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Vol. 77/No. 46      23 de diciembre de 2013

 
‘Orgulloso de conocer a Ramón Labañino,
hombre de valores y principios
(portada)

POR JOHN STUDER
Haber conocido al revolucionario cubano Ramón Labañino cuando estaba en prisión en Miami tuvo un gran impacto en Secundino Pérez. “Ramón es una persona con muchos principios y valores”, dijo Pérez en una entrevista en un popular programa de radio en español de Miami. “Es una persona que uno se siente orgulloso de conocer”.

Labañino es uno de los cinco revolucionarios cubanos que están luchando contra un caso amañado del gobierno de Estados Unidos.

En la entrevista, en el programa La tarde se mueve de Radio Progreso, que tuvo lugar en enero, Pérez le relató al anfitrión Edmundo García sus experiencias con Labañino durante los seis meses que compartieron en la unidad del Centro de Detención Federal a fines de 2009 y principios de 2010. En aquellos momentos Labañino estaba esperando una audiencia en un tribunal federal en la que se iba a reconsiderar su sentencia. Desde entonces Pérez salió de la cárcel bajo libertad condicional.

“Al principio daba como pena acercarse a él”, dijo Pérez, quien hasta ese entonces solo conocía la propaganda sobre los Cinco Cubanos en la prensa local, que falsamente los designa como “espías cubanos”. Pero “cuando ya tú te acercas a él y tú lo vas conociendo tú ves la persona que es él, y empezamos una relación de amistad muy buena, basada en el respeto a los principios mutuos”.

En las conversaciones entre los reos, “él no te decía, ‘mira esto es así’”. El te daba para que tú entendieras y tú fueras comprobando las cosas… entonces uno se iba dando cuenta de la realidad de las cosas”, dijo Pérez, quien llegó a Estados Unidos hace 14 años desde Pinar del Río, en Cuba, donde había trabajado como médico.

Respeto a compañeros de prisión

En el mundo de la prisión algunos individuos se ganan un “respeto de miedo”, dijo Pérez. Labañino se ganó otro tipo de respeto, “un respeto de corazón”.

“Siempre respetó el criterio de todas las demás personas.”, dijo Pérez. Y todos lo respetaban a él, inclusive los guardias, explicó Pérez.

Si veía a un compañero que no se sentía bien, “él era el primero que iba y le daba ánimo”, dijo Pérez. “No le interesaba de la nacionalidad que fuera, lo mismo cubano que nicaragüense, pero igual iba y te preguntaba por los problemas y si en sus manos estaba ayudarlo, él con mucho gusto lo hacía. Ése es Ramón”.

Ramón siempre le aconsejaba “mantener su mente ocupada en cosas productivas; ya que estamos aquí, ocúpate en cosas productivas como el ajedrez, leer un buen libro, hacer una buena comida” relató Pérez.

Labañino leía mucho, le prestaba libros a sus compañeros, se mantenía al tanto de las noticias y recibía muchos mensajes de apoyo y otro tipo de correspondencia, dijo Pérez.

Hablaba mucho de la Revolución Cubana. Ramón, estaba “al tanto de todos los temas de Cuba, todo lo que pasa en Cuba le preocupaba mucho. Tiene una visión grande; cualquier tema de Cuba, cualquier problema, nos sentábamos y hablábamos. Llegaba un punto y él no te quería convencer, hablábamos y llegábamos a ciertos criterios”.

Y, añadió Pérez, “nos manteníamos al tanto de las noticias”. Escuchaban Radio Progreso y también transmisiones radiales de Cuba. Usando unos radios de pilas, “había que estar inventando, había que pegarse a la pared” para captar la señal.

Cuando hablaron sobre el caso amañado del gobierno de Estados Unidos contra los Cinco Cubanos, Labañino le dio “la documentación del juicio para que la leyera, para que no fuera lo que él dijera sino para que uno viera la realidad”, dijo Pérez.

‘Deuda’ por lo que hicieron los Cinco

Muchos compañeros de prisión del Centro de Detención Federal llegaron a convencerse de que los Cinco “estaban presos injustamente”, señaló.

Se infiltraron en los grupos paramilitares cubano-americanos en Florida, para “velar por los cubanos en Cuba, que no hubiera terrorismo en Cuba, nada más, a ellos en ningún proceso se les demostró otra cosa, solamente velar por los cubanos en la isla”, dijo Pérez.

Hizo hincapié en la actitud desinteresada de los Cinco, que resultó en la separación de sus familias, sin siquiera poder decirles lo que estaban haciendo sino hasta después de que fueron arrestados, y las largas condenas en prisión que les han impuesto. “El cubano se siente en deuda porque fue un gesto tan bonito, con tanto amor, que renunciaron a tantas cosas, y entre ellas a la familia que es una cosa importante, por cuidarnos a nosotros allá en la isla. Entonces cuando uno conoce a una de esas gentes está en deuda mientras viva” dijo.

