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Vol. 77/No. 30      19 de agosto de 2013

 
(artículo principal)
Egipto: ‘Los trabajadores hoy
tienen más confianza’
‘Militante’ en la escena tras salida de Morsi

Reuters/Mohamed Abd El Ghany
Masiva manifestación en plaza Tahrir en El Cairo el 26 de julio asestó golpe a esfuerzos de Hermandad Musulmana de reimponer impopular gobierno islamista de Mohamed Morsi.
 
POR PAUL MAILHOT
El CAIRO—Un mes después de masivas manifestaciones y una campaña nacional de recolección de firmas que involucraron a millones de personas que llevó al ejército a remover al presidente Mohamed Morsi de la Hermandad Musulmana, el pueblo trabajador aquí está empezando a enfocarse en los próximos pasos en su lucha para mantener abierto el espacio político y mejorar sus condiciones de vida.

El 26 de julio manifestaciones masivas por todo Egipto aplastaron cualquier impulso hacia el retorno de Morsi, quien permanece detenido.

“La campaña presidencial de Morsi fue una campaña de promesas”, dijo el 29 de julio Mahitab Elgilani, un organizador de un campamento de carpas de varios centenares en la Plaza Tahrir. “Una de ellas fue la de liberar a los miles de personas que fueron encarcelados en el curso de la exitosa lucha contra el ex dictador Hosni Mubarak en 2011. En cambio, Morsi aumentó el número de encarcelados por protestas políticas”.

Debido a la expectativa generalizada de que las condiciones económicas, sociales y políticas mejorarían después de la expulsión de Mubarak en febrero de 2011, no demoró mucho para que la mayoría de las capas sociales se volcaran contra el corrupto, violento y políticamente opresivo gobierno islamista.

“Empezamos a protestar después de los primeros 100 días”, dijo Elgilani. “En los tres meses previos al fin de la presidencia de Morsi el 3 de julio, unos 30 millones de egipcios firmaron la petición de Tamarod pidiendo su renuncia”. Tamarod, que significa rebelión, es la coalición política poco definida que inició la campaña de peticiones que se propagó por todo el país.

Aunque la mayoría de los egipcios con quienes hablaron los corresponsales del Militante expresaron apoyo al papel de los militares en la destitución de Morsi, muchos también no tardaron en señalar que la cúpula militar había colaborado con la Hermandad Musulmana para imponer medidas represivas. Las fuerzas armadas ha designado un gobierno interino, que incluye a muchos políticos capitalistas importantes incluyendo algunos que fueron parte del régimen de Mubarak. Se están preparando nuevas elecciones.

En Ismailía, una ciudad industrial rodeada por tierras agrícolas 75 millas al noreste de El Cairo aledaña al Canal de Suez, tres obreros de la construcción hablaron el 2 de agosto con corresponsales obreros del Militante de Estados Unidos, el Reino Unido y Grecia —incluyendo a Dan Fein, el candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Nueva York y Mary Martin, candidata del PST para alcalde de Seattle— quienes participaban en una gira de la campaña para informarse de los hechos sobre las luchas obreras aquí.

“Teníamos ilusiones de que las cosas simplemente se mejorarían al tumbar a Mubarak”, dijo Mahmod Salama, un obrero de la construcción y dirigente de la Federación Egipcia de Sindicatos Independientes. “Pensábamos que ya no tendríamos que luchar en las calles, pero hemos aprendido que eso no es el caso”.

“El obrero de la construcción promedio gana entre 3 y 8 dólares al día, y la mayoría no trabajamos un mes completo”, dijo Salama. Los tres trabajadores de las construcción dijeron que no habían trabajado en su oficio en los últimos tres meses.

“Tenemos que aumentar los salarios de los peor pagados, para igualar las condiciones”, dijo Salama. “El nivel de pobreza es muy alto en todo el país. Si eliminan el subsidio del gobierno para los alimentos básicos, sería un desastre para millones de personas”. Los trabajadores egipcios también necesitan atención de salud y un seguro social que lo cubra sin importar el trabajo que uno tenga, dijo.

‘Trabajadores con más confianza’

“Los trabajadores de Egipto tienen más confianza hoy en día por lo que hemos luchado”, continuó Salama. “Tumbamos a Mubarak, recolectamos firmas para la renuncia de Morsi y estamos aprendiendo unos de otros. Es un enorme cambio en un par de años. Ni podríamos haber discutido la petición de Tamarod en aquel entonces”.

“Los trabajadores de nuestra planta y en todo Mahalla participaron de forma masiva en las movilizaciones que culminaron en la revolución del 30 de junio”, dijo Kamal Fayoumy, un dirigente de los trabajadores textiles, en una entrevista telefónica el 4 de agosto, en referencia a la destitución de la Hermandad. “Miles de nosotros —mujeres y hombres— participamos en las seis grandes protestas obreras en Mahalla exigiendo la renuncia de Morsi, por que el gobierno de Morsi se puso en contra de los trabajadores en todos los aspectos.

“El sindicato independiente en Mahalla sigue tratando de establecerse en la fábrica. Nuestros números están creciendo, y eso es positivo”, dijo Fayoumy.

“El gobierno está sentado sobre media docena de bombas de tiempo en este momento”, dijo Ibrahim Abdel Gawed, ex agricultor y líder de una organización de agricultores independientes, que participó en la discusión en Ismailía. “Los trabajadores del transporte, los portuarios, los agricultores, todos tienen quejas y demandas desde hace mucho tiempo y no hay propuestas para resolverlas.

“La atención de la gente se desvió temporalmente con la expulsión del gobierno de la Hermandad Musulmana”, dijo, “pero eso no durará mucho y décadas de reivindicaciones de los trabajadores pronto se aflorarán de nuevo”.  
 
 
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