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Vol. 76/No. 20      21 de mayo de 2012

 
‘Ejemplo de Malcolm X más
importante que nunca’
Presentación de Omari Musa en panel ‘Racismo
Antiracismo’ en encuentro Nicolás Guillén en La Habana
(especial)
 

A continuación publicamos la presentación de Omari Musa en el Octavo Coloquio Internacional y Festival de Poesía y Música Nicolás Guillén, celebrado en La Habana, del 2 al 6 de abril. (Ver artículo sobre la conferencia en la edición del 14 de mayo). En el evento se discutió el lugar que ocupan las luchas realizadas por los negros en Cuba, desde la lucha por la independencia contra España hasta el movimiento revolucionario que derrocó la dictadura de Batista, respaldada por Washington, en 1959, así como la necesidad de levantar la conciencia como parte de la batalla que se esta dando para superar el legado de la discriminación racial.

La conferencia también celebró el 110 aniversario del nacimiento de Nicolás Guillén, conocido como el poeta nacional de Cuba, afro descendiente que falleció en 1989.

El panel sobre el “Racismo y Antirracismos”, uno de los muchos realizados en el marco del evento, incluyó una presentación sobre Martin Luther King Jr., por Raúl Suárez, director del Centro Martin Luther King en La Habana y una sobre Malcolm X por Musa, quien estaba representando la editorial Pathfinder. Copyright © 2012 por Pathfinder. Se reproduce con autorización.

POR OMARI MUSA  
Primeramente, quiero agradecerles a los organizadores de este evento internacional por haber invitado a Pathfinder, la principal casa editorial que publica los discursos y escritos de Malcolm X, a participar en el debate que estamos teniendo hoy aquí. Para mi es un honor y un placer.

Quiero agradecer especialmente a Nicolás Hernández Guillén [presidente de la Fundación Nicolás Guillén] por invitarnos a hacerlo.

Actualmente estamos viviendo a través de las primeras etapas de la más profunda crisis económica y social de producción y de trabajo que el sistema capitalista mundial ha experimentado en casi un siglo. Ninguno de los presentes ha visto algo como lo que nos traerán los años venideros. Habrán décadas de convulsiones económicas y financieras, guerras que se propagan y —lo más importante para nosotros— una resistencia revolucionaria que se profundiza de los trabajadores explotados y oprimidos por todo el mundo, incluyendo en Estados Unidos.

Este es el mundo en el cual el ejemplo revolucionario de Malcolm es más importante que nunca.

Las clases propietarias gobernantes no tienen solución a su crisis de acumulación de capital. Pero el curso que están tomando y que se acelerará está dictado por las leyes del capitalismo. Se ven forzados a rebajar nuestros salarios y niveles de vida, el valor de nuestra fuerza de trabajo, en sus esfuerzos por mantener una ventaja en la competencia de capitales que se intensifica. Tienen que dividirnos y ponernos a competir entre nosotros mismos: por razas, país de origen, sexo, habilidades y de otras formas.

Eso es lo que está sucediendo mundialmente, incluso con la guerra económica que Washington ha librado durante cinco décadas contra el pueblo cubano.

En Estados Unidos los patrones están llevando a cabo un ataque incesante contra nuestras condiciones de vida y de trabajo, a las protecciones constitucionales frente a los atropellos del estado capitalista. Desde que la etapa actual de la crisis capitalista explotó en 2008, los salarios en una industria tras otra han sido recortados. Millones de familias han perdido sus hogares. El desempleo es mucho más alto que las cifras oficiales difundidas cada mes si se incluyen a los que han dejado de buscar trabajo o que están trabajando a tiempo parcial involuntariamente, la tasa real del desempleo hoy día está en un 17 por ciento. El desempleo entre los jóvenes africano-americanos, aún en las cifras oficiales, es del 40 por ciento, y la verdadera cifra es mucho más alta.

