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Vol. 75/No. 28      1 de agosto de 2011

 
Evento en sur de China
aborda chinos en Cuba
En Guangzhou, presidenta de Pathfinder
resalta ejemplo de Revolución Cubana
(especial)
 

POR MARTIN KOPPEL  
GUANGZHOU, China—Mary-Alice Waters, presidenta de la editorial Pathfinder, fue la oradora principal en una conferencia sobre la historia de los chinos en Cuba, celebrada en esta ciudad el 27 de junio. Waters es la editora de Nuestra historia aún se está escribiendo: La historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana. El libro fue publicado en español y en inglés por la editorial Pathfinder y en chino por la Editorial de Propiedad Intelectual en Beijing.

A través de entrevistas, los autores del libro —Armando Choy, Gustavo Chui y Moisés Sío Wong— relatan lo que los llevó, cuando eran jóvenes creciendo en Cuba en los años 50, a integrarse al Movimiento 26 de Julio y al Ejército Rebelde, que encabezaron la lucha para derrocar la dictadura de Batista, respaldada por Washington. Cuentan la historia de la inmigración china a Cuba y el papel que ocupó en la creación de la nación cubana moderna desde mediados del siglo 19, cuando miles de chinos, llevados a Cuba en condiciones de servidumbre como trabajadores brutalmente explotados, se sumaron a la guerra revolucionaria para abolir la esclavitud e independizarse del dominio colonial español.

Cerca de 50 personas asistieron al evento, organizado por la Oficina de Asuntos de Chinos de Ultramar del gobierno provincial de Guangdong y por el consulado de Cuba en esta ciudad. Se celebró en el edificio donde se encuentra el Museo de Chinos de Ultramar de Guangdong. El museo documenta e ilustra la historia de la inmigración a todas partes del mundo por parte de los chinos de esta ciudad costera y la zona circundante, conocida históricamente como Cantón fuera de China.

Los otros oradores fueron Félix Raúl Rojas, cónsul de Cuba en Guangzhou, y Lin Lin, subdirector de la Oficina Provincial de la Oficina de Asuntos de Chinos de Ultramar. Ming Hui Wang, director del museo, dio la bienvenida a los invitados.

Asimismo asistieron estudiantes y profesores de la Universidad Wuyi en la ciudad de Jiangmen y de la Universidad Jinan en Guangzhou, ambas en la provincia de Guangdong, así como otros funcionarios de la Oficina de Asuntos de Chinos de Ultramar, personal directivo del museo, periodistas e invitados especiales vinculados a la emigración china a Cuba. La actividad se tradujo entre español, inglés y chino.

Waters estaba acompañada por Martín Koppel, un editor de Pathfinder que fue el responsable de la edición en español de Nuestra historia aún se está escribiendo, y Linda Harris y Patrick Brown, distribuidores del libro en Australia, Nueva Zelanda y todo el Pacífico y Asia.

Los cuatro habían participado recientemente en una conferencia regional en Hong Kong de la Sociedad Internacional para el Estudio de los Chinos de Ultramar (ver la edición de la semana pasada). Hong Kong, que fue devuelta a China en 1997 tras más de 150 años de dominio colonial británico, queda a 100 millas de Guangzhou. Ambas ciudades forman parte de la región del Gran Delta del Río Perla en el sur de China.  
 
Independentistas
Rojas rindió homenaje a las decenas de miles de chinos, en su mayoría de la provincia de Guangdong, que llegaron para “mezclar su sangre con la de los cubanos y así, junto a los españoles y africanos, conformar las raíces de la nacionalidad cubana”.

Destacó el curso adoptado por el reciente congreso del Partido Comunista de Cuba “de actualización económica y social de nuestra sociedad” destinada a “perfeccionar nuestro socialismo construyendo nuestra sociedad de acuerdo con nuestras propias necesidades, nuestras propias características y nuestras propias experiencias”.

El cónsul cubano expresó su agradecimiento a Waters y los que la acompañaban por su “lucha incansable por romper el muro de silencio con el que [los gobernantes de Estados Unidos] han querido cercar a la Revolución Cubana desde el mismo corazón de quienes lo promueven”. (Ver el discurso de Rojas en la página 10).

Lin Lin brindó una cálida bienvenida a Rojas y a Waters a nombre de la Oficina de Asuntos de Chinos de Ultramar y la Asociación de Guangdong de Estudios de los Chinos de Ultramar. Señaló que el primer grupo de 206 trabajadores en servidumbre chinos, traídos de Guangdong, llegó a Cuba en 1847. En 1867, dijo, se fundó la primera asociación china en La Habana, Kit Yi Tong (La unión).

Se refirió a las palabras famosas del general Gonzalo de Quesada, uno de los dirigentes de la guerra cubana de independencia de 1895, de que “no hubo un chino cubano desertor, no hubo un chino cubano traidor”. Esta frase aparece en un monumento en el centro de La Habana en honor a los combatientes libertarios chinos. Una fotografía del monumento aparece en el Museo de Chinos de Ultramar.

