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Vol. 76/No. 22      4 de juno de 2012

 
Sistema de lucro empuja
alto desempleo, más ataques
(artículo principal)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
La tasa oficial de desempleo en Estados Unidos tiene cada vez menos significado como medida de lo qué los trabajadores realmente enfrentan.

Mientras la tasa de desempleo disminuyó levemente en abril al 8.1 por ciento, en realidad había más personas desempleadas. Esto es porque muchos más trabajadores fueron clasificados como desalentados y no fueron contados como parte de la fuerza laboral oficial, la cual el Departamento del Trabajo define como los que tienen un empleo o están buscando uno activamente.

Con un promedio de casi 3.7 personas en busca de empleo por cada apertura de empleo disponible, muchos de los desempleados sí se desalientan.

Según las estadísticas gubernamentales, hubo 115 mil puestos más en abril, pero 342 mil trabajadores no fueron contados como parte de la fuerza laboral. El porcentaje de la población adulta contado como parte de la fuerza laboral ha estado disminuyendo durante la década pasada, especialmente en los últimos años. Cayó un 0.2 por ciento a partir de marzo a 63.6 por ciento, el punto más bajo desde 1981.

“Si el porcentaje de adultos que estaba en la fuerza laboral cuando Barack Obama tomó posesión de la presidencia fuera el mismo hoy día”, dijo el Washington Post, “el índice de desempleo sería el 11.1 por ciento”.

El desempleo a largo plazo también ha alcanzado niveles récord. El promedio es actualmente de unas 39.1 semanas.

Un número creciente de trabajadores “desalentados”, altos niveles persistentes de desempleo, desempleo a largo plazo, todo esto es evidencia del crecimiento de lo que Carlos Marx llamaba el ejército industrial de reserva. Esta tendencia inherente en el funcionamiento del capitalismo se mueve a primer plano a medida que el sistema de ganancias de los patrones ha entrado en las etapas iniciales de una profunda crisis mundial.

Menos trabajadores producen más

En la manufactura, donde se agregaron 16 mil puestos en abril, los patrones han apuntalado sus márgenes de ganancia por medio de recortes salariales, intensificando el ritmo de trabajo y otras concesiones.

En la empresa Revere Copper Products en Roma, Nueva York, por ejemplo, un contrato con concesiones respaldado por el sindicato automotriz UAW aumentó los costos del seguro médico para los trabajadores, eliminó el tiempo pagado para almorzar, y ha envalentonado a la compañía a subir el ritmo de trabajo, y al diablo con la seguridad y la salud de los trabajadores. “El tiempo requerido para convertir una mezcla de cobre de 22 mil libras en hojas acabadas de diversos gruesos se ha reducido de tres semanas a tres días”, dijo el New York Times.

Lo qué los capitalistas llaman “productividad”, la cantidad de trabajo extraído de la mano de obra, ha estado subiendo dramáticamente desde 2009. La economía de Estados Unidos hoy día “está produciendo más bienes y servicios que cuando comenzó oficialmente la recesión en diciembre de 2007, pero con unos cinco millones de trabajadores menos”, señaló el Times.

Muchos medios de prensa se lamentaron de la disminución de 0.5 por ciento en la productividad registrada en el primer trimestre de este año, una indicación de que el ritmo y el alcance de la campaña patronal para extraer más de cada trabajador es tal que se les hace necesario hacer una pausa temporal antes de lanzar otra ofensiva en este frente.

Los salarios reales están disminuyendo. Durante los últimos 12 meses, el ingreso semanal promedio subió un 2.1 por ciento, reportó el Wall Street Journal. Pero la tasa de inflación oficial, la cual es subestimada deliberadamente, ha subido por 3 por ciento. Esta cifra ni siquiera incluye los crecientes precios de alimentos y combustible. Lo que los gobernantes propietarios pretenden hacer a largo plazo es imponer una reducción permanentemente en las expectativas y las condiciones de vida socialmente aceptadas por los trabajadores, reduciendo lo que Marx llamaba “el elemento histórico y moral” del valor de la fuerza de trabajo.

Con el tiempo, el resultado inevitable de estos ataques es un aumento en la lucha de clases cuyos primeros indicios ya se ven.
 
 
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