Como elemento necesario de estos ataques contra nuestra clase, Estados Unidos tiene la tasa de encarcelamiento per capita más alta de cualquier país en el planeta. Más de 2.3 millones de personas, el 40 por ciento de ellos africano-americanos, están detrás de las rejas. Entre ellos Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando. Otros 4.8 millones, como René1, se encuentran bajo libertad supervisada o libertad condicional. Y muchos millones más quedan discriminados y humillados por el resto de sus vidas, identificados como “criminales condenados”. Son excluidos de muchos empleos, les niegan la licencia de conducir, acceso a créditos y viviendas, les quitan el derecho a votar y mucho más.

El empobrecimiento de sectores crecientes de trabajadores en Estados Unidos, en su mayoría africano-americanos, se refuerza con la criminalización de millones, a quienes les niegan el derecho a un jurado de sus iguales. Se ven chantajeados para que se declaren culpables de cargos “menos graves” o digan “no rechazo los cargos” bajo amenazas de condenas cada vez más draconianas si optan por ir a juicio. El resultado es que el 90 por ciento de los arrestados y acusados en Estados Unidos hoy día son condenados y encerrados.

El linchamiento de Trayvon Martín, un joven negro de 17 años de edad en Florida, ha puesto de relieve nuevamente que el mayor uso por la policía de la “guerra antidrogas” y de leyes como la de “parar y registrar” (stop and frisk), popularmente conocidas en Estados Unidos como “caminar siendo negro” (walking while Black), también han engendrado nuevas variedades de pistoleros semilegalizados.

Los trabajadores inmigrantes han sido de los primeros en ser sometidos a estos ataques, pero como lo ha confirmado un siglo y medio de la historia en Estados Unidos, los africano-americanos son los que principalmente siguen estando en la mirilla. El asesinato de Trayvon Martin es una amarga confirmación de que para los descendientes de los esclavos africanos, la igualdad de protección ante la ley, incorporada a la Constitución de Estados Unidos durante la época de Reconstrucción después de la Guerra Civil, todavía esta por ser ganada.

En Estados Unidos todavía hay una cuestión nacional que no ha sido resuelta. Esto no es principalmente una cuestión teórica, ni es inevitable. Nadie podía decir de antemano cuanto se podría avanzar con las poderosas movilizaciones proletarias por los derechos de los negros en los años 50 y 60 hacia la eliminación del legado de la esclavitud y de la derrota sangrienta de Reconstrucción. Nadie podía descartar la posibilidad de que la opresión nacional sería reemplazada por los prejuicios residuales y una desigualdad que, aun si fuera considerable, iría disminuyendo con el tiempo como parte de la lucha más amplia de los trabajadores por mejores condiciones de vida y de trabajo.

Esa cuestión quedaba pendiente de ser decidida por la historia. Y sí ha sido decidida: por décadas de lucha de clases. La batalla para erradicar la opresión nacional específica de los africano-americanos sigue ocupando un lugar central en la estrategia revolucionaria de la clase trabajadora en Estados Unidos. La Tercera Revolución Norteamericana que viene será victoriosa solamente si el pueblo trabajador entiende este hecho histórico y lo asume con todas sus implicaciones revolucionarias, con toda su gloria revolucionaria.

Este mundo capitalista en crisis, y su significado para la clase trabajadora en Estados Unidos en particular tiene que ser nuestro punto de partida.

Dirigente de la clase trabajadora

El camino recorrido por Malcolm —de jinetero de la calle hasta convertirse en una voz perspicaz y con cada vez más conciencia de clase de las capas más revolucionarias del pueblo trabajador— tendrá que ser recorrido por otros luchadores de vanguardia que están buscando un camino a seguir, sin importar el color de la piel.

En el libro Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero, el autor Jack Barnes, quien entrevistó a Malcolm para la revista Young Socialist en enero de 1965, y actualmente el secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, argumenta que Malcolm no solo fue un dirigente de la nacionalidad negra oprimida en Estados Unidos, sino “un dirigente revolucionario de la clase trabajadora”.

