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Vol. 78/No. 41      17 de noviembre de 2014

 
Cuba vs. EUA: dos respuestas
distintas al brote de ébola
(artículo principal)
(analisis)
 
POR SETH GALINSKY
Y STEVE CLARK
 
El contraste entre la rápida y generosa respuesta del gobierno revolucionario de Cuba y del pueblo cubano a la devastadora epidemia del ébola en África Occidental, y la falta de acción del régimen más rico del mundo capitalista en Washington, es tan extremo que en las semanas recientes hasta los directores del New York Times se vieron forzados a señalarlo.

“Aunque Estados Unidos y otros países acaudalados se han sentido satisfechos con contribuir dinero”, dijo el editorial del Times el 19 de octubre, “únicamente Cuba y unas pocas organizaciones no gubernamentales están proporcionando lo que se necesita con mayor urgencia: profesionales médicos dispuestos a atender pacientes”. Aunque “satisfecho” es difícilmente la palabra adecuada para describir la insignificante y retardada respuesta de los gobernantes norteamericanos, la diferencia es flagrante. “Cuba podría terminar jugando el papel más destacado entre las naciones que están buscando contener el virus”, escribieron los directores.

Lo que está recibiendo menos comentarios, es la igualmente radical diferencia entre los pasos decisivos de la dirección comunista de Cuba para prevenir la propagación de la epidemia en Cuba y en otros países de América, y las tardadas y erráticas medidas de salud pública de los gobiernos federal y estatales de Estados Unidos y de los partidos políticos, incluyendo con respecto al uso de cuarentenas cuando sean necesarias para prevenir nuevas infecciones.

Detener al ébola

Seleccionados de entre 15 000 voluntarios, Cuba ha enviado 256 trabajadores de la salud a Guinea, Sierra Leona y Liberia, muchos más que los enviados por cualquier otro país del mundo. Otro grupo de 205 voluntarios ha completado las tres semanas de adiestramiento riguroso, que incluye el uso de trajes de protección personal, y están esperando a que se construyan las instalaciones necesarias.

El gobierno revolucionario de Cuba no solo está organizando el esfuerzo para brindar tratamiento a los infectados con el ébola, sino también está minimizando el riesgo a los voluntarios médicos y deteniendo la propagación del virus. Cualquier cubano que sea infectado recibirá tratamiento en África, en un centro para extranjeros que estén prestando asistencia, y solo regresará a Cuba cuando se recupere, informó Jorge Pérez, director del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí.

A su regreso a Cuba todos los voluntarios serán puestos en cuarentena en un hospital por 21 días.

Cuba permite que pasajeros provenientes de África Occidental visiten Cuba si se someten voluntariamente a una cuarentena. Para el 20 de octubre, lo habían hecho 28 personas nativos de Sierra Leona, Guinea, Congo, Nigeria y Cuba.

En cambio, los métodos de la “industria” de la salud estadounidense, impulsada por las ganancias, y de los gobiernos a nivel federal, estatal y municipal, prometen mucho, cumplen con poco, y con frecuencia terminan haciendo daño.

Nomás pregunten a la familia y amistades de Thomas Eric Duncan, un visitante de Liberia que llegó a Dallas y a quien en septiembre le negaron tratamiento médico oportuno y murió como resultado de las diferencias del “cuidado” médico que reciben en Estados Unidos personas de diferentes clases sociales.

Dos enfermeras involucradas en el tratamiento de Duncan también contrajeron la enfermedad pero sobrevivieron. El sindicato de enfermeros y enfermeras National Nurses United señala que quienes atendieron a Duncan recibieron una capacitación deficiente, equipo de protección inadecuado, y que las agencias del gobierno no les dieron una orientación clara sobre los protocolos de seguridad que deberían ser seguidos.

Craig Spencer, un médico que regresó hace poco después de servir en la clínica de Médicos Sin Fronteras en Guinea, pasó dos días transitando entre la población de Nueva York, yendo a jugar boliche y viajando en los trenes y taxis después que comenzó a sentirse mal. Fue hospitalizado el 23 de octubre, y varias personas que tuvieron contacto con él han sido puestas en aislamiento.

Para intentar proteger sus intereses políticos frente a estos fiascos, los políticos capitalistas están respondiendo en la forma más inhumana y burocrática consecuente con las relaciones sociales que elevan las ganancias de un puñado de familias capitalistas por encima de la solidaridad humana.

