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Vol. 75/No. 31      5 de septiembre de 2011

 
(portada)
Israel y muchas ilusiones
tiemblan por protestas
 
Gerrit De Vynck
Alrededor de 250 mil personas protestan en Tel Aviv el 6 de agosto contra alto costo de vida.

POR BRIAN WILLIAMS  
Las protestas sociales contra el alza en el costo de la vivienda y la caída del estándar de vida se han extendido por Israel durante más de un mes. Estas movilizaciones están dando un golpe a la falsa noción de que deben descartarse las divisiones de clase y la lucha popular contra el gobierno capitalista, porque Israel es un estado fundado sobre la base del despojo de los palestinos y da ciertos derechos fundamentales solo a los judíos.

Comenzando a mediados de julio como una pequeña protesta de tiendas de campaña en el centro de Tel Aviv contra la subida de los alquileres, las acciones pronto crecieron y se extendieron a otras ciudades, atrayendo tanto a judíos como a árabes.

El 6 de agosto más de 300 mil personas salieron a las calles por todo Israel, incluyendo un cuarto de millón en Tel Aviv, según el Jerusalem Post. Exigían viviendas asequibles, así como una reducción de los precios y los impuestos, y más servicios de guardería infantil.

Al sábado siguiente los dirigentes de las protestas organizaron acciones en 18 ciudades más pequeñas, pero no en Tel Aviv o Jerusalén, con el fin de destacar la extensión de las protestas. Se calcula que estas protestas atrajeron a un total de entre 50 y 70 mil personas.

La acción más grande el 13 de agosto tuvo lugar en Haifa, una ciudad portuaria en el norte del país, donde participaron más de 20 mil personas, según el Jerusalem Post. Muchos eran árabes, que forman el 20 por ciento de la población de Israel. Los oradores se dirigieron a la muchedumbre en hebreo y en árabe.

Más de 10 mil personas se manifestaron en la ciudad sureña de Beersheba. Entre las demandas se pedía el fin a la demolición por el estado de las “aldeas no reconocidas” donde viven decenas de miles de árabes, reportó el New York Times

Frente a la caída de respaldo a su gobierno, el primer ministro Benjamin Netanyahu se aprovechó de los ataques armados y dinamiteros que tuvieron lugar cerca de Eilat en el sur de Israel el 18 de agosto, para intentar detener las protestas con llamamientos nacionalistas a la “unidad” dirigidos a la mayoría judia. Seis civiles y dos soldados israelíes murieron en los ataques. Nadie se ha atribuido responsabilidad por los ataques, pero Tel Aviv culpa a los Comités de Resistencia Popular,

Durante los días siguientes el gobierno israelí lanzó ataques aéreos a lo largo de la frontera con Egipto y Gaza, y los los Comités de Resistencia Popular y Hamas lanzaron misiles a pueblos dentro de Israel.

A pesar de que las protestas contra el alto costo de la vida disminuyeron después de los ataques, algunos de los organizadores señalaron que iban a seguir presionando sus reivindicaciones. La Unión Nacional de Estudiantes Israelíes, por ejemplo, canceló una manifestación programada para el 20 de agosto en Jerusalén. Pero Lilach Meir del departamento de asuntos internacionales de la organización le dijo al Militante en una entrevista telefónica: “Vamos a continuar con las manifestaciones para lograr nuestras demandas. Todo está más caro. Es muy difícil vivir”.

Unas 4 mil personas participaron en una manifestación silenciosa con velas el 20 de agosto en Tel Aviv. “Muchos de los manifestantes dijeron que estaban participando no solo para expresarse sobre cuestiones sociales, sino también para manifestar su solidaridad con los residentes en el sur”, reportó Haaretz. Se dio lugar un intercambio fuerte cuando algunos de los manifestantes plantearon demandas en apoyo de los palestinos que viven en áreas ocupadas por Israel desde la guerra arabe-israelí de 1967.

Aunque la tasa oficial de desempleo en Israel es de casi el 7 por ciento, alrededor del 40 por ciento de los israelíes entre 15 y 64 años de edad no están trabajando, según cifras de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo. Casi la cuarta parte de la población vive por debajo del índice de pobreza gubernamental; para los árabes que viven en Israel, la cifra alcanza el 50 por ciento. Los precios de la vivienda han aumentado alrededor del 40 por ciento durante los últimos tres años, según Bloomberg News.

Las protestas contra estas condiciones empezaron el 14 de julio cuando Daphni Leef, de 25 años y graduada de una escuela de cinematografía israelí, anunció a través del Internet que su nueva casa sería una tienda de campaña en el centro de Tel Aviv, en el elegante bulevar Rothschild, e invitando a otros a que se le unieran. Leef había recibido un orden de desalojo, y no podía pagar el alquiler más alto que exigía su casero. Para finales de la semana unas 5 mil personas habían acampado en tiendas de campaña allí y en todo Israel, dijo.

“Soy maestra, pero con mi salario no puedo ni terminar el mes sin endeudarme”, dijo al Financial Times, Adi Peleu, de 30 años, quien había tomado residencia en una de estas carpas en Tel Aviv. “

Una tienda de campaña montada en el corazón de Tel Aviv y nombrada “48”, abreviación del año 1948 cuando se estableció el estado de Israel, suscitó muchos comentarios con sus pancartas en árabe y hebreo, informó dailykos.com. Tiendas de campaña con árabes y judíos se han montado en la sección Jaffna de Tel Aviv; y en el norte de Galilea se erigió un lugar conjunto de árabes y judíos ortodoxos, según Al Jazeera.

El 21 de agosto miles de agricultores, productores de leche, se manifestaron en el centro de Tel Aviv para protestar contra los planes del gobierno de reducir el precio que reciben por su leche y el aumento de las importaciones de productos lácteos, informó Haaretz.

Frente a las protestas, Netanyahu pidió a los funcionarios de la ciudad que no desalojaran a los acampados en las tiendas de campaña. Con la esperanza de apaciguar a los manifestantes y de amortiguar el impacto desestabilizador sobre su gabinete, el primer ministro estableció un panel gubernamental para elaborar “soluciones que sean económicamente viables”.  
 
 
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