Este no es un criterio muy común acerca de Malcolm pero creo que es el más acertado, y quiero concentrarme en el porqué. ¿Qué decía Malcolm sobre tres de las cuestiones más fundamentales de la estrategia revolucionaria proletaria que lo distinguieron de los otros dirigentes de la lucha por los derechos de los negros?

Primero, las ideas políticas de Malcolm pasaron no tanto por una evolución sino por múltiples “revoluciones” durante el último año de su vida, después de que rompió con la Nación del Islam en marzo de 1964. Mientras ocurría esto, él explicó con más y más claridad, que el sistema capitalista mismo era el problema fundamental que enfrentan los africano-americanos, y actuó en base a esa convicción. Que el sistema capitalista nunca podría ofrecer igualdad y libertad. Que nunca podría ser reformado.

“El sistema en este país no puede producir la libertad para el afroamericano. Es imposible para este sistema, este sistema económico, este sistema político, este sistema social, este sistema punto”, dijo Malcolm.

Una revolución mundial

Segundo, Malcolm vio la lucha para eliminar el racismo como una lucha internacional.

Vamos hacia “un enfrentamiento entre los sistemas económicos que existen en el planeta”, dijo en una entrevista un mes antes de su asesinato. “…Creo que habrá un choque entre los que quieren la libertad, justicia e igualdad para todos y los que quieren continuar los sistemas de explotación. Creo que se dará ese tipo de choque, pero no creo que se basará en el color de la piel…”

Esta trayectoria es lo que llevó a Malcolm a reevaluar su identificación como nacionalista negro. En la entrevista con el Young Socialist en 1965, él describe una conversación que tuvo durante su segundo viaje a Africa con el embajador de Argelia en Ghana a quien describió como “un revolucionario en el verdadero sentido de la palabra”. Los dirigentes del gobierno revolucionario de Argelia habían librado y ganado una sangrienta guerra por la independencia contra Francia y estaban organizando a los trabajadores y campesinos para hacer incursiones contra las relaciones de propiedad capitalista.

Cuando Malcolm dijo que su filosofía era el nacionalismo negro, el embajador argelino “me preguntó con franqueza que eso donde lo situaba a él. Porque él era africano, pero era argelino, y por su apariencia era un hombre blanco… Entonces me demostró que yo estaba alienando a quienes eran verdaderos revolucionarios, dedicados a derrocar, por todos los medios necesarios, el sistema de explotación que existe en este mundo”.

Entonces Malcolm dijo que eso le “dio mucho que pensar y reevaluar” sobre el nacionalismo negro. “Y si se han percatado, no he venido usando esa expresión desde hace varios meses”. Pero dijo que todavía estaba buscando una definición “de la filosofía global que creo que es necesaria para la liberación del pueblo negro en este país”.

Malcolm también había cambiado sus concepciones sobre muchas cuestiones tales como los matrimonios interraciales, la lucha por la emancipación de la mujer, y la separación entre la política y la observancia religiosa organizada. “Deja tu religión en la casa, en el ropero”, dijo en una conferencia en abril de 1964. “Guárdala entre tú y tu Dios”.

Ustedes están viviendo en “tiempos de revolución”, dijo Malcolm a un público de jóvenes en la Universidad de Oxford en Gran Bretaña en diciembre de 1964. “La joven generación de blancos, negros, morenos y demás…Por mi parte, me uniré a quien sea, no me importa del color que seas, siempre que quieras cambiar esta situación miserable que existe en esta tierra”.

Malcolm dio apoyo a la lucha por la liberación del pueblo de Vietnam contra el imperialismo norteamericano. Clasificó como “criminal” el papel del gobierno de Estados Unidos en el Congo2. Y promovió la solidaridad con las revoluciones china y cubana.

En diciembre de 1964, cuando Che [Guevara] fue a Nueva York para hablar ante Naciones Unidas, Malcolm invitó al Che para dirigirse a una reunión de la Organización de la Unidad Afro-Americana3 en Harlem. Che aceptó la invitación pero al final no pudo asistir por las condiciones de seguridad existentes en Nueva York.

