Vol. 77/No. 8      4 de marzo de 2013

Los miembros del sindicato votaron a favor de ir en huelga después de que funcionarios de la ciudad anunciaron que las Disposiciones de Protección para los Empleados, conquistadas en una huelga reñida hace 34 años, ahora eran “ilegales”. La huelga terminó con el alcalde Michael Bloomberg, cuyo mandato expira en el otoño, negándose a ceder un centímetro.

Bajo las disposiciones, las empresas contratadas por la ciudad para administrar todas las rutas de los autobuses escolares tienen que contratar primero a los trabajadores despedidos con la mayor antigüedad y con salarios intactos antes de contratar empleados nuevos, sin importar para cuál empresa habían trabajado antes. Sin las disposiciones las empresas de autobuses que compiten por contratos enfrentan más presiones y nuevas oportunidades para reducir salarios y beneficios.

En diciembre, el Departamento de Educación empezó a solicitar ofertas de contrato sin las disposiciones para 1 100 de las 7 700 rutas escolares. Los funcionarios escolares dijeron que podrían ahorrar hasta 99 millones de dólares por año con las nuevas ofertas.

El presidente internacional de la ATU Larry Hanley, informó el Wall Street Journal el 15 de febrero, había estado en conversaciones con los cinco principales candidatos del Partido Demócrata para las próxima elecciones a la alcaldía para encontrar una manera de poner fin a la huelga.

En una conferencia telefónica el 15 de febrero con miembros del Local 1181, el presidente del local Michael Cordiello citó una carta del 14 de febrero firmada por los cinco candidatos —el defensor público Bill de Blasio, contralor John Liu, presidenta del Concejo Municipal Christine Quinn, ex contralor William Thompson y ex concejal Sal Albanese— como la razón principal por la cual la junta ejecutiva del local había decidido terminar la huelga. Los miembros del sindicato no votaron sobre la decisión.

Los cinco candidatos a la alcaldía le pidieron a los trabajadores a “volver a sus puestos de trabajo y continuar la batalla por otros medios”. Prometieron que si salen elegidos “van a revisar” los contratos “para asegurar que los importantes logros de sus miembros —seguridad en el empleo, salarios y beneficios— sean protegidos en el proceso de licitación, mientras que sean al mismo tiempo fiscalmente responsables para los contribuyentes”.

“Dicen que vamos a tener una mejor oportunidad con la próxima administración”, Maria Filgueira, una conductora con la compañía Grandpa’s, dijo en una entrevista telefónica el 19 de febrero. “¿Cómo saben eso? Hay poca diferencia entre un demócrata y un republicano. No importa por quién votas, vas a perder”.

Mientras que 8 800 trabajadores pertenecen al Local 1181 de la ATU, más de 3 mil miembros del Local 854 de los Teamsters, el Local 91 de la United Craft and Industrial Workers Union y el Local 335 de la United Service Workers Union cruzaron las líneas de piquetes casi desde el principio.

A pesar de la avalancha de prensa maliciosa, especialmente en el New York Post y el Daily News, que pintaron a los huelguistas como egoístas e indiferentes a las necesidades de los alumnos y sus familias, el Journal se vio obligado a admitir que el pueblo trabajador de la ciudad en gran parte simpatizaba con la huelga.

“Qué podemos hacer? Hemos perdido la batalla, pero la guerra continúa”, dijo el conductor de la compañía Rainbow Transportation Wirman David López al Militante por teléfono el 17 de febrero. “Bloomberg no tiene corazón. Pero no estamos derrotados. Tenemos que enseñarle que todavía estamos de pie”.
 
 
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