El gobernador de Nueva Jersey Christopher Christie, por ejemplo, ordenó que la enfermera Kaci Hickox —quien había regresado recientemente de trabajar con Médicos Sin Fronteras en Sierra Leona— fuera puesta en cuarentena por 21 días en una tienda de campaña fuera del hospital University Hospital en Newark, con un escusado portátil, sin ducha y poco material de lectura.

¡El polo opuesto de la efectiva y digna cuarentena de 21 días planeada para el personal médico voluntario cubano a su regreso!

Estos errores han abierto divisiones entre los gobernantes de Estados Unidos, incluyendo entre la Casa Blanca y sus propios jefes militares. Washington ha prometido enviar 4 mil soldados para construir 18 clínicas en África occidental, pero hasta el 22 de octubre solo se habían enviado 500.

El 28 de octubre, el general Ray Odierno, jefe del estado mayor del ejército, ordenó al personal militar que regresara de los países afectados por el ébola a permanecer en cuarentena en las bases norteamericanas por 21 días antes de regresar a sus familias, amistades y al público. Y el general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto, ha propuesto que todos los soldados de Estados Unidos que regresen de esos países sean puestos en cuarentena.

Intentando evitar una disputa con sus designado alto mando militar que pueda ser políticamente dañina , el presidente Barack Obama argumentó en una rueda de prensa el 28 de octubre en la Casa Blanca que tales medidas son apropiadas para los soldados ya que su despliegue no es voluntario. “No esperamos que ellos tengan las mismas reglas” dijo.

Pero cuando se trata de personal médico norteamericano en África occidental —los cuales tienen contacto directo con pacientes afectados con ébola y tienen un riesgo alto— insistió Obama, una cuarentena desalentaría a voluntarios y socavaría los esfuerzos de instituciones norteamericanas de “seguir dirigiendo la respuesta global”.

“Ninguna otra nación”, dijo el presidente norteamericano, “está haciendo tanto como Estados Unidos para asegurar que se contenga y eventualmente se elimine la epidemia”.

Pero no es la imperialista “América”, sino Cuba socialista quien está “dirigiendo la respuesta global”. La racionalización de la Casa Blanca sobre su trayectoria es una muestra de hipocresía y mentira.

El 27 de octubre, el Centro para el Control de Enfermedades y Prevención del gobierno federal anunció nuevas medidas, incluyendo requerir que la mayoría de los trabajadores de la salud que han estado brindando tratamiento o trabajado cerca de pacientes con ébola se sometan a un examen médico diario y estén en contacto con funcionarios de la salud local sobre su temperatura— pero sin restricciones a sus movimientos hasta que sean diagnosticados.

Lecciones de la epidemia de SIDA
En la lucha contra la propagación del ébola, Cuba ha adoptado medidas sociales parecidas a las que usaron en la lucha contra la epidemia del SIDA. En Cuba, desde la década de 1980 hasta 1993, todas las personas que resultaron ser positivas a la presencia del virus fueron puestas en cuarentena y, al igual que todos en Cuba, recibieron atención médica gratuita.

Además de proveer educación sobre cómo evitar contraer el virus y una amplia distribución de condones, se realizaron más de dos millones de pruebas del virus en Cuba solo en 2011, y los médicos han sido entrenados para identificar males relacionados con el SIDA.

Cuba tenía un gran riesgo para el SIDA. Desde la revolución de 1959, miles de cubanos voluntarios internacionalistas —desde soldados a médicos e ingenieros— han viajado por todo el mundo, desde África hasta Haití y Asia. Mientras que casi todos los casos del SIDA en Estados Unidos son resultado de una sola cepa del virus, Cuba tiene 21 cepas diferentes.

El curso adoptado por Cuba ha dado buenos resultados. Su índice de SIDA es una sexta parte que en Estados Unidos. “La población de Cuba es solo un poco más grande que la de la ciudad de Nueva York”, señaló un artículo en el New York Times de mayo de 2012. “En las tres décadas de la epidemia global del SIDA, 78 763 neoyorquinos murieron de SIDA. En Cuba solo 2 364”.

Hoy, los voluntarios cubanos en África occidental son conscientes de la responsabilidad que ellos han asumido y por qué este tipo de solidaridad humana es esencial.

“Éste es el reto más grande que he enfrentado en toda mi vida”, dijo el doctor Osmany Rodríguez, veterano de las misiones médicas cubanas en Venezuela y Zimbabue, a CNN. “Poner fin a la transmisión [del ébola] es importante”, dijo. “No para el pueblo cubano, no para el pueblo africano. Sino para todo el mundo”.  
 
 
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