Al presentar el mensaje de Che a la reunión, Malcolm dijo al público, “Me encanta un revolucionario. Y uno de los hombres más revolucionarios que están actualmente en este país iba a venir aquí” esta noche. Reconociendo los aplausos entusiastas por el mensaje de solidaridad de Che, Malcolm comentó, “Eso le hace saber al hombre en el poder que ahora no está en condiciones de decirnos a quiénes debemos aplaudir y a quiénes no debemos aplaudir”. ¡Escogemos nuestros propios amigos!

No a demócratas y republicanos

Tercero, el apoyo de Malcolm a ser independiente políticamente de ambos partidos capitalistas, los demócratas y republicanos, fue lo que lo distinguió de todos los otros dirigentes de la lucha por los derechos de los negros.

Durante la campaña presidencial de 1964, cuando el republicano Barry Goldwater se postuló contra el presidente demócrata Lyndon Johnson, prácticamente todas las corrientes políticas que decían hablar en nombre del pueblo trabajador y de los oprimidos —con la excepción del Partido Socialista de los Trabajadores y de Malcolm X— hicieron campaña a favor de Johnson bajo el argumento de que era “el candidato por la paz”, o por lo menos el “menor de los males” comparado al supuestamente “fascista” Goldwater.

Cuando se encontraba en Africa en julio de 1964, Malcolm supo que una “reunión cumbre” de dirigentes por los derechos civiles, que incluía a Martin Luther King Jr., había llamado a que se suspendieran las manifestaciones hasta después de las elecciones. Malcolm convocó a una rueda de prensa para decir que “se habían vendido y convertido en los directores de la campaña de Lyndon Johnson en la comunidad negra”. Estos maldirigentes estaban subordinando la lucha de las masas negras por igual protección bajo la ley para no “incomodar” a Johnson con las protestas.

Al comentar sobre la reelección de Johnson en noviembre de 1964, Malcolm dijo en un encuentro en Paris que los gobernantes estadounidenses “sabían que la única manera de hacer que la gente corriera hacia la zorra sería mostrándole el lobo…Tenían a todo el mundo —incluso a gente que se autodenominaba marxista [haciendo referencia al Partido Comunista de Estados Unidos, entre otros]— llenos de esperanza de que Johnson le ganara a Goldwater. Los que se reclaman enemigos del sistema estaban postrados de rodilla esperando que Johnson saliera electo, porque supuestamente es un hombre de paz. ¡Y en esos momentos él estaba invadiendo con tropas el Congo y Vietnam del Sur!”

Poco después corrieron rumores de que Johnson nombraría a un negro a su gabinete, y lo hizo, fue el primero en ser nombrado. Rechazando este fraude, Malcolm dijo en un foro en Nueva York organizado por partidarios del Militante, el periódico socialista, “Sí, cada año tienen un truco nuevo. Van a tomar a uno de sus muchachos, a uno de sus muchachos negros, y ponerlo en el gabinete, para que pueda pasearse por Washington con un habano que, como dicen, es fuego en una punta y un tonto en la otra punta”.

El capitalismo no es reformable

En los últimos años ha habido bastante debate de si en los últimos meses de la vida de Malcolm hubo una convergencia política entre Malcolm X y Martin Luther King.

En realidad, hubo una divergencia en cuestiones fundamentales para los revolucionarios obreros. King estaba convencido de que el capitalismo se podía reformar. El consideraba que el triunfo electoral de un grupo de políticos capitalistas sobre otro grupo era un avance.

Malcolm rechazó ese camino incondicionalmente. Sabía que los oprimidos y los explotados tenían que hacer una revolución. El y King iban en dos trayectorias de clase opuestas.

El sistema de segregación legal en Estados Unidos conocido como Jim Crow fue derrocado por la acción revolucionaria en las calles de un movimiento proletario de masas, dirigido por el pueblo negro. Trabajadores que son negros, muchos de ellos veteranos de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea jugaron en esas batallas un papel indispensable y muy poco reconocido.

