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Vol. 78/No. 42      24 de noviembre de 2014

 
‘NY Times’ debate política
de EEUU hacia Cuba
(portada)
 
POR JOHN STUDER  
El 3 de noviembre, el New York Times instó a la Casa Blanca a que intercambiara a los tres miembros de los Cinco Cubanos que aun permanecen en prisión por el agente de Washington Alan Gross, quien se encuentra en Cuba cumpliendo una condena de 15 años por realizar una operación encubierta del Departamento de Estado distribuyendo equipos sofisticados de comunicación a contrarrevolucionarios en la isla. Este editorial fue el último de cuatro publicados en el New York Times durante el mes pasado. Los editoriales hacen un llamado a la administración de Barack Obama a que normalice las relaciones diplomáticas con Cuba y ponga fin al embargo comercial y financiero que Washington ha mantenido contra la isla por más de cinco décadas.

La campaña del Times ha provocado fuertes críticas del Washington Post, el principal diario liberal en la capital de Estados Unidos, así como de otros medios capitalistas. El debate subsiguiente ha expuesto a luz pública las diferencias que existen dentro de la clase capitalista estadounidense sobre que estrategia se debe seguir para socavar a la Revolución Cubana. Y ha arrojado nueva luz a la incesante hostilidad de Washington hacia Cuba y al caso amañado de los Cinco Cubanos, en un momento en que centenares de voluntarios cubanos están llevando a cabo un esfuerzo sin paralelo para combatir el ébola en África occidental.

Desde la insurrección popular de 1959 que derrocó a la tiranía de Fulgencio Batista, la cual contaba con el respaldo de Washington, y llevó a los trabajadores y agricultores al poder, la política de Washington hacia Cuba ha sido guiada por una sola meta: restaurar la explotación capitalista y el dominio norteamericano sobre la isla.

Uno de los aspectos más constantes de la política norteamericana contra Cuba ha sido el embargo económico de Washington, diseñado para imponer el máximo sufrimiento en la población. Por más de cinco décadas el embargo ha sido mantenido con fuerza tanto por las administraciones demócratas como por las republicanas, y el uso de sus disposiciones más dañinas ha sido incrementado bajo la administración de Obama.

El 10 de octubre el Times publicó un artículo de primera plana titulado “En botes destartalados, emigrantes cubanos huyen de nuevo a Estados Unidos”. El editorial del día siguiente, publicado en inglés y en español, portaba el titular “Tiempo de acabar el embargo de Cuba”.

El Times hizo un llamado a la Casa Blanca a “retirar a Cuba de la lista que mantiene el Departamento de Estado para penalizar a países que respaldan a grupos terroristas” y “eliminar los límites a las remesas, autorizar mecanismos de inversión en las nuevas microempresas cubanas y expandir las oportunidades para norteamericanos que deseen viajar a la isla”.

“Desde 1961”, dice el editorial, Washington ha impuesto sanciones “con el objetivo de expulsar a Fidel Castro del poder. En el curso de los años, varios líderes estadounidenses han concluido que el embargo ha sido un fracaso”. Una relación más saludable, argumentan, le daría “a Washington más herramientas para respaldar reformas democráticas” y podría ayudar en la excarcelación de “Alan Gross, quien ha sido encarcelado injustamente por Cuba”. Este artículo guardó silencio sobre los Cinco Cubanos.

Ocho días después, el Times publicó un segundo editorial titulado, “La impresionante contribución de Cuba en la lucha contra el ébola”, en el que dijo que Cuba “podría terminar jugando el papel más destacado entre las naciones que están trabajando para frenar la propagación del virus”.

“Debe ser aplaudida e imitada”, dijeron los directores. Poco más de una semana antes el Washington Post publicó un artículo titulado “En la respuesta médica al ébola, Cuba compite muy por encima de su peso” y el Wall Street Journal publicó otro bajo el encabezado “Médicos cubanos al frente de la batalla del ébola en África”.

Hablando en nombre de la gran mayoría de los capitalistas estadounidenses, el Washington Post respondió a la campaña del Times a favor de un cambio en la política de Washington hacia Cuba, en un editorial del 20 de octubre titulado “Cuba no debe ser recompensada por negarle la libertad a su pueblo”.

Los directores del Post desestimaron las recomendaciones del Times diciendo que no hay “ninguna señal de que los hermanos Castro están aflojando su dominio”. Y que, “levantar el embargo recompensaría y ratificaría su intransigencia”, concluyó el Post.

El 25 de octubre el Times publicó un tercer editorial argumentando que la Casa Blanca “no debe seguir anclando la política exterior estadounidense en un curso errado que ha generado tensión en las relaciones de Washington con sus aliados en el hemisferio, que ha prevenido un fuerte comercio con la isla y le ha proporcionado al gobierno cubano una justificación para sus fallas”.

Religiosos: libertad a los 5, Gross

Cuando surgía este debate, John McCullough, presidente y director ejecutivo de Servicio Mundial de Iglesias, una coalición humanitaria de grupos religiosos, y otros dos dirigentes de la organización, visitaron el 13 de octubre a Antonio Guerrero, uno de los Cinco Cubanos, en la cárcel en Marianna, Florida.

McCullough anunció planes de encabezar una delegación eclesiástica a Cuba en noviembre para reunirse con líderes religiosos y familiares de los Cinco Cubanos y para visitar a su regreso a los otros dos miembros de los Cinco Cubanos que aún se encuentran en prisión, Ramón Labañino y Gerardo Hernández.

El 3 de noviembre los directores del Times pidieron “Un canjeo de presos con Cuba”, diciendo que “el continuo encarcelamiento del Sr. Gross se ha convertido en el principal obstáculo para lograr un avance diplomático”.

El Times dice que poner en libertad a los tres de los Cinco Cubanos que siguen en prisión — Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero — “sería justificable si se tiene en consideración el largo periodo que han estado presos, las inquietantes interrogantes respecto a la imparcialidad de su proceso judicial”, y de manera más importante “los posibles beneficios diplomáticos para despejar el camino hacia una nueva relación bilateral”.

Esto, argumenta el periódico, “permitiría que Estados Unidos tuviera mayores oportunidades de fomentar cambios positivos en Cuba”, es decir revertir los logros revolucionarios conquistados y defendidos por los trabajadores y agricultores de Cuba.
 
 
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