Ramón “es muy grande” y fue atleta en su juventud, observó Pérez. Pero los años en la cárcel han dejado su huella. “Ha tenido sus problemitas de salud allí como es en las piernas, en la rodilla, pero él practica mucho ejercicio”. Labañino sufre ahora de artritis, la cual afecta su habilidad de caminar.

Pérez dijo que vio a la esposa de Labañino, Elizabeth Palmeiro, una vez que vino a visitarlo en la cárcel en Miami. “La familia mía sí la ha conocido allá, han tenido una amistad que se ha mantenido…(Elizabeth) ha mantenido su lucha también en Cuba, ¿por qué?, pues porque ha luchado con sus hijas para que ellas vean que su padre, aunque les falte físicamente, espiritualmente está ahí, y eso es una cosa importante para el que ha estado preso o para el que esté preso, tener ese apoyo de la familia…eso es muy importante y lo ha desempeñado Elizabeth muy bien y con mucho valor”.

Labañino, junto con Antonio Guerrero y Fernando González, fue trasladado al Centro de Detención Federal en Miami en septiembre de 2009, después de que una corte federal de apelaciones ordenara que se realizaran audiencias para reconsiderar las sentencias de los tres en base a que sus condenas de cárcel excedían las directrices federales. Las autoridades del gobierno norteamericano, según lo dejó claro la fiscal federal Caroline Heck Miller, esperaban así poder calmar la “controversia” y el “ruido” generado por la campaña internacional para liberar a los Cinco Cubanos. En una audiencia del 8 de diciembre de 2009, la cadena perpetua de Labañino basada en cargos fabricados de “conspiración para recolectar y transmitir a un gobierno extranjero información relacionada con la defensa nacional” fue reducida a 30 años.

“Se sintió un poco mal el día ese que yo recuerdo, ya tarde en la noche”, dijo Pérez. “Pero es una persona que se repone, que no se deja caer, y pasó el día siguiente y ya se veía más conforme y sí me dijo, ‘Aquí no termina la lucha, esta lucha hay que seguirla’”.

Pérez relató que lo que le impresionó más fue que lo que le preocupaba a Ramón no era “él como persona, sino que había que seguir luchando por Gerardo”.

De los Cinco, Gerardo Hernández recibió la condena más dura: dos cadenas perpetuas concurrentes más 15 años. Aunque las cadenas perpetuas por cargos de conspiración para realizar espionaje fueron reducidas para Labañino y Guerrero, en el caso de Hernández la condena quedó sin cambiar porque la corte consideró que esto era “irrelevante en lo que respecta al periodo que tendrá que permanecer en prisión”.

La segunda cadena perpetua de Hernández fue por “conspiración para cometer homicidio”, basada en el falso alegato de que Hernández era culpable del derribo por parte del gobierno cubano de dos aviones hostiles que habían invadido el espacio aéreo cubano en 1996, después de hacer caso omiso de las repetidas advertencias de La Habana. Los vuelos los conducía el grupo derechista Hermanos al Rescate, como parte de la intensificación de sus provocaciones contra Cuba destinadas a causar una confrontación entre Washington y La Habana.

Cuando le preguntan cómo lo había influenciado Labañino, Pérez contestó, que aprendió que “uno puede cometer errores en la vida pero no puede vivir en la mentira, porque cuando ya tú vives en la verdad no tienes miedo, ese era Ramón”.

‘La fibra de la que están hechos’

Cuando Labañino estaba por ser trasladado fuera de la cárcel de Miami, Pérez le dijo, “Yo voy a salir primero que tú y aquí estoy para lo que tú me necesites”.

El entrevistador Edmundo García fue uno de los partidarios de los Cinco Cubanos que asistieron a las audiencias de 2009. “Mientras tú lo veías en la prisión, yo lo veía en la corte”, dijo al concluir el programa. “Y hay cosas que personalmente nunca olvidaré”.

Ramón, dijo García a Pérez, entró “al tribunal con las manos en alto, encadenado, mirando hacia el lugar donde estábamos las personas que él sabe que están comprometidos y defendemos el derecho a la libertad de los Cinco por esas razones que tú explicabas. Levantar las manos con las cadenas, en símbolo de victoria, eso para mí fue muy emocionante”.

García agradeció a Pérez “por este testimonio sobre la humanidad de Ramón Labañino” y concluyó: “es la misma humanidad de los Cinco, porque es precisamente ésa la fibra de la que están hechos”.
 
 
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