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Vol. 78/No.22      9 de junio de 2014

 
Gana apoyo en Harlem lucha
para liberar a los 5 Cubanos
(portada)
 
POR LEA SHERMAN  
Nueva York —Alrededor de 40 personas asistieron el 3 de mayo a la apertura de la exhibición de arte de los Cinco Cubanos “Yo me muero como viví”, de las 15 acuarelas de Antonio Guerrero en el Centro Jackie Robinson de Harlem.

Las pinturas de Guerrero muestran los primeros 17 meses que él y sus 4 compañeros, conocidos como los Cinco Cubanos, pasaron en confinamiento solitario después de ser arrestados enjuiciados bajo un caso amañado y encarcelados en Miami (Ver “¿Quiénes son los Cinco Cubanos?” a continuación)

Este centro, localizado dentro de un complejo de viviendas públicas, ofrece programas educativos después de la escuela, tales como clases de baile, actividades para adolescentes y básquetbol, entre otros.

Trece miembros de la Asociación de Inquilinos de Jackie Robinson hicieron una visita guiada de la exposición después de su reunión mensual del 15 de mayo.

Entre los que asistieron a la apertura se encontraban residentes, amigos y familiares del personal del centro y otros que colaboran con la lucha para liberar a los Cinco.

“Me encanta. Me identifico con cada pintura”, dijo Nyema López, quien vino a ver las acuarelas pintadas en prisión con sus dos hijos. “Mi esposo ha estado encarcelado durante 14 años y sabe de estas experiencias”.

“Estaban tratando de ayudar. Como mucha gente, fueron condenados injustamente”, dijo Donna Dennis, quien vive en el vecindario y se acababa de enterar del caso de los Cinco. “Me impresionó cómo hicieron el tablero de dados y de ajedrez de lo que tenían a mano”.

“En cada pintura uno pone su propia perspectiva”, dijo Leroy Erick Williams, un trabajador de limpieza que vive en uno de los apartamentos. “Ahí tienes una rosa que sale por una rejilla”, dijo, señalando al cuadro “La rejilla de ventilación”, una de las acuarelas. “No le pueden quitar la vida ni la belleza porque su mente no es prisionera, porque hay vida más allá de los muros”.

En la descripción de esta pintura Guerrero recuerda cómo se paraba sobre el inodoro para conversar con el preso en la celda de al lado. “Acostumbraba yo a leerles por esa vía mis poemas nuevos a mis hermanos”, dice Guerrero. Textos similares de Guerrero fueron colocados al lado de las pinturas.

También estuvieron presente en la apertura Juyeon Rhee y Soobok Kim, partidarios de la lucha por los derechos democráticos en Corea del Sur y por la reunificación de Corea. “La rejilla me recuerda cómo los prisioneros políticos en Corea del Sur se comunicaban entre ellos”, dijo Rhee.

“Teníamos 500 coreanos prisioneros en el Sur por sus creencias políticas”, dijo Kim. “Como los Cinco Cubanos, y a pesar de la tortura y las horribles condiciones de encarcelamiento, no cambiaron su manera de pensar”.

También fue parte de la exhibición un boletín con las fotos y biografías de los Cinco y otro en el que muestra las cartas decoradas que les enviaron a los Cinco los niños que asisten a los programas después de la escuela.

“Quisiera poder hacer algo para sacarte de la cárcel”, escribió un niño de 10 años. “Pero solo soy un niño y lo único que puedo hacer es contar tu historia a otros niños”.

Shakiema Dixon, del Centro Jackie Robinson, quien organizó la exhibición con ayuda de miembros del personal, moderó el breve programa. “No sabíamos nada de los Cinco Cubanos, pero una vez que leímos sobre esto nos dimos cuenta que la exhibición es un asunto cercano y estimado en mi corazón y el de la comunidad”, dijo.

Aaliyah Smalls, de 12 años, quien asiste al programa de clases después de la escuela y cuya madre trabaja en el centro, leyó “Sobrino”, uno de los poemas de Guerrero.

“La exhibición no solo se trata de Cuba y de los Cinco Cubanos. Se trata también de nosotros, por las millones de familias como las nuestras que pasan por el sistema penitenciario”, dijo Mary-Alice Waters, presidenta de Pathfinder Press y editora de “Yo me muero como viví”, que incluye reproducciones de las pinturas y descripciones escritas por Guerrero, Gerardo Hernández y Ramón Labañino, tres de los Cinco que aún están encarcelados. “Cuando luchamos por ellos, luchamos por nosotros mismos y por aquellos en nuestra comunidad”.

Ariel Hernández, primer secretario de la Misión Permanente de Cuba en la ONU, fue el último orador. “En Cuba, los Cinco son nuestros héroes porque estaban tratando de prevenir actos terroristas contra la Revolución Cubana”, dijo.

“Harlem es muy importante para el pueblo de Cuba”, dijo Hernández. Recordó cómo en 1960, Fidel Castro, quien se encontraba en Nueva York para hablar ante Naciones Unidas, retiró a su delegación cubana de un hotel de la ciudad luego de que la gerencia de ese hotel le exigiera un indignante depósito de 10 mil dólares en efectivo. En una demostración de solidaridad con la lucha del pueblo negro en Estados Unidos, Castro y su delegación fueron al Hotel Theresa en Harlem, en donde se quedaron hasta el fin de su visita. Miles de residentes de Harlem salieron a las calles a darles la bienvenida, así como Malcolm X, quien visitó brevemente a Castro.

En la recepción se sirvieron tortas y dulces preparados por miembros del personal y de la asociación de inquilinos.

Los visitantes de la exhibición de dos semanas compraron 15 libros de los Cinco Cubanos publicados por Pathfinder, así como 3 suscripciones al Militante y un ejemplar del libro Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero y de Las mujeres en Cuba: Haciendo una revolución dentro de la revolución. Treinta personas asistieron a la reunión de clausura el 17 de mayo.

Cinco personas compraron boletos para el autobús que viajará a la manifestación del 7 de junio en Washington, que es parte de los “5 días para los Cinco”.
 
 
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