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Vol. 76/No. 14      9 de abril de 2012

 
El legado común de la esclavitud,
resistencia y revolución del caribe
Debaten lecciones de luchas, de la revolución
granadina a la lucha de clases en Estados Unidos
(especial)
 
POR JONATHAN SILBERMAN
Y BETSY FARLEY
 
LA HABANA—Los países y los pueblos del Caribe, incluso la región de la costa del golfo de Estados Unidos, están unidos por una historia común de “esclavitud, el legado de la esclavitud y las expectativas incumplidas de los esclavos cuando fueron emancipados”, así como las luchas siguientes, dijo Graciela Chailloux. Ella estaba hablando en una presentación, celebrada el 15 de febrero en la Feria Internacional del Libro de La Habana, de cuatro títulos de la editorial Pathfinder relacionados con la historia del Caribe. Chailloux es catedrática de la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz de la Universidad de La Habana.

Los cuatro títulos eran: Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero por Jack Barnes; una nueva edición en español de El segundo asesinato de Maurice Bishop por Steve Clark, anteriormente publicado en inglés como artículo del número 6 de la revista marxista New International; La revolución granadina, 1979–83, con discursos de Maurice Bishop y Fidel Castro; y Puerto Rico: La independencia es una necesidad por Rafael Cancel Miranda.

Cuarenta personas asistieron al animado evento, una de las decenas de actividades que tocaron el tema de la feria del libro: “Las culturas de los pueblos del Gran Caribe”. Entre el público joven había media decena de estudiantes de Lewis and Clark College de Portland, Oregon, y de Princeton, Nueva Jersey, quienes actualmente estudian en Cuba. Como muchos otros miembros del público, asistieron a la presentación después de visitar el stand de Pathfinder en la feria y aprender algo sobre la lucha de clases en las Américas, de lo cual sabían poco hasta entonces.

La Revolución Granadina

Junto a Chailloux en el panel estaban Jorge Luna, corresponsal caribeño de Prensa Latina durante la Revolución Granadina y autor de Granada: La nueva joya del Caribe, y Martín Koppel de la editorial Pathfinder. El panel fue moderado por Jonathan Silberman, director de Libros Pathfinder en Londres.

Luna describió la revolución popular que comenzó en Granada en marzo de 1979 con el derrocamiento de la dictadura de Eric Gairy y el establecimiento de un gobierno de trabajadores y campesinos cuyo dirigente principal era Maurice Bishop. Granada, antigua colonia británica, es una nación caribeña al norte de Trinidad y Tobago.

La Revolución Granadina, dijo Luna, es “poco conocida, pero fue realmente profunda”. Destacó la movilización “casi semanal, muchas veces diaria”, de miles de personas —en un país de 110 mil habitantes— y el establecimiento de milicias populares, a medida que los trabajadores y campesinos impulsaban sus intereses frente los magnates capitalistas nacionales y sus patrocinadores imperialistas. “Había un nuevo espíritu de dignidad en el pueblo granadino,” dijo.

La revolución tuvo un impacto internacional mucho más allá del tamaño del país, dijo Luna, y especialmente en Estados Unidos y el Reino Unido, ya que Granada es un país de habla inglesa con una población mayoritariamente negra. Luna parafraseó las palabras de dirigente cubano Fidel Castro de que Granada, Cuba y Nicaragua, donde triunfó una rebelión popular en julio de 1979, eran “tres gigantes” en el Caribe que se levantaban “en las puertas mismas del imperialismo”.

Cuba revolucionaria ofreció su solidaridad internacionalista, mandando decenas de voluntarios que trabajaron en Granada como maestros, médicos y constructores que ayudaron a construir un nuevo aeropuerto internacional.

La revolución granadina fue derrocada cuando Maurice Bishop y otros de los principales dirigentes del Movimiento de la Nueva Joya (NJM) fueron asesinados tras un golpe de estado contrarrevolucionario dirigido por Bernard Coard, también dirigente del NJM. La facción de Coard, que seguía la política de Moscú, le entregó a Washington la oportunidad de invadir “en bandeja de plata”, dijo Luna. Cuando 5 mil soldados norteamericanos invadieron a Granada en octubre de 1983, Fidel Castro dijo que habían “matado un cadáver”, apuntó.

“Tuve la suerte de conocer de cerca a Maurice Bishop”, dijo Luna. Animando al público a que leyera El segundo asesinato de Maurice Bishop, explicó que, luego del derrocamiento de la revolución, los partidarios de Coard en el Caribe y otros países habían organizado una campaña interesada de mentiras y calumnias contra Bishop, su “segundo asesinato”.

