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Vol. 78/No. 1      6 de enero de 2014

 
¿Es la elección de un socialista
en Seattle un paso adelante?
(artículo principal)
 
POR JOHN STUDER  
Varios periódicos y publicaciones en el Internet de grupos radicales y socialistas de clase media en Estados Unidos, han elogiado el reciente triunfo electoral de Kshama Sawant, candidata de Alternativa Socialista (SA) para el concejo municipal.

La pregunta es si esta victoria electoral representa un avance para la clase obrera y sus aliados. ¿Representa un avance hacia la acción política independiente de la clase obrera?

Dada la ausencia de luchas obreras lo suficientemente fuertes para transformar nuestros sindicatos y sentar las bases para un movimiento social que pueda desafiar el poder político de la clase patronal, la respuesta es no.

Sawant, catedrática de economía, se postuló como candidata para la posición número 2 del concejo municipal de Seattle, y ganó el puesto con el 50.67 por ciento del voto en una elección en la que participaron dos candidatos, y no hubo un candidato republicano. Con un enfoque “práctico” para salir electa, su campaña se centró en torno a tres demandas principales: “por un salario mínimo de 15 dólares la hora, una ordenanza sobre el control de los alquileres para hacer las viviendas más asequibles, e impuestos a los millonarios para financiar servicios de tránsito y educación, entre otros”.

Sawant se presentó como una “activista”, destacando su participación en el movimiento de Ocupar Wall Street.

Ajustándose a los límites estrechos típicos de las elecciones capitalistas para puestos locales, su publicidad evitó cuestiones políticas importantes que afectan a todos los trabajadores, tales como el alto nivel de desempleo y el derecho de la mujer a elegir el aborto. No hizo ninguna mención de temas internacionales claves, como Siria, el papel de la Revolución Cubana, los intereses comunes de los trabajadores por todo el mundo en sus luchas contra los patrones, o la crisis mundial del capitalismo que engendra los ataques de los patrones contra el pueblo trabajador.

Hoy, varios grupos socialistas de clase media comparten el punto vista que los procesos electorales son la arena clave en la que los trabajadores y “activistas” deben enfocar su atención. “La noche de las elecciones los partidarios de Sawant, incluyendo este reportero, se reunieron para escuchar los resultados”, escribió Linda Averill, del partido Freedom Socialist Party (FSP). Había “socialistas de todo tipo: independientes, del FSP, SA y la Organización Socialista Internacional (ISO). En la arena electoral, esta colaboración es histórica en tiempos recientes”.

Este intento de obtener beneficios por medio de un enfoque electoral “práctico”, es un intento de recurrir a algo que no sea la verdadera política: las acciones de la clase trabajadora y el duro camino de lucha que está por delante. Estos grupos, con su atracción al movimiento Ocupar, han dejado de ver a la clase obrera como el motor del cambio revolucionario. No tienen confianza que a través de las experiencias en combates de clase, los trabajadores forjarán su propia dirección, adquirirán claridad política y se transformarán a si mismos en los hombres y mujeres capaces de luchar para poner fin a la dictadura del capital y reemplazarla desde sus cimientos con el poder político de la mayoría trabajadora.

La farsa ofrece todo lo contrario, arrastra a los trabajadores hacia la trampa electoral: hacerlos pensar que la participación en la política es cuestión de elegir de una lista de candidatos aquellos que ellos crean mejorarán su situación.

Una gran parte de la izquierda actúa con la convicción de que las heterogéneas y difusas protestas de Ocupar, que empezaron y alcanzaron su cumbre en 2011, representaron la formación de un nuevo movimiento social que luchaba por un cambio progresista. La idea condujo a la desilusión ante la inevitable evaporación de los grupos de Ocupar y su cooptación por la izquierda del partido demócrata. Pero hoy día estas ilusiones han sido reavivadas con gran entusiasmo por las posibilidades en la política electoral.

“Se ha dicho que lo que sucedió en Seattle fue que Ocupar se fue a las urnas”, escribió Jason Netek en Socialist Worker, publicación del ISO.

Lo que hizo posible la elección de Sawant fue un cambio en la forma de pensar de los trabajadores bajo el impacto de la campaña patronal para hacernos cargar con el peso de la crisis del capitalismo sobre nuestras espaldas. Lo que los trabajadores necesitan es una clara explicación de clase sobre las raíces de la crisis en la dictadura del capital y un debate sobre cómo construir un movimiento para derrocarla.

Para avanzar este diálogo, el Partido Socialista de los Trabajadores, postula candidatos de manera selectiva en las elecciones en Estados Unidos, enfocándose en los puestos más importantes para poder participar lo más ampliamente posible en el debate sobre las cuestiones políticas más importantes que enfrentan los trabajadores y sus aliados.

El partido utiliza estas campañas electorales como un componente subordinado a su trabajo propagandístico más amplio, llevando el Militante de puerta en puerta en barrios obreros en las ciudades y en el campo.

Las poderosas revoluciones de nuestra época, en Rusia en 1917 y en Cuba en 1959, no se ganaron a través de elecciones sino por las actividades de millones de personas en las calles.  
 
 
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