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Vol. 77/33      23 de septiembre de 2013

 
(portada)
Camboya: Obreros de ropa
luchan por salarios, uniones
 
Mak Remissa/EPA/Corbis
Trabajadores de SL Garment en Phnom Penh, Camboya, exigen aumento salarial septiembre 5.

POR EMMA JOHNSON  
En reñidas batallas, trabajadores de la confección en Camboya etan reclamando salarios más altos, lugares de trabajo más seguros y protección sindical. El número de huelgas ha alcanzado cifras récord y los enfrentamientos violentos entre los trabajadores y las fuerzas represivas de los patrones y su gobierno han sido frecuentes.

Las inversiones en la industria de la confección de Camboya están en aumento. El sector constituye el 80 por ciento del total de las exportaciones del país, que subieron en un 32 por ciento el año pasado.

La empresa SL Garment Processing (Cambodia) Ltd., de propiedad singapurense, emplea a 6 mil trabajadores en la capital Phnom Penh y produce prendas para las empresas Gap, H&M y Levi’s.

El 12 de agosto, los trabajadores salieron en huelga para exigir que se aumente el salario mensual a 150 dólares, del actual de 80 dólares, el mínimo establecido por el gobierno. Otras reivindicaciones incluyeron un estipendio para el almuerzo, el retiro de la policía militar de la planta y el despido de un asesor recientemente contratado por la empresa que trajo a la policía.

“Tratamos de negociar, pero la empresa no nos escuchó”, dijo Ath Thorn, presidente de la Coalición de Sindicatos Democráticos de Trabajadores del Vestido de Camboya, en una entrevista por teléfono con el Militante desde Phnom Penh el 9 de septiembre.

“Esta fábrica fue establecida en 1996”, dijo Thorn. “En 2010 salimos en huelga por primera vez. En 2012 organizamos un sindicato. Pero la empresa todavía se niega a reconocer o negociar”.

Los trabajadores que estaban reunidos frente a la planta durante la huelga fueron hostigados por la policía militar, dijo Thorn.

El 27 de agosto unos 4 mil trabajadores protestaron frente al Ministerio de Asuntos Sociales y exigieron el retiro de la policía militar. Los policías bloquearon las calles, pero los manifestantes los atravesaron y llegaron al ministerio. Tres días después, los trabajadores terminaron la huelga tras una reunión entre el sindicato, la empresa y el gobierno municipal de Phnom Penh.

“Pero nada se resolvió”, dijo Thorn. “No tenemos ningún acuerdo sobre mejoras en las condiciones. Tratamos de negociar, pero la compañía respondió el 4 de septiembre con el despido de más de 700 trabajadores”.

El día después de los despedidos 4 mil trabajadores marcharon al ayuntamiento de Phnom Penh, exigiendo la intervención del gobierno. El gobierno ordenó a la SL Garment a que restituyera a los trabajadores.

“Todos han sido restituidos”, dijo Thorn. “Pero todavía no tenemos un acuerdo. Y si la compañía sigue negándose a escuchar, habrá nuevas huelgas”.

La industria emplea a 500 mil trabajadores en más de 500 fábricas de ropa y calzado, con un promedio de mil trabajadores. Más del 90 por ciento son mujeres de pueblos rurales que se han trasladado a los centros de producción industrial recientemente creados. Unas 450 de las 500 fábricas producen para la exportación, principalmente para los grandes minoristas en los países imperialistas.

No es raro que los trabajadores se desmayen en la planta a causa del calor, la falta de ventilación, la desnutrición, la exposición a sustancias químicas y las largas jornadas. El Ministerio del Trabajo informó que el año pasado más de 1 600 trabajadores se desmayaron en 20 fábricas. Los sindicatos dan una cifra mayor.

Contratos a corto plazo

“Mi principal preocupación son los contratos a corto plazo”, dijo Kong Athit, vicepresidente del Sindicato de Trabajadores del Vestido, en una entrevista telefónica el 10 de septiembre. “Los trabajadores no tienen ninguna seguridad en el empleo, reciben un mes, luego otro. En las empresas más viejas, un 30 por ciento tienen contratos temporales; en las más nuevas a menudo todos los trabajadores tienen contratos temporales. Las empresas utilizan los contratos a corto plazo para deshacerse de los que luchan por mejoras”.

Athit dijo que un aumento al salario mínimo a 150 dólares es necesario para mantenerse a la par con la alta inflación.

“Actualmente el 90 por ciento de las fábricas están sin contratos”, dijo. “Los patrones quieren mantenerlo así y toman represalias contra los trabajadores que empiezan a organizar sindicatos”.

De enero a julio los trabajadores del vestido en Camboya han realizado 83 huelgas, según la Asociación de Fabricantes de Prendas de Vestir. El año pasado hubo 121 huelgas, la cifra más alta desde que se comenzaron a contar en 2003.

“Los trabajadores de la confección tienen peso en la economía”, agregó Athit. “En las elecciones nacionales a principios de este año todos los partidos querían nuestro voto, por lo que fueron muy amables con nosotros y nos hicieron promesas. Pero lo que hemos ganado, lo hemos hecho luchando por nosotros mismos.

Athit señaló otro factor que favorece a los trabajadores: la competencia entre las empresas por trabajadores. “La oferta de trabajadores calificados es un problema. La mayoría de las fábricas existentes están trabajando a plena capacidad”, informó Kaing Monica de la Asociación de Fabricantes de Prendas de Vestir al Reuters el 6 de junio.
 
 
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