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Vol. 75/No. 35      October 3, 2011

 
Asesinato legal de
Davis, aviso a obreros
(portada, editorial)
 

La monstruosa y carente de escrúpulos ejecución de Troy Davis a manos del Estado de Georgia el 21 de septiembre envía un mensaje al pueblo trabajador: Cualquiera que sean las diferencias tácticas entre los gobernantes capitalistas sobre este linchamiento legal o incluso sobre la pena de muerte en sí, ellos siguen empleando esta arma de terror en contra de los trabajadores y agricultores.

El gobierno federal, las fuerzas armadas estadounidenses y 34 estados siguen usando la pena capital. Solo desde el año 2000 han habido unas 700 ejecuciones.

Esta sistemática carnicería antiobrera no se acabará por la “buena voluntad”, “justicia” o “razonamiento” de los tribunales o los políticos del partido demócrata y republicano que sirven los intereses de las acaudalas familias gobernantes. Solo se logrará ponerle fin cómo subproducto de fuertes luchas de millones de trabajadores y oprimidos en camino a la conquista revolucionaria del poder obrero.

Al igual que la mayoría de los que están en el corredor de la muerte, Troy Davis era parte de la clase obrera, y al igual que más de una tercera parte de los que han sido ejecutados desde 1976, era negro. Después de detenerlo por la muerte de un policía en 1989, la policía y los fiscales presionaron a “testigos” para culparlo y garantizar el éxito del caso que le fabricaron.

“Algunos detectives… me decían que yo era un cómplice del asesinato y que yo iba a pagar al igual que Troy si no les decía lo que querían escuchar”, juró D.D. Collins, uno de los testigos que retractó su declaración anterior. El estado de Georgia se rehusó a considerar todas las apelaciones de Davis. Anteriormente, ordenó su ejecución en tres ocasiones, pero tuvo que retroceder por las protestas públicas.

Davis mantuvo su inocencia hasta sus últimas palabras pronunciadas desde la camilla donde recibió la inyección mortal en camino a la cámara de la muerte. A pesar de que la evidencia que surgió después de su juicio constituye mucho más que una “duda razonable” de su culpabilidad, ni la junta de indultos del estado, ni la Corte Suprema de Georgia o la de Estados Unidos le permitieron tener un nuevo juicio, ni le otorgaron una conmutación de su condena.

Saludamos el esfuerzo de todas las personas alrededor del mundo que levantaron su voz y salieron a las calles —durante los últimos días, así como durante muchos años anteriores— para exigir: “ĦAlto a la ejecución de Troy Davis!” Estaremos con ellos en la lucha por los otros Troy Davis que vendrán en el futuro.

El Militante insta a los trabajadores, agricultores y jóvenes que participan hoy en día en batallas sindicales y protestas sociales de todo tipo a participar en la construcción de un movimiento de masas proletario socialista en Estados Unidos y en todo el mundo que sea capaz de arrancar el poder del estado de las manos de los explotadores, guerreristas y verdugos capitalistas.  
 
 
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