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Vol. 78/No. 21      2 de junio de 2014

 
Ejecución en Oklahoma
suscita oposición a pena capital
(portada)
 
POR SETH GALINSKY  
Los problemas que ocurrieron durante la ejecución con una inyección letal de Clayton Lockett en Oklahoma el 29 de abril, han provocado atención a la lucha contra la pena de muerte y han puesto en la defensiva a los partidarios de esta práctica barbárica. Lockett tardó 43 minutos en morir, claramente en agonía. Durante este año 20 personas han sido ejecutadas en Estados Unidos.

La ejecución de Lockett es por lo menos la segunda que ha tenido problemas este año en Estados Unidos.

Los oficiales penitenciarios en Estados Unidos han estado experimentando con nuevas mezclas de drogas desde el año pasado, cuando compañías farmacéuticas europeas y americanas dejaron de vender el habitual “cóctel” de tres drogas que se usaba antes debido la oposición a la pena de muerte.

A Lockett le dieron un sedante, luego drogas para detener la respiración y el corazón. Fue la primera vez que el nuevo veneno en tres partes se utilizó en el estado.

“En mi opinión aun si la pena de muerte fuese perfecta, sin errores y sin dolor y solo contra personas terriblemente culpables, a pesar de ello me opondría”, dijo el reverendo Adam Leathers, vicedirector de la Coalición de Oklahoma para Abolir la Pena de Muerte, en una entrevista telefónica el 12 de mayo. “¿Por qué queremos encontrar la manera correcta de hacer algo incorrecto?”

De las 54 personas que hoy se encuentran bajo pena de muerte en Oklahoma, 21, el 39 porciento, son negros, 3 latinos y 27 caucásicos. Los negros son menos del 8 por ciento de la población del estado. A nivel nacional el 34 por ciento de los condenados a muerte son negros y el 56 por ciento son caucásicos.

“El sistema no funciona justamente, con justicia para todos”, dijo Garland Pruitt, el presidente del NAACP de Oklahoma, al Militante, observando el número desproporcionado de negros que enfrentan la pena capital.

La gobernadora de Oklahoma Mary Fallin exhibió la ejecución del 29 de abril como un evento de prensa importante para ganar apoyo hacia la pena de muerte. Ella había planeado una ejecución doble de hombres acusados de crímenes atroces. El plan era ejecutar a Charles Warner después de ejecutar a Lockett. Lockett fue condenado por disparar contra una adolescente y enterrarla viva.

Tomó 51 minutos encontrar una vena en Lockett para conectarle la línea intravenosa.

“Que comience la ejecución”, anunció la funcionaria de prisiones Anita Trammell al levantarse la cortina del cuarto de ejecución para que los testigos pudieran observar desde un cuarto contiguo.

Pronto quedo claro que las cosas no iban bien cuando Lockett empezó a sacudirse, balbuceando y retorciéndose de dolor. Los oficiales de la prisión dijeron que Lockett murió de un ataque cardiaco 43 minutos después de la primera inyección. La muerte de Warner fue suspendida.

Las condiciones de los prisioneros condenados a muerte son en sí mismas una forma de castigo cruel e insólito, dijo al Militante Lydia Polley, ex vicepresidenta de la Coalición de Oklahoma para Abolir la Pena de Muerte. Ella ha estado visitando a Donald Grant, quien lleva condenado a muerte ocho años.

“No se permite el contacto físico ni ver a los condenados a muerte”, dijo Polley. “Yo habló con él a través de un vidrio muy grueso. Hace mucho frío en el invierno y mucho calor en el verano”.

“Están en aislamiento completo 23 horas al día, cinco días a la semana. Durante los fines de semana están aislados 24 horas al día”, dijo. “Cuando están bajo observación por suicidio, los despiertan cada hora”.

“El patio de ejercicios es en realidad solo una pequeña celda con plexiglás por encima, entonces sí están afuera entre las 11 de la mañana y las dos de la tarde, pueden tener algo de luz solar”, dijo Polley. “Pero a Donald Grant, generalmente lo dejan entrar antes de las 5 de la mañana. El nunca ve la luz del sol”.
 
 
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