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Vol. 75/No. 46      19 de diciembre de 2011

 
Washington, Londres
aprietan soga contra Irán
(artículo principal)
 
POR TONY HUNT  
LONDRES—Washington, Londres y otros poderes imperialistas se han aprovechado del saqueo de la embajada de Gran Bretaña en Teherán el 29 de noviembre para imponer presiones sin precedentes para forzar al gobierno iraní a que abandone su programa nuclear.

El asalto a la embajada, que le otorgó un pretexto a los imperialistas para aumentar sus presiones, ocurrió un día después de que el parlamento iraní votara a favor de expulsar al embajador británico y degradar las relaciones diplomáticas entre ambos países, en respuesta a las sanciones económicas coordinadas anunciadas el 21 de noviembre por Londres, Washington, Ottawa y la Unión Europea.

Esa ronda de sanciones vino después del anuncio de un informe de la ONU el mes pasado que presentaba algunos detalles respaldando las afirmaciones de que Teherán ha estado buscando el desarrollo de tecnología de armas nucleares. El gobierno iraní mantiene la posición que su programa nuclear es para la producción de energía e investigaciones médicas.

Se les prohibió a todas las instituciones financieras del Reino Unido comerciar con Irán, incluyendo con el banco central de Irán. Ottawa prohibió la exportación de todos los productos de uso en las industrias iraníes de petroquímica, petróleo y gas natural y bloqueó prácticamente todas las transacciones con Irán. Las medidas de Washington están dirigidas a las empresas y los bancos no estadounidenses que tienen negocios con Irán, especialmente con su sector energético.

El 28 de noviembre, el mismo día del voto del parlamento iraní sobre relaciones diplomáticas con el Reino Unido, el ayatolah Ali Khamenei denunció a Gran Bretaña en un discurso público, como un “emblema de la arrogancia imperial occidental”, según el New York Times. Por dos siglos Londres ha actuado como un poder colonial en relación a Irán.

Coreando “Muerte a Inglaterra”, cientos de estudiantes caracterizados por la prensa estatal iraní como miembros del Basij, asaltaron dos recintos diplomáticos británicos en Teherán, causando grandes daños. El Basij es una milicia dirigida por la Guardia de la Revolución Islámica, o Pasdarán, la fuerza militar dominante en el gobierno.

Londres retiró de inmediato todo su cuerpo diplomático y ordenó la expulsión del personal diplomático de la embajada iraní en Gran Bretaña, degradando las relaciones diplomáticas a punto de una ruptura completa. Por lo menos otros cuatro países europeos han cerrado sus embajadas en Teherán.

El 1 de diciembre el senado estadounidense aprobó unánimemente la congelación de fondos en instituciones financieras basadas en Estados Unidos, incluyendo las de bancos centrales de otros países que tengan negocios con el banco central de Irán. Según la agencia Agence France-Presse, esta medida afectará los pagos que Irán recibe por sus exportaciones de petróleo. Aún no aprobada como ley, la administración de Barack Obama se opone a la medida del senado, preocupada por la posibilidad que esta resulte en un aumento en el precio del petróleo en el contexto de la crisis económica mundial. Irán es el tercer exportador de petróleo en el mundo.

Entretanto, en un discurso el 4 de diciembre, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu aludió a la posibilidad de un ataque aéreo contra las instalaciones nucleares de Teherán, una medida que, según informes, ha sido discutida en el gabinete israelí. Lo comparó a la creación del estado de Israel en 1948. El gobierno del primer ministro David Ben-Gurión “entendía muy bien que la decisión tendría un precio muy alto, pero también entendía que el no tomar esa decisión tendría un precio aún más alto”, dijo Netanyahu.
 
 
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