre pagos de Medicare, que fue establecida por su administración bajo la ley de “reforma” de servicios de salud de 2010, a “hacer ahorros adicionales mejorando aún más a Medicare”. Traducción: más trámites burocráticos y más recortes en servicios. Algo a lo que millones de trabajadores también se oponen.

¿Entonces, quién no está poniendo atención?

Los trabajadores somos forzados a esperar en largas filas una y otra vez para todo desde cupones de alimentos y subsidios de desempleo hasta conseguir una licencia para conducir o enviar un paquete. Los profesionales privilegiados de clase media, académicos, funcionarios de fundaciones y otras capas de la meritocracia que Obama representa no son sometidos a estas frecuentes humillaciones.

Ni tampoco tienen que preocuparse por la condición del Medicare cuando ellos lleguen a la edad de 65 años. Sus beneficios de salud y jubilación estarán mucho más garantizados.

¿Por qué no debemos los trabajadores desconfiar de que una junta nombrada por el gobierno decida el servicio médico que uno pueda recibir y bajo que condiciones? ¿Por qué no deberíamos, como dice Obama, “desear que el gobierno no se involucre”?

La oposición hacia un gran aparato de gobierno y a la burocracia capitalista de todo tipo —lejos de ser reaccionario, como a menudo lo caracterizan los liberales y radicales de izquierda— representa un avance en la conciencia de clase. Igualmente lo es la aversión popular hacia liberales que promueven planes de ingeniería social como el de cobrar impuestos sobre alimentos de alto contenido de grasa.

Es un reconocimiento de que los trabajadores necesitamos defendernos a nosotros mismos contra el gobierno. Y no depender de este cada vez más.

Esta no es la primera ocasión en que Obama, totalmente ajeno de la realidad, ha exhibido su desdén hacia la clase trabajadora para que todos lo veamos. En otro evento para recaudar fondos en California antes de las elecciones de 2008, Obama dijo que al viajar por el Medio Oeste del país golpeado por la recesión encontró a muchos trabajadores que “se amargan, que se aferran a las armas o a la religión, o a la antipatía hacia gente que no se les parece, o a sentimientos en contra de los inmigrantes o en contra del comercio”. Pero eso “no es sorprendente”, añadió Obama.

Cuando Obama sermoneó a los feligreses de una iglesia afroamericana en Chicago el Día del Padre ese año, les dijo que “no deben de quedarse no más sentados en casa mirando al “Sports Center”… Remplacen de vez en cuando el juego de video o el control remoto con un libro”.

Enfocándose hacia los hombres negros, dijo, “Necesitamos a padres que reconozcan que la responsabilidad no termina en la concepción… Cualquier tonto puede tener un niño. Eso no te convierte en padre”.  
 
 
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