Los cambios que fueron producto de esa victoria trascendental engendró una nueva confianza y combatividad entre los africano-americanos. Este poderoso movimiento de masas llevó a los gobernantes estadounidenses a entender que les beneficiaría incorporar grandes sectores de negros a las filas bien remuneradas de los que administran su sistema de opresión y explotación. Eso es lo que refleja la elección de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos.

Actualmente hay un sector muy significativo de negros en las clases medias y de profesionales que no tienen ningún contacto con el trabajo productivo. Como sus homólogos de piel blanca, en su mayoría tienen miedo de la clase trabajadora, especialmente de los jóvenes trabajadores africano-americanos a quienes ven como “gente peligrosa”.

Aunque estas capas pequeñoburguesas no son parte de la clase capitalista, la burguesía los usa para ayudar a encubrir otro aspecto de las divisiones de clase en la sociedad estadounidense que se profundizan, incluyendo entre los africano-americanos. El colapso del sistema de justicia penal en Estados Unidos y la creación consciente de una gran capa marginada de la clase trabajadora es tan esencial para el sistema capitalista como lo son los Barack y Michele Obama.

Creciente resistencia obrera

Lo que sí está cambiando en Estados Unidos hoy día es la creciente resistencia entre sectores pequeños pero importantes de trabajadores ante las consecuencias de la creciente crisis económica de los gobernantes. Eso es lo que subyace la explosión de protestas de decenas de miles de personas que salieron a condenar el linchamiento de Trayvon Martin. Es lo que representan los trabajadores que están luchando contra los cierres patronales en fábrica tras fábrica por todo el país.

Los trabajadores que son africano-americanos estarán en las primeras filas de esas batallas, como lo han estado en todas las importantes luchas a favor de los intereses de los trabajadores, desde la Guerra Civil y la erradicación de la esclavitud en Estados Unidos. A partir de estas batallas, batallas que nos impone la crisis de los gobernantes, se forjará la dirección y la organización revolucionaria necesaria para poner fin a la dictadura del capital. Este es el único camino por el cual podrán ser erradicadas todas las formas de explotación y opresión.

Esta es la trayectoria por la que luchó Malcolm X: un claro entendimiento de que el sistema capitalista no puede ser reformado, debe ser derrocado; que los oprimidos y explotados debemos trazar nuestro propio curso político, que sea independiente y en contra de los partidos capitalistas, de sus cortes, policías y gobierno; que nuestra lucha es internacional; que en la lucha para poner fin a este sistema por cualquier medio necesario, descubriremos nuestro propio valor y potencial como seres humanos.

Ese es el camino que tenemos por delante.


1. Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, son cinco revolucionarios cubanos quienes fueron arrestados en Miami en 1998 y condenados de cargos fabricados que incluyen “conspiración para cometer espionaje”. En el momento de su detención por el FBI, los cinco radicaban en el sur de Florida y vigilaban las actividades de grupos contrarrevolucionarios cubano-americanos apoyados por el gobierno de Estados Unidos. Estos grupos tienen un largo historial de ataques asesinos contra Cuba y partidarios de la Revolución Cubana. René González fue excarcelado en octubre y puesto bajo libertad condicional por tres años; los otros cuatro siguen encarcelados. Hernández está sirviendo una condena de doble cadena perpetua más 15 años.

2. Washington, junto a los imperialistas belgas, organizaron un golpe de estado en septiembre de 1960 que derrocó al gobierno de Patricio Lumumba, primer ministro de la República Democrática del Congo que acababa de ganar su independencia. Lumumba fue asesinado en enero de 1961 con la complicidad de Washington y Bruselas. A principios de 1964 un movimiento que retomó la causa de Lumumba estaba teniendo éxito. Washington envió comandos y aviones para apoyar al régimen contrarrevolucionario.

3. La Organización de Unidad Afroamericana fue formada por Malcolm X en junio de 1964 y estaba abierta a todos los negros dedicados a los objetivos sociales y políticos impulsados por Malcolm.


 
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