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Vol. 77/No. 3      28 de enero de 2013

 
Reunificación es fuerza motriz de
política en Península de Corea
(portada)

POR JOHN STUDER
La división de Corea continúa siendo la única división nacional impuesta por Washington y sus aliados imperialistas después de la Segunda Guerra Mundial que aun no ha sido resuelta. Sesenta años después del alto del fuego que en julio de 1953 representó la primera derrota militar del imperialismo norteamericano, el deseo del pueblo trabajador por la reunificación sigue siendo la fuerza motriz de la política en la península.

El gobierno norcoreano respondió a las provocaciones constantes de Washington cuando reiteró el 1 de enero, el antiguo llamado de Pyongyang por la unificación de Corea.

“La clave para terminar la división de la nación y lograr la reunificación es poner fin a la situación de confrontación entre el Norte y el Sur”, dijo Kim Jong Un, jefe del gobierno de Corea del Norte, en un discurso el Día de Año Nuevo.

“Todos los miembros de la nación de Corea en el norte, en el sur y en el extranjero, deben subordinar y orientar todo a la gran causa nacional por la reunificación del país”, dijo Kim.

En años recientes Washington ha estado llevando a cabo un “giro” hacia Asia destinado a reforzar la dominación naval y los intereses económicos de Washington en la región. Esto incluye la intensificación de los despliegues militares, maniobras bélicas y el reforzamiento de sus alianzas en la región.

Estas medidas están dirigidas a contrarrestar la creciente influencia de China, así como a reforzar la presencia militar de Washington en la península coreana que ya lleva 67 años y su presión sobre la República Popular Democrática de Corea.

“En el actual escenario internacional, las acciones de los imperialistas para interferir en los asuntos internos de otros estados soberanos y sus actos de agresión militar, presentan una seria amenaza a la paz y la seguridad de la humanidad”, dijo Kim en su discurso del 1 de enero. “La región de Asia y el Pacífico, la península de Corea en particular, se ha convertido en el punto más caliente del mundo en el que persiste una tensión constante”.

Los gobernantes de Estados Unidos impusieron un gobierno capitalista en el sur durante el curso de la Guerra de Corea de 1950 al 53. Después de la derrota del ejército imperialista en el norte, Washington se negó a firmar un tratado de paz y permanece oficialmente en guerra con la República Popular Democrática de Corea hasta hoy en día.

Washington mantiene más de 28 mil soldados en el sur, alrededor de 32 mil al otro lado del Estrecho de Corea en Japón, y aún retiene el control que uso en “tiempos de guerra” sobre las fuerzas armadas de Corea del Sur.

Washington y Corea del Sur han realizado una serie de maniobras militares provocadoras el año pasado dirigidas a intimidar a la RPDC. En junio una fuerza de dos mil efectivos de Corea del Sur y Estados Unidos llevaron a cabo operaciones en Poncheon, cerca de la frontera con Corea del Norte. Uno de los ejercicios tenía como blanco la bandera de Corea del Norte.

A finales de octubre, tropas de Estados Unidos se unieron a 24 mil efectivos surcoreanos en maniobras militares para “prepararse para las provocaciones de Corea del Norte”.

“Vamos a seguir trabajando hombro a hombro para demostrar nuestra determinación conjunta”, dijo el secretario de defensa de Estados Unidos Leon Panetta al ministro de defensa surcoreano Kim Kwan-Jin el día antes que comenzaron las maniobras militares.

El ejercicio se produjo una semana después de que Seúl anunció un nuevo pacto con Washington que triplicará el alcance de los misiles balísticos de Corea del Sur, lo que les permite alcanzar cualquier lugar en el Norte.

En diciembre, la administración de Barack Obama anunció que ofrecerá a Corea del Sur cuatro aviones no tripulados Global Hawk para ampliar el espionaje de la RPDC.

Corea del Norte exitosamente lanzó con al espacio un proyectil de largo alcance con un satélite meteorológico el 12 de diciembre, la semana previa a las elecciones en el Sur. Fox News informó que el Norte es “uno de los pocos países que ha tenido éxito en lanzar un satélite al espacio desde su propio territorio; su amargo rival, Corea del Sur, no está en la lista, a pesar de que lo ha intentado”.

La Casa Blanca lo clasificó como “un acto altamente provocativo, que amenaza la seguridad de la región”.  
 
 
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