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Vol. 75/No. 33      19 de septiembre de 2011

 
Antes que llegara Irene
‘Ni tocaron la puerta’
(especial)
 
POR NANCY BOYASKO
Y SARA LOBMAN
 
BROOKLYN, Nueva York—A medida que los vientos del huracán Irene se iban calmando, los reporteros del Militante hablaron con trabajadores en Sheepshead Bay y Brighton Beach, áreas en Brooklyn, en las que el alcalde Michael Bloomberg había ordenado la evacuación .

Aunque la orden de evacuación decía que las personas en los lugares más bajos tenían que evacuar la zona antes de las 5 de la tarde del sábado el 27 de agosto, el transporte público fue paralizado a las 12 del medio día. “Si esperas, te vas a tener que arreglarlas por ti solo”, dijo Bloomberg.

Como muchos otros en la zona, Armand Poghosyan, de Brighton Beach se quedó durante la tormenta. “No fue una gran cosa”, dijo. “Vivo en el primer edificio frente al mar. Se supone que la evacuación era obligatoria, pero nadie llamó a la puerta para hablar con nosotros. Uno se tenía que enterar por las noticias”, dijo. Los residentes también recibieron llamadas automáticas diciéndoles que evacuaran.

“En cualquier caso”, dijo, “yo no confío en que el gobierno nos diga la verdad, hubo mucha exageración”.

Por la noche, horas antes de que llegara la tormenta, Poghosyan salió afuera. “Me paró un policía”, relató. “Cuando le dije que iba a casa de mi amigo, que vive en una zona más alta, me dijo, ‘Lo deberías haber pensado antes’, y me advirtió que si no volvía adentro me iba a dar una multa de 500 dólares”.

Un amigo de Poghosyan, Jonathan Eirushevich, estudiante de Kingsborough Community College, dijo que él también había recibido una llamada de la universidad en su teléfono móvil, pidiéndole que evacuara. Eirushevich notó que en su barrio la policía no hizo cumplir la hora límite de las 5 de la tarde y la gente sacó a sus perros hasta altas horas de la noche.

Muchas personas gastaron mucho dinero en artículos de emergencia para proteger sus viviendas, sacos de arena y otros materiales o en transporte y gastos de hotel.

“Salimos el sábado por la mañana y tomamos el tren hasta la casa de un amigo”, le dijo al Militante Mustaffer Ada, de 18 años de edad, de Sheepshead Bay. “Pero hoy no había trenes para volver a casa, así que tuvimos que tomar un taxi que nos costó 30 dólares, mucho más de lo normal”.

Luis Velez se despertó a las 5 de la madrugada del domingo, ante la inundación de su apartamento en un sótano debido a la obstrucción de las tuberías de desagüe cerca de su casa. Pedro Beltrán, trabajador de la construcción, estaba ayudándolo cuando llegó un reportero del Militante. “Todos tenemos que limpiar por nuestra cuenta”, dijo Beltran “De la misma forma que la gente tuvo que arreglárselas para evacuar por su cuenta”. El gobierno de la ciudad podía haber puesto autobuses a disposición de la gente”.

Rolland Turner, una trabajadora incapacitada de Coney Island, y sus hijos decidieron ir a una escuela pública que se había montado como refugio. Entrevistada cuando salía del refugio de camino a casa, Turner dijo que una familia de 12 se tuvo que quedar otra noche más porque todavía no había transporte público hasta su casa en Coney Island.
 
 
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