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Vol. 78/No. 20      26 de mayo de 2014

 
Afán de lucro causa otra
explosión ferroviaria
(portada)
 
POR BRIAN WILLIAMS  
El peligro que corre el pueblo trabajador a causa del incremento en el uso del petróleo, impulsado por el afán de ganancias de los capitalistas volvió a acechar una vez más el 30 de abril, esta vez en Lynchburg, Virginia, cuando un tren que transportaba petróleo altamente inflamable, se descarriló y explotó cerca del centro de este pueblo de 78 mil habitantes. Trece vagones descarrilaron y varios se volcaron y cayeron al río James, en donde derramaron su carga de petróleo provocando un incendio con llamas que alcanzaban los 100 pies de altura.

Por suerte nadie murió. Si los vagones se hubieran volcado hacia la ciudad en vez de hacia el río, el desastre hubiera sido mucho peor, dijo Kimball Payne, funcionario municipal de Lynchburg al Wall Street Journal.

La explosión es el más reciente incidente de este tipo de una serie creciente de incidentes que se han dado este año. Mientras que el transporte del crudo por vía ferroviaria ha aumentado drásticamente, los patrones de esta industria se han negado a invertir en cambiar los vagones viejos o a tomar medidas de precaución que puedan socavar sus ganancias. De hecho, los patrones de trenes industriales y los de los trenes de pasajeros que han venido realizando “recortes de gastos” empeoran la seguridad. .

El tren con 105 vagones operado por la compañía CSX Corp. había salido de la región petrolera de Bakken, en Dakota del Norte y se dirigía a Yorktown, Virginia, para enviar el petróleo a las refinerías de la costa este de Estados Unidos.

Los trabajadores de la planta fundidora Griffin Pipe no pudieron abandonar las instalaciones hasta que una porción de los vagones descarrilados fueron retirados. El descarrilamiento ocurrió cerca de un concurrido museo de niños, separado de las vías por un estacionamiento. .

Crece transporte de crudo por tren

Según la Asociación de Ferrocarriles Americanos el transporte de petróleo por tren ha aumentado de 9500 vagones en 2008 a 233 mil en 2012, y a más de 400 mil el año pasado. Desde 1975 hasta 2012 el registro federal muestra que los derrames de petróleo transportado por tren habían alcanzado 800 mil galones de crudo. Solo en 2013 llegó a 1.15 millones de galones, según la Agencia de Prevención de Accidentes de Oleoductos y Materiales Peligrosos.

Cerca de dos terceras partes de la producción de petróleo generado con la nueva tecnología de fracturación hidráulica (fracking) en los campos petroleros de Bakken es transportado por ferrocarril. Entre las explosiones de petróleo originadas en los campos de Bakken en el último año está la que ocurrió en Lac-Mégantic, Quebec, el julio pasado, que mató a 47 personas y destruyó gran parte de un pueblo; otro ejemplo son las explosiones incontroladas por un descarrilamiento cerca de Aliceville, Alabama, en noviembre; y un fuerte choque cerca de Casselton, en Dakota del Norte.

En las últimas décadas, el afán de ganancias de los patrones de la industria ferroviaria ha resultado en recortes del personal y la falta de mantenimiento de las vías, los interruptores y el equipo en general. A través de concesiones impuestas sobre los sindicatos en las décadas de 1980 y 1990, el furgón de cola desde donde los maquinistas podían observar el tren desde atrás, fue eliminado. La mayoría de los trenes, algunos de una milla de largo, son operados con un equipo de dos trabajadores, que laboran más horas, tienen responsabilidades mixtas y tiempos de descanso más breves.

También han aumentado en el último año los descarrilamientos de trenes de pasajeros. El 1 de diciembre, en el Bronx, Nueva York, un descarrilamiento mató a cuatro personas e hirió a más de setenta.

La gran mayoría de los 92 mil vagones que transportan líquidos inflamables son modelos viejos DOT-111, que fácilmente se pueden agujerar y oxidar. Las autoridades del gobierno han permitido que los patrones de la industria pospongan las mejoras y remplazos necesarios. En 2011 los propietarios de las vías y trenes llegaron a un acuerdo para “que los vagones nuevos fueran más fuertes, con mayor protección, usando un acero más grueso” informó el New York Times. “Sin embargo se negaron a mejorar los aspectos de seguridad de la flota actual debido al costo”.

El gobierno permite que los patrones ferroviarios mantengan en secreto el contenido y las rutas de los trenes. “Las autoridades municipales y estatales se quejan de que reciben poca información sobre los materiales peligrosos que son transportados por su comunidad o de la manera que se escoge la ruta por la que se transporta”, informó el Times.
 
 
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