“Nuestras asociaciones de investigaciones en China tienen escasos recursos sobre la historia y las condiciones actuales de los chinos de ultramar en Cuba”, dijo Lin Lin. “Nuestra historia aún se está escribiendo ofrece una documentación muy valiosa” de esa experiencia, y la conferencia de hoy “nos dará una mejor comprensión”.  
 
Por qué se destaca ejemplo de Cuba
Rojas presentó a Mary-Alice Waters, editora del libro, señalando que ella es miembro del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores y directora de la revista marxista New International. Comentó sobre el amplio interés que ha provocada el libro, y mencionó las más de 60 conferencias, seminarios y clases a los cuales Waters se ha dirigido en recintos universitarios y ciudades en diversas partes del mundo.

Lo que distingue a Cuba de todos los demás países, dijo Waters, es la eliminación de la discriminación y la casi completa falta de prejuicios contra los cubanos de ascendencia china.

Si bien está creciendo en Cuba el interés en la cultura y las artes que los inmigrantes chinos trajeron a la isla, así como el orgullo en esta rica historia, Waters señaló que el mundialmente célebre barrio chino de La Habana, antes el más grande de América Latina, ya no se parece a lo que era antes.

“La razón es evidente”, dijo. “Ya no existe una compulsión para que los cubano-chinos vivan juntos en un distrito restringido. Ya no se les prohíbe vivir en ninguna zona, a diferencia de antes, ni necesitan la seguridad de estar congregados para protegerse de actos de violencia, discriminación y racismo. Hoy día en Cuba tampoco existen profesiones típicamente ‘chinas’, como pequeñas tiendas, lavanderías o restaurantes”.

Hoy los cubanos de ascendencia china están integrados a todos los ámbitos de la vida social hasta los niveles más altos del gobierno y en otras esferas.

La explicación, dijo Waters, radica en 150 años de continuidad revolucionaria en Cuba. Los chinos participaron masivamente en las batallas del siglo 19 por la independencia y la abolición de la esclavitud y de todo tipo de servidumbre. En los años 30 participaron en el ascenso revolucionario contra la dictadura de Machado, dijo Waters. Mencionó el papel ejemplar de José Wong, nacido en China, cuyas contribuciones incluyen la fundación de la Alianza Revolucionaria Protectora de Obreros y Campesinos Chinos en Cuba.

Waters también subrayó las agudas divisiones de clase que se desarrollaron en el seno de los cubano-chinos: algunos llegaron a ser comerciantes ricos con importantes nexos internacionales, mientras que la mayoría continuaron siendo trabajadores y tenderos que a duras penas se ganaban el pan.

Con los relatos de Choy, Chui y Sío Wong en Nuestra historia aún se está escribiendo, dijo Waters, aprendemos sobre la participación de los cubano-chinos en la lucha revolucionaria que culminó con la victoria de 1959 y paso a la revolución socialista en América. Los tres ocuparon importantes responsabilidades de dirección en misiones internacionalistas cubanas en áfrica y otros lugares, llegando a general en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y asumiendo altas responsabilidades en el gobierno.  
 
Por qué la hostilidad de Washington
Waters recalcó las razones de la implacable hostilidad de Washington hacia el gobierno revolucionario de Cuba que comenzaron hace más de 50 años. A medida que el nuevo gobierno revolucionario fue realizando la reforma agraria y otras medidas elementales para responder a las necesidades del pueblo trabajador cubano, dijo Waters, “entró en conflicto con la pequeña clase gobernante nacional y con las familias capitalistas de Estados Unidos, que eran dueñas y controlaban la mayoría de la tierra cultivada, las riquezas minerales, la refinerías de petróleo, los ferrocarriles, las empresas de servicios públicos y casi la mitad de la producción de azúcar en Cuba”.

A pesar de los actos de sabotaje, invasiones, atentados, embargo y bloqueo efectuados por Washington, los trabajadores y agricultores de Cuba se mantuvieron firmes, dijo Waters.

“La intransigencia con la que se niegan a permitir que los imperialistas continúen dominándolos explica el empeño del gobierno estadounidense en castigar al pueblo cubano hasta el día de hoy”, explicó. “Nada menos que derrotar esa independencia y abrir nuevamente las puertas a la explotación capitalista —lo que ellos denominan ‘democracia’ y ‘libertad’—los dejará satisfechos. Tienen que destruir el ejemplo que Cuba significa para el pueblo trabajador de toda América Latina y del mundo”.

Es por eso que hoy día “cinco revolucionarios cubanos han estado encarcelados vengativamente en prisiones de Estados Unidos por casi 13 años”, destacó Waters. “Los tienen como rehenes ante la demanda de que el pueblo cubano se someta a los ‘cambios’ que Washington juzgue aceptables”.