En su intervención Chailloux dijo que le resultó valiosa la explicación d El segundo asesinato de Maurice Bishop de que “no es exclusiva la traición que ocurrió entre los revolucionarios granadinos”. Hay “similitudes en Cuba con lo que pasó en 1962 y en 1968 cuando un sector microfraccionario, desde dentro de la dirección de la revolución, trató de hacerla seguir por otro camino” que podría haber llevado a que “la revolución fuera abortada”.

Historial de lucha en EE.UU.

Chailloux enfocó sus palabras en Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero, que recomendó al público que lo leyera. Dijo que ayuda al lector a comprender “la conexión que existe entre los procesos sociales en el mundo”. Ella subrayó lo que había aprendido acerca de la “tradición de lucha” de los negros en Estados Unidos que se remonta a la Guerra Civil, la Reconstrucción Radical y la resistencia al sistema de segregación llamado Jim Crow. Señaló que el autor explica el papel que ocupa la trayectoria política de Malcolm X en esta historia y “cómo se hace la revolución”.

Esta cuestión la abordó Koppel, tanto en la presentación de Pathfinder como en un Foro Caribe en el que fue uno de los panelistas. “Fue necesaria una guerra revolucionaria y una década de Reconstrucción Radical para erradicar la esclavitud”, dijo Koppel. “Pero ya para 1877, los gobiernos populares en estados como Louisiana —algunos de ellos con mayoría negra— habían sido ahogados en sangre”. Grupos armados contrarrevolucionarios fueron desatados por una burguesía industrial en ascenso que temía la naciente alianza de negros emancipados, agricultores libres y una creciente clase trabajadora.

Los trabajadores que son negros han ocupado y seguirán ocupando un papel de vanguardia en las luchas del pueblo trabajador en Estados Unidos, dijo Koppel. Esta trayectoria de 150 años de lucha es “una de las cosas que nos da confianza en la capacidad del pueblo trabajador de hacer una revolución socialista en Estados Unidos”.

Hablando sobre Puerto Rico: La independencia es una necesidad, Koppel, quien entrevistó a Rafael Cancel Miranda para el folleto, subrayó que la lucha por la independencia de Puerto Rico es un elemento integral de la perspectiva revolucionaria de la clase obrera en Estados Unidos. Cancel Miranda, quien estuvo 27 años recluido en cárceles de Estados Unidos por sus acciones independentistas, hizo trabajo político detrás de las rejas de la misma manera que hoy lo hacen los cinco revolucionarios cubanos.

El hecho de que Cancel Miranda se identifica con la Revolución Cubana demuestra su internacionalismo proletario, enmarcando la lucha por la independencia “en una lucha mundial”, concluyó Koppel.

Después de las presentaciones, una discusión animada continuó informalmente. Los participantes se compraron 40 ejemplares de los libros en oferta, entre ellos 15 sobre Granada y 18 de Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero en español, inglés o francés. Centenares de ejemplares de este título han circulado en Cuba desde que la edición en inglés estuvo disponible por primera vez en la feria del libro de 2010. Este año, otra vez este año, fue uno de los títulos de Pathfinder más vendidos, con 34 comprados en moneda convertible en el stand de Pathfinder.

Negros en historia de lucha cubana

Los organizadores de la feria del libro vincularon las conmemoraciones de dos acontecimientos en la historia cubana con el tema del Gran Caribe. Uno fue un seminario sobre el tema “A 200 años de la conspiración de Aponte: El negro cubano en la lucha por la emancipación”. Abordó la rebelión independentista y antiesclavista de 1812 de esclavos africanos y negros libres en Cuba dirigida por José Antonio Aponte, un carpintero mestizo libre que intentó vincularse con revolucionarios en la nueva república independiente de Haití. Las autoridades coloniales españolas aplastaron la rebelión y ahorcaron a Aponte.

La otra conmemoración fue el centenario de la protesta armada de 1912 del Partido de Independientes de Color, un partido político fundado por veteranos de las guerras de independencia cubanas que eran negros y mestizos. El partido se oponía a la discriminación racista y reivindicaba demandas sociales más amplias. El gobierno neocolonial en La Habana suprimió la protesta de 1912, desatando una masacre de más de 3 mil cubanos negros.La historia del Partido de Independientes de Color y la masacre de sus miembros aún es poco conocida en Cuba. Solamente “a 100 años de la gran matanza [de 1912] se superó el olvido”, comentó el historiador Fernando Martínez Heredia en la conmemoración. Una película sobre el partido de la directora cubana Gloria Rolando también formó parte del programa de la feria, y varios miles de ejemplares de un tabloide especial de 32 páginas con artículos sobre la rebelión de 1912 se distribuyeron en la feria y en quioscos por todo el país.

