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Vol. 76/No. 3      23 de enero de 2012

 
China: Se calienta la lucha
obrera y se enfría la economía
(portada)
 
POR EMMA JOHNSON  
Durante el período reciente se ha visto un aumento en las protestas de trabajadores en China. Además de una serie de huelgas de obreros de fábricas en noviembre y diciembre, los residentes de una comunidad pesquera en la costa sur lograron atraer la atención internacional al problema de la tierra.

Esto está sucediendo al mismo tiempo que la ralentización en la producción industrial, el comercio y otras actividades económicas destacan el hecho de que la trayectoria antiobrera de la burocracia gobernante en China ha permitido que el país sea muy vulnerable a la crisis mundial del capitalismo.

Las huelgas han involucrado a miles de trabajadores. Sus protestas abarcan salarios atrasados, el traslado de fábricas, la pérdida de horas extras, los abusos de los patrones, las alzas en las cuotas de producción y la falta de compensación tras el cierre de fábricas.

Una ola de huelgas afectó la provincia de Guangdong en el sur de China en el verano de 2010. Los trabajadores en las plantas operadas por las empresas Honda, Toyota y Foxconn lucharon por y ganaron aumentos salariales sustanciales, en algunos casos de hasta el 50 por ciento. Como consecuencia de esto, el gobierno provincial aumentó el salario mínimo local.

Desde entonces, el gobierno central ha fomentado y ofrecido incentivos para que empresas nacionales y extranjeras se trasladen al interior del país en busca de mano de obra más barata, a medida que los salarios en Guangdong y Shangai, los dos centros de exportación industrial en China, han aumentado.

Las huelgas de 2010 fueron dirigidas por la segunda generación de los llamados trabajadores emigrantes, muchos de ellos jóvenes de alrededor de 20 años de edad. Los trabajadores emigrantes en China están inscritos con el gobierno como personas de áreas rurales, pero de hecho viven y trabajan en centros urbanos. Ya que carecen de residencia oficial en las ciudades, se les niegan los servicios gubernamentales y otros beneficios, tales como educación, vivienda, asistencia médica, subsidios de alimentos y muchos tipos de trabajo.

Casi dos tercios de los que se consideran como trabajadores emigrantes pertenecen hoy a la segunda generación que nació o creció en las ciudades. Solamente alrededor del 11 por ciento de ellos tienen alguna experiencia en el trabajo agrícola.

Había 30 millones de trabajadores emigrantes en 1989. Hoy día hay alrededor de 250 millones.

En Beijing el 40 por ciento de la población son trabajadores emigrantes. En Shenzhen, en la provincia de Guangdong, casi 12 millones de la población de 14 millones son personas que migraron allí.

Aumentan protestas por la tierra

La mayoría de las estimadas 180 mil protestas sociales que tuvieron lugar en China el año pasado fueron sobre los derechos a la tierra en zonas rurales. Campesinos acusan a funcionarios locales de tomar sus tierras sin ofrecer remuneración apropiada.

En septiembre, los residentes de la comunidad pesquera de Wukan en la costa sur de China tomaron las calles para protestar la toma de tierras agrícolas por el gobierno local y funcionarios del partido. Unos 1 100 acres de tierra de la comunidad fueron vendidos a un promotor inmobiliario y sus zonas de pesca comunes fueron vendidas a una gran compañía de mariscos, reduciendo drásticamente la subsistencia básica para muchas familias.

Los residentes de Wukan echaron de la ciudad a los funcionarios locales y durante tres meses gobernaron el pueblo. Un comité elegido organizó la distribución de comida, la defensa y la logística.

La lucha se intensificó y los residentes lucharon contra un ataque por mil policías con cañones de agua y gas lacrimógeno. Cinco de sus líderes fueron secuestrados por la policía, y uno murió en custodia. Después de ser sitiados por la policía por más de 10 días, amenazaron con marchar a través de las cadenas policíacas hacia la capital del condado para presentar sus demandas. Preocupado por la incapacidad de las autoridades locales de poner fin a los crecientes disturbios, un líder provincial del Partido Comunista llegó y tomó el mando. Dijo que las reivindicaciones de los residentes eran justas y que él las investigaría. Se negoció una tregua.

Tomas de tierra —“legales” e “ilegales”— han sido una parte central del “milagro” económico de China. Los gobiernos locales han tomado tierras para propiedades inmobiliarias, industrias, carreteras, presas y centrales eléctricas. Las tomas de tierra son también una fuente importante de la creciente desigualdad social. Son una amenaza constante para el sustento de la población rural, que es todavía la mayoría en China.

Se estima que 50 millones de granjeros han perdido sus tierras desde 1980, según la Academia China de Ciencias Sociales en Beijing.

Mientras tanto, la crisis económica mundial está comenzando a afectar fuertemente a China.

La producción industrial continuó en declive en diciembre, después de una ralentización aún más grande en noviembre. El crecimiento de las exportaciones se redujo debido a una caída en la demanda en Europa y en Estados Unidos, y las órdenes de exportación bajaron en diciembre por primera vez en tres meses. La inversión extranjera fue 10 por ciento más baja en noviembre que la del año anterior.  
 
 
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