Durante la discusión, varios miembros del público tomaron la palabra para compartir sus experiencias. “La historia de los chinos en Cuba que usted describió es una fuente de orgullo para mí” dijo Zhang Guoxiong, profesor de la universidad Wuyi. En la parte de la provincia de Guangdong donde él se crió, dijo, “hasta tenemos una ‘aldea cubana’” donde muchos o la mayoría de las familias tenían parientes que emigraron a Cuba décadas atrás.

Zhang le preguntó a Waters acerca de la respuesta de los cubano-chinos a los sucesos en China en los 40 y principios de los 50, cuando la revolución china venció a las fuerzas burguesas del Kuomintang. Igualmente, preguntó sobre la respuesta en Cuba a la “apertura” de China hacia el mundo en los años 80.

Hasta la victoria de 1959, “la comunidad china en Cuba estaba dominada por adineradas familias capitalistas cubano-chinas que tenían lazos con el Kuomintang”, contestó Waters. Se mostraban hostiles a los avances del pueblo chino. “Pero los principios de los 50 fueron también la época en que se iba gestando la tormenta revolucionaria en Cuba y los dirigentes de la guerra que se avecinaba para derribar la tiranía de Batista estaban agrupando sus fuerzas”. En septiembre de 1960 Cuba fue el primer país de Latinoamérica en romper relaciones diplomáticas con Taiwán y reconocer a la República Popular de China.

En respuesta a la segunda pregunta de Zhang, Waters comentó que el cambio importante en las relaciones entre Cuba y China sucedió no a principios sino a fines de los 80, con la desintegración de la Unión Soviética y los crecientes intercambios comerciales y culturales entre China y Cuba.

Otro participante en el encuentro, Huang Zhuocai, dijo que su padre había emigrado a Cuba en 1925. Como sucedía típicamente, su padre tenía una esposa y familia en Cuba así como en China. Huang contó la historia de su hermanastro Dámaso Idalberto Revuelta Díaz, quien se incorporó al Movimiento 26 de Julio. En 1958, a los 19 años, murió combatiendo contra la dictadura de Batista en Sagua la Grande, donde hoy día se le rinde homenaje como mártir revolucionario. Huang le dio a Waters un ejemplar de su libro Padre e hijo: Memorias de un chino en Cuba y la trayectoria de las epístolas de su familia.

Lei Baian, un artista y pequeño comerciante, habló sobre sus tres viajes a Cuba. En el marco de las actividades de esa jornada, donó al museo unos artículos que había traído de sus viajes. Entre estos había registros históricos desmenuzados que documentan la emigración china a Cuba, los cuales había obtenido de sociedades chinas en Cuba. Estos serán un archivo insustituible para los descendientes deseosos de indagar sobre la historia de su familia y sus parientes. El personal del museo los recibió con mucha apreciación.

Después de la conferencia, los invitados asistieron a un almuerzo ofrecido por Lin Lin y las Oficina de Asuntos de Chinos de Ultramar. Después Ming Hui Wang llevó a los invitados a hacer un recorrido del Museo de Chinos de Ultramar, el cual contiene una abundancia de fotos y otros artículos que documentan la migración china por todo el mundo incluida Cuba.

Las exposiciones también describen las extensas inversiones y donaciones caritativas por toda la provincia que han hecho chinos en el exterior que tienen raíces en Guangdong. Ming señaló que la política del gobierno chino de devolver propiedades expropiadas a chinos de ultramar que estén dispuestos a invertir en China ha estimulado esas inversiones, y sugirió que una trayectoria similar también podría beneficiar a Cuba.

Después de la conferencia, dos jóvenes reporteros, Fang Yan de Radio Guangdong y Dinad Hou del diario chino local New Express, que estaban cubriendo el evento entrevistaron a Waters.

Le hicieron una amplia gama de preguntas. Entre otras, le preguntaron a Waters: ¿Cuál fue la participación de los ex esclavos africanos en las guerras de independencia de Cuba? ¿Por qué es importante para el pueblo de Estados Unidos la experiencia de Cuba? ¿Cómo puede darse una revolución socialista en Estados Unidos? Como miembro del Partido Socialista de los Trabajadores, qué opina del grave problema de corrupción y malversación de fondos en algunos países socialistas? ¿Cree que “el estilo chino de desarrollo” demuestra las ventajas de un gobierno socialista? ¿Por qué la Pathfinder ofrece a los prisioneros libros a precios reducidos? ¿Por qué publican muchos de sus libros en idioma persa? ¿Qué significa la palabra Pathfinder? ¿Qué experiencias la hicieron cambiar su manera de pensar y la llevaron a hacerse socialista? Los reporteros siguieron haciendo preguntas hasta que todo el mundo tuvo que abandonar el recinto.

Una conferencia sobre los chinos de ultramar oriundos de la provincia de Guangdong, patrocinada por la universidad Wuyi, está programada para octubre de 2012. Al final de la jornada, Zhang Guoxiong expresó la esperanza de que el intercambio sobre la historia de los chinos en Cuba continúe en ese evento.
 
 
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