Además, editoras cubanas publicaron 15 títulos sobre estos y otros temas relacionados al papel de los hombres y mujeres de ascendencia africana en la historia de Cuba, las Américas y más allá. Entre ellos estaban Por la identidad del negro cubano y Afrocubanas: Historia, pensamiento y prácticas, dos antologías de ensayos; y Durban, diez años después: La batalla cubana por la plena equidad racial, por Pedro de la Hoz. También había nuevas ediciones en español de Cómo Europa subdesarrolló a África por el dirigente antiimperialista guyanés Walter Rodney y El capitalismo y la esclavitud de Eric Williams de Trinidad, así como un buen número de títulos de ficción y poesía.

En los paneles participaron escritores de todo el Caribe de habla inglesa, española, francesa y holandesa, entre ellos Normando Girvan de Jamaica y Chiqui Vicioso de República Dominicana. El conocido salsero e independentista Danny Rivera estaba entre decenas de puertorriqueños que participaron en las actividades de la feria. Casa de las Américas, una de las principales instituciones culturales en Cuba, organizó un Foro Caribe de tres días en el cual participaron muchos de estos escritores.

Abordando los desafíos de hoy

Un artículo en la edición del 7 al 13 de enero de La Jiribilla, una publicación digital promovida por el Ministerio de la Cultura, apuntó que estas conmemoraciones “llaman a repensar el aporte del pensamiento, la voluntad de lucha y el accionar político de la población negra en Cuba, sometida a condiciones de explotación e inequidad de derechos” en la Cuba prerrevolucionaria.

El artículo contiene una entrevista a Zuleica Romay, presidenta del Instituto Cubano del Libro. Ella destacó que este amplio esfuerzo, que comenzó en 2011 con actividades en torno al Año Internacional de los Afrodescendientes, continuará durante el año en curso. Entre otros eventos se celebrará una conferencia en marzo sobre la historia del Partido de los Independientes de Color, “tan relevante y hasta hace poco silenciado proceso de nuestra historia”, dijo Romay.

En abril la Fundación Nicolás Guillén auspiciará un coloquio en La Habana titulado “Vine en un barco negrero”. Además de música y poesía, abordará cuestiones tales como la rebelión de Aponte, el Partido de los Independientes de Color, Martin Luther King y Malcolm X, y “la lucha contra la discriminación y las exclusiones en las distintas sociedades y épocas”, según explica la convocatoria.

Estas discusiones indican el creciente reconocimiento aquí de la necesidad de abordar lo que a menudo se denomina el “problema racial”. Desde los primeros años después del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, el legado de discriminación y prejuicios contra los cubanos negros, y sus raíces de clase, ha sido tratado por muchos funcionarios del gobierno y del partido como tema tabú. Muchas veces se silenciaba el debate con el argumento de que plantear esta cuestión era “divisionista” y socavaba la unidad que necesita el pueblo trabajador cubano para hacer frente a las amenazas imperialistas a la revolución.

Desde el principio los cubanos que son negros y mestizos han sido uno de los bastiones más fuertes de apoyo activo a la revolución. Después de la victoria de 1959, los trabajadores y agricultores en Cuba utilizaron su nuevo poder estatal para impulsar sus intereses de clase, derrocando las relaciones económicas y sociales capitalistas. Entre los primeros actos del gobierno revolucionario estuvo la proscripción de la discriminación racial en el empleo, la vivienda, la educación y los servicios y actividades públicos. “Vuestro invariable compromiso con la erradicación sistemática del racismo no tiene paralelo”, dijo Nelson Mandela al pueblo cubano en una concentración de masas en Cuba en 1991.

Con la aguda crisis económica y social que comenzó en Cuba en los años 90 con el desmerengamiento de la Unión Soviética y la creciente exposición de Cuba al mercado capitalista mundial, ha aumentado la diferenciación de clases y, a la par, las desigualdades sociales que afectan desproporcionadamente a los trabajadores que son negros. Es en el contexto de cómo enfrentar este desafío que se ha roto el silencio.

El enfoque de la feria del libro en esta historia y en la lucha para erradicar los vestigios del racismo y los prejuicios fue muy bien recibido.


* En dos ocasiones—en 1962 y nuevamente en 1968—una “microfracción” secreta, según se llegó a conocer, intentó consolidar una posición de control sobre el aparato del partido y del estado y aplicar una trayectoria política en contra de la dirección revolucionaria encabezada por Fidel Castro. La fracción la dirigió Aníbal Escalante, quien antes del triunfo revolucionario había sido por mucho tiempo dirigente del partido pro-Moscú, el Partido Socialista Popular. “Escalante compartía con Coard el desprecio al pueblo trabajador”, escribe Steve Clark en El segundo asesinato de Maurice Bishop. Ambos “se formaron en la escuela política del estalinismo, que…triunfó sobre la perspectiva de Lenin en la Unión Soviética, el Partido Comunista de la Unión Soviética y la Internacional Comunista”.

 
 
 
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